CHILE: NIÑOS EN RESISTENCIA. SOCIEDAD EN DECADENCIA

(UN PODER DESQUICIADO)

CHILE: NIÑOS EN RESISTENCIA. SOCIEDAD EN DECADENCIA
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Resulta difícil comentar un libro que es sobre la niñez de resistencia especialmente cuando este es compuesto por relatos genuinos y dibujos hechos por los mismos niños que nos entregan sus impresiones sobre el levantamiento popular ocurrido en Chile desde el 18 de octubre de 2019 en adelante.

Estos relatos fueron realizados por estudiantes de enseñanza básica en un colegio de la comuna popular de la comuna Pedro Aguirre Cerda (Región Metropolitana) en las clases de Lenguaje del profesor Gabriel Soto San Martin que actúa como recopilador que da vida al libro “Relatos de niñxs en resistencia”, coeditada por Recreo Ediciones y Páramo Editorial (2020).

Son muchas las emociones y recuerdos que se vienen a la mente como reacción al ver las imágenes y sentir los relatos.

Lo primero es constatar la valentía y coraje por parte del joven maestro al ocupar el espacio de la asignatura como un espacio para el análisis conjunto con los niños de un período de la historia de Chile quizás único en su historia al constituir una de los estallidos sociales más masivos, prolongados, violentos, intensos y que fue capaz de cubrir todo el territorio nacional.

La valentía y coraje se debe en cuanto a que la función primordial de la educación escolar no es más que la reproducción y perpetuación del sistema de dominación de clase, de la perpetuación de la moral y de la ideología de la clase dominante, de esa minoría social privilegiada que le impone a la mayoría de la sociedad su voluntad y proyecto dictatorial de sociedad. Marx tiene razón cuando señala que las ideas dominantes en una sociedad son las ideas de la clase dominante y desde allí tanto los colegios cumplan una función primordial donde el profesor es el principal ejecutor. Desde esta perspectiva el docente tiene, desde su quehacer, sólo dos posibles vías: ser ese ejecutor y perpetuador de las ideas dominantes, y por lo tanto, de la sociedad capitalista (criminal) o pararse frente al poder, enfrentarlo y denunciarlo con la finalidad de superarlo y enterrarlo partiendo por abrir los espacios para que sean las nuevas generaciones las constructoras y parteras de la nueva sociedad. Este último camino es el que abraza el profesor Gabriel y es ahí su valentía y coraje.

Las imágenes evocan personas, niños y niñas, sufrientes, impactados y violentados por las escenas de represión, torturas, muertes y abusos derivados del terrorismo policial y de la complicidad de una clase política y gobierno cual bestias se ceban en la sangre de muchos. Las imágenes bien podrían obedecer a dibujos realizados por niños en cualquier parte del mundo donde se lleve a cabo un conflicto armado. Quizás, en el caso del estallido social en Chile, también tuvo elementos de conflicto armado donde también este ayudó a develar el carácter genocida del brazo armado de la burguesía.

Los recuerdos que este libro provoca son aquellos que traen al presente los 307 niños desaparecidos y ejecutados durante la dictadura militar burguesa de Pinochet por quienes el presente neoliberal y pandémico del Chile actual nadie recuerda. Son los estudiantes secundarios durante el 2006 realizando el mochilazo por sus justas demandas. Son esos mismos estudiantes que durante el 2011 se toman todos los colegios en todo Chile donde son expulsados 3000 estudiantes secundarios y donde las marchas estudiantiles son reprimidas ya brutalmente donde los abusos sexuales contra esos menores y las torturas perpetradas por la policía militarizada de carabineros fue desatada. Son los 1500 niñxs proletarios asesinadas en dependencias del Servicio Nacional de Menores (dependiente del Estado) y esos 5000 niñxs desaparecidxs de la misma institución. Son las imágenes de niñxs mapuche siendo violentado en sus más legitimos derechos cuando las salas de clases de sus colegios son allanadas por las fuerzas especiales de esa misma policía militarizada esta vez en la Araucanía. Son los 11 menores de edad que producto de la revuelta son hoy presos políticos. Son los niñxs proletarios sumidos en la prostitución infanto-juvenil, en la drogadicción y en el trabajo infantil los que aparecen, también, configurando la amplia gama de los niñxs en resistencias. Es también Anthony Araya siendo lanzado desde el Puente Pío Nono por un cobarde, por un abusador, por un criminal. 

Es este libro la mayor de las provocaciones que puede sufrir el conjunto de los trabajadores de la educación. Desde esta publicación la función docente debe sufrir un cambio radical y profundo. Nadie, y en especial ninguno de esos trabajadores, puede quedar indiferente a estos testimonios. Ninguno de los y las docentes puede continuar, de ahora en adelante, exigiendo a sus alumnos la repetición mecánica de los contenidos, la aplicación de la pedagogía autoritaria, nefasta, que una parte importante de los profesores desarrollan. Desde ahora los docentes deberán reconocer filas al lado de los niñxs proletarios, de aquellos que también son parte de este estallido social que en su mayoría lo viven en silencio y en el anonimato pero que ahora sacan la voz y realizan una de las mayores denuncias hasta ahora conocidas de esa infancia en medio de este estallido, levantamiento o revuelta. Desde aquí la infancia no podrá ser vista en forma paternalista, sino que tendrá que ser considerada, como siempre debió haber sido, como sujeto, como actor político-social, como seres conscientes y como seres denunciantes.

Son estos mismos niños, estos mismos menores de edad que la clase política, el gobierno y el Estado los que le han rebajado su edad para hacer cumplir su responsabilidad penal, que le han aplicado la Detención por Sospecha, primeramente, y el Control de Identidad, ahora, la misma infancia que le quisieron militarizar sus aulas mediante la política terrorista de Aula Segura la que se levanta, resiste y denuncia de la mano de su profesor. Una forma rebelde de ejercer la docencia donde aquello de enseñanza-aprendizaje se invierte dando paso a aprendizaje-enseñanza.

Pero este libro es también un emplazamiento, una crítica ácida o una denuncia a una izquierda chilena que nuevamente ha llegado tarde. Si llegó tarde en el combate del patriarcado construyendo una izquierda patriarcal, ahora, ha llegado tarde en relación a la concepción que tiene de los niños constituyéndose como una izquierda adultocéntrica privilegiando, en su mayoría, una interpretación parternalista de la infancia. Es la constatación que la misma visión que ha impuesto la sociedad burguesa sobre los niñxs es la que gran parte de la izquierda ha hecho propia. Esa visión que los niñxs no son sujetos, entes pensantes, actores políticos sino seres al cual se les debe dar forma, que deben recibir en forma pasiva y acrítica lo que se les dice e impone, personas a los cuales se les debe normar y disciplinar, transformar en seres obedientes adaptados a la sociedad y buenos soldados. 

Cuando un niño es capaz de señalar:

“En la noche pasaban helicópteros negros, a una altura baja. Las noticias y los medios de comunicación mentían cada dos por tres, mientras que la gente común como yo intenta hacer su rutina, sin que las Fuerzas Armadas nos dañen, los de clase alta y los políticos siguen en sus casas gigantes sin escuchar al pueblo, tan cobardes y ratas como siempre”.

Cabe la pregunta: ¿Qué tipo de sociedad nos han impuesto?

Cuando otro niños nos dice:

“Yo he tenido miedo y rabia, miedo por las cosas de las balas y los toques de queda y he tenido rabia por el metro, las subidas del agua, luz, etc. Y por el poco dinero que dan y las alzas de productos y he visto que muchas personas protestan y los pacos tiran puras lacrimógenas a personas que protestan pacíficamente”.

Podemos constatar la brutalidad y esencia criminal de este sistema.

Cuando otros de ellos señalan:

“Lo bueno es que aún no nos rendimos, seguimos manifestándonos pacíficamente para conseguir lo que queremos: dignidad, justicia, paz, respeto, igualdad, educación”.

Y otro señala:

“Me gusta lo que está pasando porque ya era hora que Chile despierte y que el gobierno cambie, pero a la vez me da rabia porque las noticias nos mienten, por ejemplo, la otra vez mostraron que se metieron a saquear a una farmacia, pero no era verdad, era para una abuelita que necesitaba ayuda”.

Entonces estamos frente a la esperanza que las futuras generaciones no fueron vencidas por el terror y que la victoria futura será cierta.

La felicidad de un pueblo, en definitiva, se ve en la sonrisa de los niños y en la medida que nuestros niños no la dibujen en sus rostros, ellxs junto a nosotros o mejor dicho nosotros junto a ellxs, dejando atrás la visión adultocéntrico de la revolución social necesaria, tendremos que continuar esta resistencia conjunta y solamente decir: SÓLO LA LUCHA NOS HARÁ LIBRES. LA LUCHA CONTINÚA.

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