SOBRE EL GOLPE POLITICO INSTITUCIONAL EN LA ARGENTINA

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 LA “ADVERTENCIA” DE DUHALDE

 

foto de diputadosbsas.com.ar

Al ser repreguntado sobre si estaba hablando de un golpe de estado contra el presidente Alberto Fernandez, el Dr Duhalde respondió “no es por Alberto Fernandez, no personalicemos” y reafirmó la idea principal de su exposición: “Para que haya elecciones, tienen que ser unas elecciones consensuadas, tenemos q barrer todas estas cosas q no sirven para nada, que van por el camino opuesto de los consensos y los acuerdos… Estoy convencido que con pasos sucesivos vamos a llegar a los acuerdos”. “Pasos sucesivos”. Días después, y en la misma semana en que se desarrollaba el levantamiento policial en la Argentina, Rafael Correa y Evo Morales eran proscriptos para participar en las elecciones de sus respectivos países. Todos los analistas y dirigentes de la Argentina tomaron muy en serio las palabras de Duhalde teniendo en cuenta la convergencia de situaciones críticas que se está cocinando en la Argentina, pero muy pocos las comprendieron efectivamente como bandera de largada para el lanzamiento de una operación de desestabilización a gran escala. Nos consta que durante el mes de marzo, hubo un diálogo con altos funcionarios del gobierno con motivo de la pandemia y el establecimiento de la cuarentena, donde se les advirtió sobre la posibilidad cierta de que entre los meses de septiembre de 2020 y marzo de 2021 habría una intentona golpista cuyo objetivo fundamental no sería la ruptura del orden constitucional sino la “reformulación de la alianza de gobierno y modificar el mapa político-institucional del país”, en la que se barajaron una serie de medidas para evitarlo. Al mismo tiempo se les habría transmitido a estos funcionarios una serie de preocupaciones respecto de los peligros que entrañaba la orientación gubernamental de “policializar” la política social y sanitaria en la administración de la crisis del covid19, la tolerancia a la anarquización que implicaba la instalación unilateral de fronteras internas por distritos municipales o provinciales, al surgimiento de esquemas segregacionistas social-comunitarios, y la búsqueda de construir la representación política del autogobierno de la policía bonaerense, iniciativas políticamente catastróficas de las que el ministro de seguridad Sergio Berni fue tan solo un exponente. Casi seis meses después de estas charlas, Duhalde vino a confirmar esa previsión con un discurso sin filtros, directo y certero, que puede sintetizarse en: “asumen el programa unitario del establishment productivista-financiero y la corren a Cristina del medio, el obstáculo político principal para su aplicación, o nos llevamos puesto a todo el gobierno”. ¿Cuál es este programa? El presentado por el ex ministro de economía y “asesor” presidencial Roberto Lavagna, el expresado por los miembros del G6 (grupos concentrados del agro, la industria, los servicios, el comercio y las finanzas) que rodeó al presidente en el acto por el ía de la independencia, y refrendado en la editorial del histórico diario de la oligarquía argentina “La Nación” donde se sindicaba a Sergio Massa (miembro del gobierno y tercero en la línea sucesoria) como su líder natural. “El mejor preparado entre nosotros para ser presidente”, según su ex jefe de campaña, Alberto Fernandez, hoy a cargo del ejecutivo. Por supuesto, y a la luz de los hechos, Duhalde no habló en nombre propio sino como vocero de sus mandantes.

LA MANO TRAS LA DESESTABILIZACION

  Es evidente que el gobierno de la provincia de buenos aires (bastión del kirchnerismo como fuerza política) tenía muy presente las necesidades y el humor general del personal policial, y por boca del mismo ministro de seguridad provincial Sergio Berni, en sus reiteradas críticas al gobierno nacional, expresó innumerables veces la necesidad de su resolución vía asistencia financiera federal. Pero la asistencia necesaria no llegó y la política de seguridad provincial demostró no tener previsto un alzamiento de semejante magnitud. ¿Cómo puede ser que el gobierno de la provincia de buenos aires y su ministerio de seguridad fueran incapaces de detectar que se incubaba semejante operación en su seno y haya demostrado completa ineficacia en su abordaje los primeros dos días de protestas? ¿No resulta curiosamente sospechosa su simultaneidad con la operación de linchamiento social a la caravana policial que transportaba a Lázaro Báez (empresario cercano al kirchnerismo detenido por presunta corrupción y lavado de dinero) hacia su prisión domiciliaria en un barrio exclusivo del municipio bonaerense de Pilar, que además contó con la cobertura mediática por el poderoso grupo Clarín alentando el conflicto y la indignación hipócrita, y que se dio en el marco de una increíble inacción policial y con militantes de la oposición liberal azuzándolo, generando un escenario de violencia inusitada y completamente fuera de lugar teniendo en cuenta las características del lugar? Anuncio de Duhalde, cobertura de Clarín, y operatividad reservada desde los mandos de la bonaerense heredados del gobierno liberal de Cambiemos. ¿Qué terminal común tienen estos actores? No hace falta ser muy ducho en conspiraciones: un golpe institucional que buscara sacar de la ecuación de poder a Cristina Fernandez de Kirchner, en la misma semana que se proscribían a Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, con Duhalde hablando de “elecciones consensuadas”, solo podía tener su centro de operaciones en la embajada de los EEUU, formalmente bajo la órbita del Comando Sur del ejército norteamericano. El resto, es seguir la ruta de la maniobra.

EL ENGAÑO DE LA DEMOCRACIA ACECHADA Y DESENLACE

  A pesar de que el epicentro de la protesta policial se desarrollaba naturalmente en la provincia de buenos aires, apuntando los reclamos hacia el gobernador y su ministro de seguridad, vinculados fuertemente al liderazgo de Cristina Fernandez de Kirchner, una guardia de manifestantes se mantuvo movilizada en los alrededores de la quinta presidencial. Está más que claro, que no hay ninguna razón para que un reclamo salarial de la policía bonaerense mantenga presión sobre la residencia del presidente de la nación. Es aquí donde la protesta desnudó la realidad de su naturaleza fundamental como operación política. La segunda señal, entre muchas otras que pueden enumerarse, es que tras el anuncio del gobernador de acceder a resolver los reclamos pidiendo tan solo tres días para hacer un ofrecimiento efectivo en el marco de un reciente anuncio de fuertes inversiones en equipamiento e infraestructura policial, la fuerza redobló la protesta, en extensión, intensidad y profundidad. A nadie escapa que el principal territorio del kirchnerismo en virtud de su participación en el gobierno y el frente, es la provincia de buenos aires, donde el peso de su representación política fue determinante para derrotar al macrismo y convertirse en el centro de gravedad de una alianza nacional capaz de recuperar el gobierno. Y si la naturaleza de esta protesta era esencialmente política (más allá de que fuera sostenida en demandas sectoriales legítimas), el estallido de un conflicto de proporciones que pone en riesgo la gobernabilidad y la paz social (como lo es la movilización y el acuartelamiento de la fuerza armada mas grande del país) en el territorio de la provincia de buenos aires, significaba fundamentalmente un golpe a la influencia política del kirchnerismo en la alianza de gobierno y por lo tanto, de Cristina Fernandez de Kirchner. Así como el mantenimiento de la presión sobre la quinta de olivos, fue el “recordatorio” al presidente de la nación, de que la orden del establishment era romper el equilibrio de fuerzas en el gobierno como condición para no desestabilizarlo en el futuro. Pero a todas luces, no había en gestación una ruptura del orden constitucional en toda la regla, sino una acción desestabilizadora y extorsiva con foco en la provincia de buenos aires, con el objetivo político de golpear al gobernador de Kicillof, desactivar el protagonismo critico de Berni, y profundizar el creciente cerco político sobre Cristina Fernandez de Kirchner y el espacio político que representa al interior del gobierno y más ampliamente en la política nacional. La presión sobre Olivos, entonces operó como un elemento de justificación para la intervención presidencial directa, y facilitó el desvío del movimiento “antigolpista” hacia la defensa de un presidente que jamás fue amenazado en sus funciones. En la creación de esa desviación, militaron activamente referentes de la oposición con llegada directa a la embajada e insospechados de activos defensores del orden democrático, como el diputado extremista Fernando Iglesias, o el oscuro intendente macrista Guillermo Montenegro, y hasta el mismísimo oficialista Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, que en línea con el discurso opositor, corresponsabilizó de la crisis al “atacado” Kicillof y se solidarizó con el “no agredido” Alberto Fernandez. Otro tanto hicieron referentes sociales y progresistas, no faltando los trasnochados que propusieron “verbalmente” (y con evidentes intenciones de ganar una mezquina presencia mediatica por “izquierda”) enfrentar a los movilizados convocando fuerzas federales o con la movilización de activistas civiles, lo cual a esa altura, solo hubiera servido a los fines de los sectores mas extremistas del enemigo, que hasta ese momento, no aparecían con iniciativa. Esta operación “de falsa bandera” en Olivos, permitió que el actual presidente de la nación, se pusiera en el centro de la escena, y en cadena nacional diera una demostración de “consenso” y unidad de la clase política, con la visible excepción de Cristina Fernandez de Kirchner, resolviendo un conflicto provincial de magnitud desde el poder ejecutivo nacional “ante la impotencia” demostrada por el gobernador Kicillof, el ministro de seguridad Sergio Berni y el kirchnerismo en general, haciéndolo con el apoyo de los intendentes, oficialistas y opositores, y flanqueado en primera plana, por dos hombres del establishment de alto perfil y ambiciones electorales: el intendente opositor Jorge Macri y el presidente de la cámara de diputados, el oficialista Sergio Massa.

CONCLUSION

  A esta altura de los acontecimientos, los objetivos fundamentales del golpe político institucional visiblemente se habían cumplido, y hacía falta darle un cierre que desinfle el conflicto, ponga de rodillas a la administración provincial, y la situación se reencauce sobre la base de un nuevo equilibrio de poder. La asistencia financiera de la nación provendría de una reasignación presupuestaria, tomando un 1% de la coparticipación recibida por el gobierno de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires (gobernada por el macrismo) para ser cedida a la provincia de Buenos Aires. El jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, con aspiraciones presidenciales desde la oposición liberal y de muy buenas relaciones con el presidente de la nación, ha denunciado la maniobra como un desfinanciamiento de su gestión, pero lo cierto es que para el establishment representa una inversión mínima, sin impacto alguno para la administración de Rodriguez Larreta, que a cambio garantiza continuar el proceso de intentar sacar de la ecuación a Cristina Fernandez de Kirchner. Un mero asiento contable diseñado por sus amigos de “la embajada” que además permite mantener latente la disputa facciosa bajo la lógica de “oficialismo-oposición” al interior de su propia alianza estratégica. El “lejano tiempo” en que el kirchnerismo y Cristina Fernandez eran el centro de gravedad del Frente de Todos es un asunto del pasado, y más exactamente, del 10 de diciembre de 2020, día de asunción del nuevo gobierno. Las fuerzas del establishment, operando desde adentro y desde afuera del gobierno, han producido en estos meses un vuelco sensible en las relaciones de fuerzas, rompiendo el frágil equilibrio que sostenía las mínimas esperanzas de cumplimiento del programa votado masivamente en octubre; proceso que aspiran a convertir en irreversible abriendo una nueva fase de demolición política sobre la influencia de Cristina Fernandez de Kirchner, que ha dado un nuevo salto en calidad a través de este golpe político-institucional. El tiempo dirá si tendrán éxito en ello.  

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