EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE Y SU XXVI CONGRESO

(MÁS QUE REVOLUCIÓN: REFORMA)

EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE Y SU XXVI CONGRESO

Ha finalizado el congreso del Partido Comunista de Chile y sus resoluciones dadas a conocer a la opinión pública.

El PC nacido en 1922, y heredero del Partido Obrero Socialista primer partido obrero y revolucionario chileno ambos fundado por Luis Emilio Recabarren, ha sido uno de los principales referentes de la historia de Chile ligado desde sus inicios al movimiento sindical y social. Con todo ha pasado por diferentes períodos no ajenos a contradicciones internas y divisiones como por ejemplo la condena al pensamiento de Luis Emilio Recabarren posterior a su asesinato, la expulsión / alejamiento de uno de sus máximos dirigentes de los años 40s, Luis Reinoso, que posterior confluyera y aportara en la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y en los años 80s la separación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez dirigido por el entonces Comandante Raúl Pellegrín.

Todos esos fraccionamientos fueron la consecuencia lógica de la lucha ideológica en su interior en cada uno de dichos períodos que en el fondo representaban la disputa entre un sector reformista (derecha) y un sector revolucionario (izquierda) manteniéndose los primeros en la conducción de la estructura partidaria y prolongando así las políticas de derechas dentro del campo de la izquierda que se traduce en transformar el electoralismo, el parlamentarismo y la colaboración de clases en sus principales ejes que se traduce al final en un etapismo y en el intento de cambiar al capitalismo desde dentro utilizando para ellos las estructuras del Estado (revolución desde arriba).

La Unidad Popular y la Vía Pacífica al Socialismo, y el posterior golpe de estado, debió ser, desde el desenlace de ese proceso popular, un punto de inflexión que debió haber llevado al Partido Comunista a la rectificación de su línea política conciliadora no ocurriendo aquello.

Una vez iniciada el terrorismo de estado y el genocidio por parte de la dictadura militar burguesa, a finales de los 70s, el PC asume la tesis el “vacío histórico” que se reduce a no haber considerado el elemento militar en la construcción y teoría partidaria y asume “todas las formas de luchas” en lo que se conoció como Política de Rebelión Popular de Masas y que da nacimiento al FPMR como un aparato armado dependiente del PC.

Si bien esta política constituye una excepción en la historia del PC, y un leve avance hacia posiciones más radicales o revolucionarias, no constituye un cambio radical a su línea histórica. La Rebelión Popular, por más radicales hayan sido las acciones armadas que los aparatos del PC realizaron, no tuvieron como objetivo la toma del poder ni menos estuvieron sustentadas en una estrategia revolucionaria de poder. El PC en este entonces asumió que la contradicción principal era DICTADURA O DEMOCRACIA levantando la consigna Democracia Ahora omitiendo si lo que se perseguía era una democracia capitalista, una democracia popular o simplemente acumular fuerzas para transformar la lucha contra la dictadura en un proceso revolucionario. Esto último fue plenamente descartado.

Esa renuncia a impulsar desde la lucha anti dictatorial un proceso revolucionario se plasmó desde los meses posteriores al golpe de estado en lo que el PC llamó a la creación de un Frente Anti fascista que iba desde la Democracia Cristiana, partido golpista, hasta la izquierda. Los vínculos y negociaciones del PC con la DC durante la dictadura siempre se mantuvieron y el PC siempre estuvo en la disposición de llegar a acuerdos con la DC en el mismo momento en que los aparatos armados realizaban operaciones. Así, el elemento armado siempre fue accesorio, supeditado a la vieja política reformista del PC durante la dictadura que se mantuvo casi intacta y que se ha prolongado hasta nuestros días. El electoralismo, el parlamentarismo, el etapismo, la colaboración de clase y el reformismo hoy se expresan al igual que ayer y se refuerza en el reciente congreso que ha concluido.

Si bien el PC logra la unidad con la antigua Concertación, con los partidos burgueses, mediante la Nueva Mayoría, antes de esta alianza política el PC apoyó la elección de Patricio Aylwin y de su programa, desarrolló pactos de omisión, llamó a votar por Ricardo Lagos y Michel Bachelet en su primer mandato, conformó la Nueva Mayoría, evitó impulsar la huelga general productiva durante el estallido social, y ha colaborado mediante su juego parlamentario en sostener al gobierno de Piñera y ha impulsado la unidad más amplia de la “oposición” desde la DC hasta el Frente Amplio ante los próximos eventos electorales, unidad que abarca tabién a las fuerzas burguesas que perfeccionaron el neoliberalismo, es decir, mantiene su vía pacífica intacta.

Al leer las resoluciones emanadas del Congreso del PC, en términos generales, cualquiera que se defina como izquierda estaría de acuerdo por cuanto son cuestiones elementales, básicas sin embargo cuando se escarba en cuestiones más profundas ahí aflora el oportunismo y camino errado del PC.

Establecer que la crisis en que se encuentra el mundo es una crisis “planetaria” y no definirla, por lo menos en el texto de las resoluciones, como una crisis del capitalismo imperialista, que esa crisis del capitalismo ha traído una crisis y emergencia climática derivada también del mismo modelo en su versión extractivista y como consecuencia del neocolonialismo, es por lo menos una omisión de suma importancia que desfigura cualquier proyecto incluyendo el del PC.

Si bien señala que aun encuentra vigente el marxismo-leninismo, la revolución socialista, se declara anti imperialista y establece como una objetivo estratégico la derrota estratégica de la oligarquía, nuevamente omite lo que intentó reconocer durante la dictadura: el vacío histórico. Si se plantea desde el anti imperialismo y derrotar a la oligarquía entonces esos objetivos nobles no se pueden lograr sin la elaboración de una política-militar, una estragia de igual contenido ni menos sin la construcción de una fuerza material propia. Tampoco un partido de masas, como es el PC, abierto y conocida toda sus estructuras como cuadros dirigentes es la herramienta precisa para llevar a cabo estos objetivos estratégicos, si es que esos objetivos son genuinos y son asumidos de corazón. Eso es ir justamente en contra del marxismo y concretamente del leninismo que dice asumir y es una bofetada a la misma ideologái revolucionaria por cuanto en ninguna parte de dicho cuerpo ideológica se establece que el colaboracionsimo de clase, el reformismo, el etapismo ni menos la construcción de un partido de masas sean parte del programa revolucionario o leninista.

Más adelante señala el PC que la actual contradicción es entre capital/trabajo (se repite cual mantra) avanza un paso más y señala que la contradicción es entre neoliberalismo / democracia. Si en dictadura levantó la consigna dictadura o democracia hoy reemplaza el concepto “dictadura” por neoliberalismo manteniendo el mismo enfoque y vacío. Si dictadura y neoliberalismo lo podríamos considerar como sinónimo o dos caras de una misma moneda (dictadura del capital) debemos también señalar que en ambos casos es el Estado Burgués, el derecho burgués el que regula a ambos siendo la democracia burguesa una de sus expresiones. Si el PC establece que lo que se debe conquistar es la “democracia” como contraposición al neoliberalismo (=dictadura), y siendo que el PC, desarrolla el colaboracionismo de clase, entonces la democracia que hay que conquistar y profundizar según el PC es nada más ni nada menos la democracia burguesa.

Nuevamente, el PC, al igual que ayer, no pone en el centro la construcción de una fuerza revolucionaria cuyo objetivo estratégico sea la toma del poder y la derrota definitiva del poder de la burguesía, de la oligarquía y del imperialismo. Una fuerza revolucionaria que renuncia a los métodos conspirativos, que se muestra abierta y pública, que renuncia a la creación de una fuerza militar propia, que se asume como un partido de masas (no leninista) y que se muestra más incentivado en llegar a acuerdos estratégicos y tácticos con sectores burgueses y progresistas ante que con sectores revolucionarios es un partido que renuncia al camino revolucionario y se sabe limitado solamente a un proceso popular cuya finalidad será solamente la de humanizar el capitalismo y en el mejor de los casos, desde su perspectiva alcanzar un Estado de Bienestar / Capitalismo de estado para mostrarlo como un supuesto estado respetuoso de los trabajadores y pueblos manteniendo, claro está, la explotación del hombre por el hombre, y la propiedad privada sobre los medios de producción.

Nada nuevo ha emanado del congreso del PC salvo sus viejas políticas, estrategias y tácticas que dio pie a la Vía Pacífica al Socialismo y que fue aplastada sin que ello haya derivado en una profunda autocrítica, rectificación de su política y construcción partidaria, el haber dejado atrás el reformismo para asumirse como una fuerza revolucionaria. Nada de eso emanó sino la ratificación de todo cuanto los clásicos del movimiento comunsita internacional combatieron y que asociaron, esos males y desviaciones, a la socialdemocracia.

Pero este “nuevo” anuncio del PC no nos debe hacer gastar tiempo en transformar la crítica al PC como uno de los pilares de la construcción política, sino que los sectores revolucionarios deben mirar su propio accionar, sus propias formas de construcción, su ausencia de congresos partidarios y de unidad, como la ausencia de programa, estrategia y tácticas propias para que desde la crítica al PC y de las claras y evidentes deficiencias propias dar los pasos conducentes para la construcción del instrumento revolucionario que el PC claramente no llenará y que ya no llenó.

La presencia de un partido reformista de masas sólido como el PC que actúa como tapón para que el proceso popular hoy en marcha se transforme en un proceso revolucionario debe llevar a anteponerle la presencia de un partido revolucionario de cuadros sólido que se debe construir. Están dadas las condiciones objetivas, y subjetivas para avanzar en esa dirección, en abrir procesos de unidad y confluencias sólo falta lo esencial: voluntad e iniciativa políticas.

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