LUCHA ELECTORAL ENTRE LAS FUERZAS NEOLIBERALES Y SOCIAL DEMÓCRATAS

 

LA CAVIARADA ENTRE NOSOTROS

Por Carlos Angulo Rivas

Marzo, 03/2021

Los “caviares” son una gran familia. Y como en toda familia existen enormes diferencias, aunque los parientes se ayuden entre si. ¿Qué los une? La respuesta está en la defensa de los “Derechos Humanos,” de la “democracia,” de la “estabilidad política” del “Medio Ambiente,” de la ideología de género, de la inclusión, del eufemismo de la “Sociedad Civil,” del financiamiento de las ONGs vía fondos europeos y estadounidenses. Sin embargo, cada uno de estos grupos, personas o partidos tienen sus propias interpretaciones fundamentadas, según ellos, en lo “políticamente correcto.”

En realidad, decir “caviares” no es una descalificación, así parezca, sino un sentido práctico de ubicar las tendencias políticas. Para nada es una palabra peyorativa o insultante. Y ahí está el meollo del asunto porque la derecha y ultra-derecha coloca a todos en un mismo saco. De esta manera, Toledo, Humala, Kuczynski, Susana Villarán, Martín Vizcarra, Francisco Sagasti y los Morados, son todos iguales a Verónika Mendoza, Marco Arana, los intelectuales de estas corrientes y quienes reconocen las reformas estructurales positivas del general Velasco Alvarado.

Sin embargo, de estas tendencias observadas, sin pasiones políticas ciegas, se puede diferenciar y establecer, claramente, a la Derecha “caviar” o sea la centro-derecha; y la Izquierda “caviar” o sea la centro-izquierda. La Izquierda Socialista puede ir de aliada o separada, pero es sustancialmente otra cosa porque habla, fundamentalmente, de los trabajadores, los campesinos, la explotación capitalista, la expropiación a las empresas multinacionales explotadoras de los recursos naturales estratégicos, de la revolución y la justicia social.

No obstante, para la derecha (Apra, Urresti, Lescano, etc.) y ultra-derecha (Keiko Fujimori, López Aliaga, De Soto, etc.) existe un claro interés político: todos los “caviares” juntos y los socialistas son “comunistas” y por consiguiente ”terroristas.” Maniqueísmo utilizado para emplazarse en la carrera electoral, usando el principio eterno inamovible entre el “bien” por supuesto ellos; y el “mal” todos los demás. Se pretende con esta especie de religión fanática, resucitar la enorme corrupción pre-existente en el Estado, herencia del aprofujimorismo en el país. Herencia corrupta aprovechada por Toledo, García, Humala, Kuczynski, Vizcarra y Sagasti.

Ahora bien, la naturaleza de esta observación analítica muestra conductas coyunturales fuera de cualquier principio básico de identidad política, me refiero a lo “políticamente correcto” sin miramientos. Estos son errores graves de la centro-izquierda donde, aparentemente, ambos bandos “caviares” se juntan e interactuan. Como ejemplos, tenemos siempre el llamado a apoyar el “mal menor” Toledo-Humala-Kuczynski; o la NO vacancia de los inmorales Kuczynski y Vizcarra,

Se defendió a Martín Vizcarra con dientes y uñas; los “caviares” dijeron en aquel momento abogar por la “estabilidad política” y la “democracia” en medio de la pandemia; y hoy con la misma orientación defienden al Interino Francisco Sagasti, cuyos graves errores, deficiencias, catastróficos nombramientos MORADOS y entreguismo, saltan a la vista de cualquiera. La ineptitud, corrupción, mentiras e incapacidad moral de Vizcarra está demostrada. No hay dudas.

La destitución de este desvergonzado delincuente, por 105 votos del Congreso, fue un hecho necesario impostergable. A Manuel Merino, en sucesión constitucional, le correspondía asumir el cargo formalmente; pero debió revisarse el nombramiento de encargado de la presidencia de la República; en tanto y en cuanto, sus limitaciones personales jugaban en su contra. Peor aún, cuando este comisionado-interino, Merino, recurrió a la caverna de ultra-derecha, representada por Flores Aráoz en el cargo de primer ministro, sin consultar con el Congreso a fin de nombrar un equipo de gobierno multi-partidario consensuado de técnicos reconocidos.

¿Qué ocurrió después? Salta a la vista de todos que también existe en la Derecha “caviar” una suerte de medios de comunicación alineados (La República, El Comercio, la radio y TV, manejados por este monopolio informativo) En ese nido de “caviares” unidos se creó el “Golpe de Estado” y la narrativa de campaña para la renuncia de Manuel Merino. En incendiaria defensa de Vizcarra salieron estos medios, regularmente financiados con publicidad estatal, a denostar, agraviar y vilipendiar, al Congreso llamándolo “golpista” sin ton ni son. Todos conocían la falsedad de esta imputación porque la destitución de Martín Vizcarra fue un acto justificado y legal, en aplicación a lo estipulado en la Constitución cuando el mandatario incurre en incapacidad moral permanente. La vacunación clandestina Covid 19 de este sujeto, su esposa y allegados, se agrega a los actos de corrupción e inmoralidad ya conocidos y con ello se demuestra que la destitución estuvo JUSTIFICADA.

¿Y si no hubo nada ilegal ni golpista qué buscaba la Derecha “caviar” con su narrativa? Si Merino no era de su agrado, bastaba con exigirle al Congreso un presidente interino y un equipo de gobierno multi-partidario consensuado frente a la crisis política. Pero no, la disputa consistía en continuar con el vizcarrismo y la corrupción inherente; y ahí sí, la Derecha “caviar” se jugó el todo por el todo con los “analistas” mermeleros conocidos. Se trataba de no perder el poder del Estado, para lo cual organizaron, abiertamente la agitación callejera hasta imponer un encomendero de la CONFIEP, Francisco Sagasti, congresista del minoritario partido Morado, perteneciente a la derecha “caviar” idéntico a Vizcarra. Además, esta grosera manipulación continúa; pues los mismos “analistas” de la mermelada han creado una línea divisoria en la campaña electoral para el 11 de abril 2021, entre supuestos partidos “golpistas” y los no golpistas. Una estrechez mental difícil de tragar.

Estamos cansados de observar la repetición de la historia. Nada cambia en el Perú. Y van cuarenta años de esta “prostitución” política insufrible, obscena y hedionda, que navega atravesando un océano de corrupción. Los protagonistas quieren sacudirse del estigma, pero no lo logran. Siempre ruedan en el circulo vicioso de la descomposición, el soborno y cohecho; ya sea por la participación en ella o por guardar silencio frente a ella. Siendo todo silencio, simple complicidad. Vamos ciegos a unas elecciones pintadas de solución a los problemas del país. Nada más falso. Necesitamos ante toda la porquería una NUEVA CONSTITUCIÓN, un pacto social de respeto y limpieza. No nuevos monigotes grotescos y vulgares.

Nota:

En parte del artículo lo digo. La izquierda socialista es la que habla, fundamentalmente, de los trabajadores, los campesinos, la explotación capitalista, la expropiación a las empresas multinacionales explotadoras de los recursos naturales estratégicos, de la revolución y la justicia social. Pero para mayor aclaración es la que pone en primer plano el análisis de la lucha de clases, la propiedad de los medios de producción estratégicos, la soberanía y la plataforma anti-imperialista. Pero, en la etapa actual del país urge, primero, un período por la revolución democrática constituyente del pueblo. Las luces de este proceso están en el libro: “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática” de V. Lenin.

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