CHILE: SOBRE EL OPORTUNISMO DE LA REFORMA / REFUNDAR DE CARABINEROS

(O EL FRACASO DE LAS POLÍTICAS REFORMISTAS)

CHILE: SOBRE EL OPORTUNISMO DE LA REFORMA / REFUNDAR DE CARABINEROS
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Con cada asesinato de manifestantes por parte de la policía terrorista de carabineros y con cada “exceso” que esta comete no “respetando” los protocolos, la clase política sale a montar una puesta en escena conocida.

Desde las fuerzas del gobierno y de las fuerzas que lo apoyan, cualquiera que este y esta sean, salen con aquello de “estamos recabando todos los antecedentes, “hemos solicitado a la institución que ponga a disposición toda la información” y “tenemos que esperar la resolución de los tribunales” aparte de mentir sobre los hechos reales, justificar el accionar y criminalizar a la víctima como disculpar al victimario.

Por otro lado, el progresismo sale también con su mismo show mediático con aquello de “tenemos que revisar los protocolos y hacer que estos se respeten”, y ahora último “se debe reformar carabineros”.

Ambos libretos no son más discursos para la galería, palabras vacías sin sentido y que son solamente, todas ellas, expresiones del gatopardismo conocidos por todos y sufrido por los pueblos.

La actual situación, el estado de la sociedad, la crisis del capitalismo y los cada vez mayores estados represivos que viven los trabajadores y los pueblos en Chile y en el Wallmapu no son más que la constatación del fracaso de todas las políticas reformistas tanto de la derecha fascista como de la derecha liberal o progresismo.

Si al inicio de la transición a la nueva dictadura se sometió a la constitución del 80 a sucesivas reformas esto no significó en modo alguno que la sociedad chilena haya avanzado a niveles superiores de democracia, mejoramiento de la calidad de vida de las mayorías ni menos que esa constitución haya dejado de ser lo que siempre ha sido: instrumento de opresión y expresión de la voluntad política de la clase dominante.

Si las fuerzas armadas fueron sometidas a procesos de reducción para hacerlas más profesionales y efectivas, si se pensó que con permitir que la autoridad civil (presidente) pudiera remover al alto mando, que con eso ser tendrían fuerzas armadas más transparentes y democráticas, los numerosos casos de corrupción, el descontrol administrativo-político que estas padecen como las violaciones a los derechos humanos que ahí se cometen dejan en claro que esa política reformista también fracasó.

Si creyeron que la nueva autoridad democrática civil debía tomar el control sobre los servicios de inteligencia fundando su nuevo aparato, Oficina de Seguridad Pública (La Oficina), Agencia Nacional de Inteligencia, los resultados de ellas han sido nefastos. No sólo se han dedicado a la realización de montajes contra los movimientos sociales, al asesinato selectivo de militantes revolucionarios, sino también a desarrollar todas sus políticas dirigidas contra los movimientos sociales teniendo como discurso el combate contra la delincuencia y el narcotráfico.

Si la reforma al Estado tuvo como finalidad la de hacer también transparente y democrático esta ha sido un total fracaso. Los abusos de poder, el nepotismo, la corrupción, y todo tipo de actos delictivos violentos y abusivos se han seguido desarrollando desde el conjunto del Estado. Su esencia criminal no ha cambiado con todas las reformas que se han realizado.

En el caso específico de Carabineros se pensó que el traspaso de dependencia desde el ministerio de Defensa al ministerio del Interior, y sus anteriores reformas con cambio de protocolo incluido, iba a traer una mejor operatividad, un actuar más transparente y más “profesional”, y una práctica transparente. Nada de eso.

Esa supuesta mejor operatividad se tradujo que desde el 2006 en adelante, y en el contexto de las movilizaciones estudiantiles, esta fuerza terrorista-represiva ha sido denunciada reiteradamente por la violencia, violación a los derechos humanos de los manifestantes, los abusos sexuales contra mujeres y estudiantes, adolescentes que sus funcionarios cometieron y en el caso del estallido social el resultado ha sido criminal. 2 personas completamente ciegas, 500 personas con trauma ocular, miles de personas torturadas y brutalmente golpeadas, 300 denuncias por abusos sexuales (mujeres) perpetradas por las fuerzas especiales.

El accionar dentro de las comunidades mapuche tampoco ha sido loable desde que comenzaron las movilizaciones por la recuperación de tierras, autonomía territorial y conquista de la soberanía por el Pueblo-Nación Mapuche. No sólo ha sido el Comando Jungla y la Operación Huracán lo condenable. Ha habido muchas otras operaciones de “inteligencia” por parte de carabineros contra los comuneros movilizados como numerosos asesinatos de sus dirigentes.

Del cambio de protocolo nada ha servido. Si se limitó el uso del chorro del carro ya que con el caso del joven estudiante Rodrigo Avilés dejándolo al borde de la muerte, cambiando el protocolo, esto no significó que esa institución terrorista dejara de usar químicos en el agua de mayor agresividad cada vez cuya finalidad es la de producir quemaduras en la piel y cuerpo de los manifestantes. A pesar del cambio de protocolo continuaron con el uso de gas lacrimógeno y gas pimienta a sabiendo que esos elementos pueden causar el aborto en embarazadas y la muerte en personas con problemas cardíacos (ambos no podrían ejercer su derecho a la protesta por los riesgos que esto significa). El uso de balines y perdigones, de pistolas eléctricas ha hecho que el actuar sea criminal muy a pesar de las reformas a los protocolos.

Si se trata de transparencia, el alto mando de esta institución criminal a puesto en marcha el mayor robo ocurrido en la historia de recursos fiscales, públicos, que se conozca hasta hoy. El descontrol de la autoridad civil, ministerio del Interior y del gobierno, sobre carabineros es absoluta, profunda y radical.

Así, todas las políticas reformistas en todas las áreas del Estado y de la vida de la sociedad ha sido un completo y rotundo fracaso.

Ahora, y ante el asesinato de Francisco Martinez Romero, el reformismo, el progresismo busca mostrarse nuevamente como “radical” y “duro” levantando nuevamente la bandera de la “reforma de carabineros”, “refundar carabineros”, y “crear una nueva y mejor institución”, claro está con un nombre nuevo y con un uniforme más atrayente, lúdico y juvenil. ¿Recuerdan cuándo carabineros innovó en el uso de pantalones cortos, poleras de manga corta en la temporada de verano? ¿Recuerdan cuándo junto a ese cambio de uniforme también comenzaron a usar cascos y andar en bicicletas? Eso los hizo más “simpáticos” pero no fue más que un cambio cosmético. O cuándo desfilaron con pequeños cachorros para enternecer a la multitud.

Pensar que el refundar carabineros es la solución es pensar que el problema de la política anti imperialista se resuelve cambiando un imperio por otro, pensar que existe un imperialismo y otro malo. Es pensar que existe un capitalismo salvaje y otro humano. Es pensar que el brazo armado de la burguesía (fuerzas armadas y policías) van a cambiar sus políticas y eliminar su ideología contra insurgente, anti popular, anti obrera, racista y patriarcal. Estar por refundar carabineros y crear una nueva institución es estar a favor de cambiar un verdugo por otro, un asesino serial por otro.

La única posibilidad es simplemente la DISOLUCIÓN Y ELIMINACIÓN DE LAS POLICÍAS. NO HAY OTRO CAMINO.

Ante esto saltará de inmediato la pregunta ¿Qué se hará con la delincuencia? Y la sentencia “Se requiere de un organismo policial”.

Ante la pregunta cabe contra preguntar y cuando hablamos de delincuencia ¿de qué estamos hablando?

Si por delincuencia nos referimos a la delincuencia originaria-estructural aquella vinculada a la clase dominante, a la oligarquía, al enriquecimiento ilícito de esa clase ociosa y minoritaria, a la concentración de la riqueza, entonces, claro es esa delincuencia la que se debe combatir frontalmente y es la causante de todos los males de nuestra sociedad. Pero como sabemos no existe voluntad del mismo Estado de combatir a la clase que lo sustenta y arma.

Pero si por delincuencia hablamos de aquellos actos cuyos realizadores pueblan las cárceles y los centros de menores, cárceles juveniles, entonces, debemos decir que ellos son sólo consecuencia de las profundas desigualdades, y de la existencia de una sociedad de clase que sólo protege y beneficia a quienes detentan el poder.

La sociedad debe avanzar hacia la eliminación no sólo de las policías sino de las cárceles, de terminar con aquello de concebir a la clase proletaria como delincuencial. Dirán que eso es imposible. Pero…

Aun los pro capitalistas que gustan en mirar para Europa, vasta con que miren hacia Noruega cuyas cárceles se encuentran vacías aun dentro de una sociedad capitalista al cual llaman Estado de Bienestar. Pero incluso para llegar a esos niveles es necesario atacar profundamente la actual concentración de la propiedad y de la riqueza que se da en Chile. Es llevar a cabo el alza considerable de los impuestos a los más ricos, mayores y mejores derechos sindicales y sociales, grados más altos de distribución del ingreso etc. pero todo eso en el contexto de Chile no se logrará jamás mediante reformas, por sucesivas que estas sean, sino, incluso, mediante la necesaria revolución. Incluso el Estado de Bienestar, que existe dentro de los márgenes capitalistas, para imponerse y desarrollarse en Chile sólo es posible con una revolución sin esta ese Estado de Bienestar es imposible. Pero…

Si la revolución es indispensable para lograr ese Estado de Bienestar, entonces, ¿Por qué no vamos por todo e impulsamos una revolución socialista de frentón?

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