CHILE: 10 DE DICIEMBRE DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS

(EL TERRORISMO DE ESTADO CONTINÚA)

CHILE: 10 DE DICIEMBRE DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS
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Hoy, en todo el mundo, se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. Veremos cómo las grandes potencias que mantienen el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo hacen gárgaras de las bondades de la declaración universal, de la protección de los derechos fundamentales al mismo tiempo que desarrollan la industria armamentista, las guerras e invasiones, imponen el capitalismo y el saqueo mediante el FMI, cercenan la autodeterminación de los pueblos también mediante instituciones como la OCDE y dan rienda suelta al extractivismo en Asia, África y América Latina que donde la destrucción del medio ambiente avanza con toda rapidez y que es la cuna, esa destrucción, de los efectos del cambio climática y de la emergencia hídrica como del colapso civilizatorio que tanto se ha denunciado y que tiene a la humanidad y a todas las formas de vidas al borde del precipicio.

Las fuerzas imperialistas no sólo dirigen sus fuerzas en contra de los movimientos revolucionarios, contra aquellos que se enfrentan al poder en sus respectivas regiones y países sino también contra los movimientos sociales, contra sus dirigentes y también contra los defensores y activistas medioambientales que cada año cobran 200 activistas asesinados. Las transnacionales deberían ser consideradas las organizaciones criminales y terroristas de mayor envergadura conocida en la historia y que ha causado la mayor cantidad de víctimas y asesinatos conocidos desde que se inventó la escritura y los registros. Desde el narcotráfico hasta la industria armamentista, y más allá, las transnacionales también navegan en la internet oscura donde el tráfico de personas, órganos y todo tipo de transacciones horripilantes se llevan a cabo y que al final no sólo sirve, esa red, para la satisfacción de los deseos y depravaciones también de los grandes millonarios y fortunas sino también para el aumento de sus riquezas que desde el día, desde la internet conocidas por todos pasa por ganancias limpias y sanas respetuosas de las leyes del mercado, del derecho internacional (público o privado) y también, por qué no, de los derechos humanos.

La concentración mundial de la riqueza y a nivel nacional conlleva el aumento de la represión por parte de los Estados “nacionales” y el mayor desarrollo del terrorismo de estado que adquiere diferentes niveles de intensidad y formas pero que tienen todos esos procesos terroristas la misma finalidad: someter al pueblo y a las masas movilizadas y mantener los mezquinos y bastardos intereses de las clases dominantes, de las transnacionales y del imperialismo.

Si por terrorismo entendemos la aplicación de políticas y acciones destinadas a causar terror en la población, entonces, debemos decir que el Estado Burgués, el capitalismo en cualquiera de sus definiciones y etapas, es en esencia terrorista más allá de cómo son elegidos los gobiernos y con qué porcentaje de participación electora.

El Terrorismo de Estado no se puede limitar por definición solamente a la desaparición forzada de personas, a la tortura, al secuestro, a las ejecuciones sumarias por parte del Estado y de sus agentes sino que también se deben considerar acciones y políticas terroristas, por lo tanto genocidas, aquellas políticas destinadas a profundizar la destrucción del medio ambiente mediante el extractivismo llevado a cabo por la industrias mineras, agrícolas, ganadera y pesquera como también por la banca, la industria farmacéutica, la industria educacional y de los medios de desinformación que tienen todas como finalidad socavar la autoestima en la población, imponer la esclavitud mental y psicológica para mantener la esclavitud de millones alrededor del mundo, someter a regiones y continentes enteros y mantener a millones en la miseria e indigencia perpetuas. El sabotaje de las economías nacionales de procesos populares, el bloqueo económico a naciones que luchan por su autodeterminación, el derrocamiento de gobiernos legítimos, las invasiones militares y económicas son todas políticas imperialistas-capitalistas-terroristas. Son terroristas porque pretenden que mediante el ejercicio del terror en todos los ámbitos y planos mantener la situación de dominación por otros largos siglos.

En este contexto, Chile no es una excepción.

El terrorismo y la dictadura han estado presentes desde el mismo inicio de la invasión de los españoles, el genocidio contra las primeras naciones y desde la fundación misma de la república y de la nación chilena y con ello del Estado. Los administradores han cambiado de nombre, de denominación y de alianza política produciendo lo que tanto adoran los teóricos burgueses como la “alternancia en el poder” sin embargo la clase dominante no ha cambiado y se ha mantenido ahí desde siempre. Para la clase dominante no existe la posibilidad de alternancia en el poder ya que ella concentra todo el poder y se levanta por la clase autoritaria, dictatorial y despótica por excelencia. La única alternancia en el poder posible es aquella que se produce mediante la revolución proletaria.

Las matanzas en Chile han estado siempre a lo largo de nuestra historia. 25 en total y vendrán más. Así, también, las violaciones a los derechos humanos han estado presentes no son cuestiones de ahora o recientes. Ha estado en el adn de nuestra historia. Es cosa de mirar para atrás y veremos cómo esta larga y angosta faja de tierra, a la cual llamaron Chile, se viste como un largo y angosto cementerio donde las fosas comunes están repartidas por toda su geografía.

En la historia recientes, inmediata, el terrorismo de estado dio continuidad también desde 1990 en adelante sin que fuera una herencia sepultada de la dictadura. La creación de la Oficina de Seguridad Pública, la construcción de la Cárcel de Alta Seguridad, la aplicación de la ley Anti Terrorista, la mantención y vigencia actual de la Ley de Amnistía de 1978 (dictada por la dictadura), la Detención por Sospecha, la militarización de la Araucanía, la prolongación de la prisión política ya sea por pertenecer a movimientos revolucionarios como al pueblo mapuche, el asesinato de luchadores sociales, la mantención de los militares genocidas es cárceles de lujo, la negación que el terrorismo de estado aplicado en dictadura fue una responsabilidad institucional reduciéndola a responsabilidad individual (Informe Rettig) fue la base que requirió la clase dominante “chilena” para perfeccionar y y prolongar el modelo neoliberal en todos los planos.

Sin esa brutal represión de los primeros gobiernos civiles pos dictadura hubiese sido imposible que Chile se hubiese levantado como ejemplo neoliberal para el mundo. El “milagro” económico que quisieron exportar desde Chile para el mundo fue posible mediante el asesinato y la más amplia y profunda violación sistemática de los derechos humanos y con ello con la aplicación del terrorismo de estado en diferentes fases e intensidades.

No sólo la violación a los derechos fundamentales se llevó a cabo en el plano de los derechos políticos y civiles sino en toda la amplia gana de derechos humanos que como se definen hoy son de 1º, 2º, 3º, 4º, 5 y 6º generación. Todos los derechos humanos fueron y son violados en Chile sin importar su generación y sólo uno respetado a como de lugar: el derecho de propiedad y en específico el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción.

El capitalismo extractivista, productivista ha llevado a Chile a ser uno de los países más afectado por la emergencia climática. Más de 120 comunas de Chile se encuentran en emergencia hídrica y muchas dependientes de camiones aljibes. La desertificación avanza cada vez más. Comunas son dejadas sin agua ya sea como consecuencia de la industria agrícola o por el acaparamiento / robo del agua de los latifundistas. Las hidroeléctricas y represas no sólo destruyen los bosques y el medio ambiente, sino que inundan pueblos y entierran la historia. 25 tratados de libre comercio firmados por Chile y ahora va por el TPP 11. Toda nuestra economía y recursos se encuentran en manos de las transnacionales y con ello nuestras vidas. Si el Estado de Chile nunca tuvo cómo función la defensa de la vida de los pueblos de esta región sino de la clase dominante, hoy, defiende ese mismo Estado los intereses de las transnacionales en Chile y del imperialismo mismo.

Es este mismo Estado el que ha prolongado el patriarcado, la violencia de género, contra la mujer, contra las disidencias sexuales y contra todo aquel que sea diferente y que se encuadre en ese prototipo de “chileno” y “chilenidad” fomentando así las políticas discriminatorias, segregacionistas, racistas, xenofóbicas y fascistas. Se persigue a los inmigrantes negros, morenos y afrodescendientes, pero se abre las puertas a los inmigrantes europeos. El mapuche, los pueblos originarios son extranjeros en su misma tierra. En la tierra que les pertenece y hoy son territorios ocupados.

El estallido social, la revuelta proletaria, el levantamiento popular sólo evidenció esa tremenda fractura a lo que los politólogos burgueses llaman “la brecha de desigualdades” y a lo que los marxistas llaman lucha de clases. Esta fractura social no es otra que aquella que tiene a dos clases en pugna antagónica: la burguesía y el proletariado. Los primeros concentrando la mayor de las riquezas y del poder y la segunda, mayoritaria, concentrando las mayores miserias, pobrezas y explotación. Qué duda cabe que ese estallido se fuera a producir si las condiciones de vida la mayoría, el proletariado, son inhumanas.

El pueblo no sólo despertó en torno a sus condiciones de vida, sino que vio al Estado en toda su dimensión y vio el rostro terrorista de este aparato que hasta hace poco se vestía de fiesta y de buena persona. El Estado desplegó toda su brutalidad y represión, todo su terrorismo policial que es una de las expresiones del terrorismo de estado. Plagó las calles de fuerzas militares armadas con fusiles M16 y traje de camuflaje propio de una guerra. La policía militarizada de carabineros comenzó a mutilar en la vista a cientos de personas que se manifestaban, los muertos comenzaron a aparecer uno tras otros. Las denuncias de mujeres acusando abusos sexuales y violaciones en comisarías, por carabineros y militares no se hizo esperar. Dos personas completamente ciegas. 5000 presos políticos y 35.000 judicializados fue el saldo de ese levantamiento social que en medio el dictador Piñera le declaraba la guerra. La clase política en su conjunto hizo lo posible por frenar la caída de ese gobierno asesino. Unos mediante la no convocatoria a una huelga general productiva popular y prolongada y otros firmando acuerdos políticos de espaldas al pueblo con las mismas fuerzas políticas de ultraderecha que sustentan el gobierno de Piñera. Ambos buscando una salida institucional y/o una salida burguesa a la crisis.

En este contexto, de reinante represión policial y económica, Piñera se compra la AFP Habitat, la Corte de Apelaciones deja en libertad a 90 militares genocidas integrantes de la Operación Colombo, el ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, firma con la OCDE un acuerdo para que esta asesore a Chile en la redacción de la nueva constitución en el marco de la Convención Constituyente. Esto último constituye un nuevo amarre que se suma al quorum de 2/3 y a la prohibición de cambiar el modelo económico que establece la Ley 21.200 que es la que convoca a la convención constitutyente.

Pero esta situación no es privativa de Chile.

Las últimas detenciones y represión en Perú contra Movadef y Fudepp donde más de 60 dirigentes sociales han sido detenidos, la existencia de la ley contra la Apología del Terrorismo, la prisión política contra Abimael Guzmán y Víctor Polay sus compañeros y compañeras sólo tienen como finalidad la de ocultar la profunda crisis del capitalismo en Perú y que ha tumbado a numerosos gobiernos sucesivamente, y que ha llevado a la cárcel a expresidentes y uno al suicidio, supuestamente. Las contradicciones interburguesas son ocultadas mediante la aplicación del terrorismo de estado.

Guatemala también es una olla a presión. Fue el pueblo el que con la miseria, explotación y rabia acumulada el que entró al congreso y arremetió contra este incendiándolo. Otro estallido social que suma América Latina.

Haití lo siguen saquendo y desangrando. Cada día se producen protestas y asesinatos a manos del Estado y de la policía terrorista que también se encuentra al servicio de las potencias extranjeras. Y el resto de los países de nuestra América Morena y Rebelde la pobreza y la indigencia van en aumento, en forma galopante, como es el caso de Argentina y del resto del continente.

El terrorismo en su versión de capitalismo sigue sembrando el pánico, la desesperanza, el terror y la furia en los pueblos. Los procesos populares reformistas que se levantaron como alternativas al capitalismo han chocado contra el muro de sus propias limitaciones de su proyecto al no ser capaces hasta ahora de superar los marcos del Estado y democracia burguesa, del capitalismo y avanzar hacia la construcción de un nueva estado y democracia. Esto explica, en parte, el golpe de estado en Bolivia y la situación en Venezuela como el permanente bloqueo a nuestra querida Cuba.

La única forma que tienen los pueblos de vencer el terrorismo de la burguesía y del capitalismo es transformando los estallidos sociales en procesos populares, en revoluciones populares. Es transformando las revoluciones populares, enmarcadas en reformas al capitalismo, en revoluciones socialistas que entierren definitivamente el modelo de explotación capitalista. De no ser así, los procesos populares que se han hecho del Estado Burgués y que han reformado el capitalismo se mantendrán en sus limitaciones propias e inevitablemente se derechizarán y echarán marcha atrás con las conquistas obtenidas por la clase trabajadora y las transnacionales no tardarán en volver en gloria y majestad. El terrorismo internacional, el de las transnacionales y del imperialismo, habrá vencido. Crear un, dos, tres Viet Nam sigue siendo la consigna

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