ELEMENTOS PARA ENTENDER LAS ELECCIONES EN CHILE

ELEMENTOS PARA ENTENDER LAS ELECCIONES EN CHILE

ELEMENTOS PARA ENTENDER LAS ELECCIONES EN CHILE

Las elecciones realizadas en Chile el 15 y 16 de mayo fue la elección en la historia más grande en cuanto a la cantidad de cargos que se elegían (345 alcaldes, 2.240 concejales, 16 gobernadores regionales y 155 constituyentes) como por la cantidad de listas que se presentaron (188).

De todos los órganos que se elegían, la atención se centró en la elección de la Convención Constitucional que será la encargada de redactar y aprobar una nueva constitución capitalista y burguesa que regirá los destinos de Chile en las próximas décadas.

Cabe recordar que la elección de la Convención Constitucional se realiza cumpliendo el itinerario trazado desde la firma del Acuerdo Nacional por la Paz y la Nueva Constitución (noviembre, 2019) en pleno estallido social y repudiado por la ciudadanía al haber sido firmado a espaldas del pueblo y al no ser una convocatoria a una Asamblea Constituyente genuina, directa y no regulada previamente.

El primer paso que se cumplió en ese itinerario fue el plebiscito del octubre (2020) donde se votó entre dos opciones Apruebo / Rechazo obteniendo la primera opción ganó con casi el 80% y la segunda opción con cerca del 20%. En esta elección votaron 7.569.082 correspondiente al 50,95% del total del padrón electoral

El las elecciones del 15 y 16 de mayo, votaron 5.988.803 equivalente al 40,31% del total del padrón electoral (14.855.719 total del universo electoral) aproximadamente. Esto significa que la participación electoral bajó en un 10% aproximadamente en relación al plebiscito del octubre de 2020, es decir, 1.580.279 votos menos. También de esta participación electoral se desprende que hay, aproximadamente, un 60% del electorado que se abstuvo de ir a votar creciendo la abstención en relación al plebiscito de octubre del 2020 en un 10%.

Este abstencionismo no se puede explicar solamente desde una “apatía” o falta de “cultura cívica” sino  fundamentalmente desde el repudio y hastío al conjunto de la clase política que ha abusado tanto de la paciencia como de los recursos proliferando los casos de corrupción y de 30 años de gobernar en pro de los intereses de los poderes económicos. Es un rechazo y desconfianza hacia las instituciones del Estado burgués como herramientas incapaces de resolver los problemas vitales del pueblo.

Los resultados de la Convención Constitucional

Los pronósticos previos a la elección suponían que, debido a la proliferación de listas, la derecha fascista (Vamos por Chile) podría acceder a obtener 52 constituyentes de 155 que componen la convención, cantidad necesaria para alcanzar 1/3 y así poder bloquear todo intento por producir cambios estructurales en el actual modelo.

Los resultados arrojaron que esta derecha fascista, Vamos por Chile, obtuvo 21,62% lo cual abrirá una crisis de proporciones al interior de ese sector político sedicioso y golpista.

La Lista Apruebo de los partidos de la antigua Concertación y Nueva Mayoría que gobernara Chile durante 24 años y que consolidó el modelo neoliberal bajo los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y en los dos gobiernos de Michelle Bachelet obtuvo el 15,10% de los constituyentes. 2 constituyentes de la Democracia Cristiana, 3 constituyentes electos del Partido Por la Democracia, Partido Radical 1 y 15 constituyentes electos del Partido Socialista

La Lista Apruebo Dignidad conformada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, la socialdemocracia de reemplazo, obtuvo el 18,04%. 28 constituyentes electos

La Lista de Independientes obtuvo el 34,97% donde dentro de ella el sector más organizado y de izquierda entre los independientes es  la Lista del Pueblo obtuvo 27 constituyentes electos

También 7 constituyentes de listas locales y 15 constituyentes de los pueblos originarios.

Por otro lado, la lista Independientes No Neutrales, de carácter liberal-progresista, obtuvo 11 constituyentes.

Solamente los constituyentes electos de Apruebo Dignidad, Lista del Pueblo, listas locales y pueblos originarios reúnen 77 constituyentes electos equivalentes al 50% de la Convención Constitucional lo cual no alcanza a los 2/3 requeridos para realizar las transformaciones. 

La sumatoria entre las listas Apruebo + Apruebo Dignidad + Lista del Pueblo + Independientes No Neutrales + Pueblos Originarios + Listas Locales, en total, dan 106 constituyentes siendo que los 2/3 requeridos para hacer los cambios requiere 103 constituyentes. El problema que se presenta es que la sumatoria mecánica no toma en cuenta factores ideológicos al interior de las listas como Apruebo, pueblos originarios, listas locales e independientes que no necesariamente se pueden ubicar en un 100% o absolutamente en la izquierda lo cual no asegura una mayoría sólida y estable sino variable. 

Ante estos resultados correspondientes se pueden desprender algunas conclusiones:

*La derecha fascista, Vamos por Chile, no obtuvo el 1/3 requerido para bloquear los cambios, aun así, la lista de Vamos por Chile, es la lista más votada entre las listas compuestas por partidos políticos. Según lo señala la página Pauta:

“Los datos del Servel revelan que el pacto Vamos por Chile estaría eligiendo 38 convencionales, lejos de los 54 que requiere para tener un tercio de los 155 integrantes de la constituyente. Con estos datos, la UDI tendría 17 representantes, RN 15, Evopoli 5 y el partido Republicano 2“.

**Ninguna de las listas por sí solas alcanza los 2/3 suficientes para llevar a cabo los cambios estructurales que el estallido social demandó.

***Que, la lista de los independientes es la lista más votada por lejos de todas las listas compuestas por partidos políticos donde la Lista del Pueblo obtuvo 27 constituyentes.

****Ante este cuadro de conformar los 2/3 ya han surgido voces desde algunos dirigentes de los partidos de la Concertación y de la derecha fascista de evitar que ese 2/3 redacte una constitución excluyendo a la derecha fascista en lo que ellos denominan una “constitución sectaria”, evitar pasar “la aplanadora”.

Ante este emplazamiento, desde dirigentes del Frente Amplio han surgido voces que esa “no sería la intención”, sino que la intención sería la invitación al diálogo y a la inclusión de la derecha fascista derrotada en función que la nueva constitución sea representativa de todos los sectores políticos, vale decir, el diálogo ya anunciado, antes de asumir la convención, tiene como finalidad incluir los intereses oligárquicos.

*****Si esta actitud se impusiera sería la más clara y temprana renuncia a ejercer la mayoría que corresponde y frenar de alguna forma algunos cambios o simplemente atenuar la profundidad de los cambios que se requieren realizar.

Constitución con freno de mano

La ley que regula la Convención Constitucional es la Ley 21.200 donde en sus artículos más polémicos son:

Artículo 133: La Convención no podrá alterar los quórum ni procedimientos para su funcionamiento y para la adopción de acuerdos.

(esto se refiere a la negociación impuesta entre la minoría de 1/3 y la mayoría de 2/3 pudiendo la minoría de un tercio bloquear los cambios aprobados por los 2/3. Así se da la rareza y anti democrático equilibrio que 1/3 = 2/3)

Artículo 135: ….Mientras no entre en vigencia la Nueva Constitución en la forma establecida en este epígrafe, esta Constitución seguirá plenamente vigente, sin que pueda la Convención negarle autoridad o modificarla.

En conformidad al artículo 5º, inciso primero, de la Constitución, mientras la Convención esté en funciones la soberanía reside esencialmente en la Nación y es ejercida por el pueblo a través de los plebiscitos y elecciones periódicas que la Constitución y las leyes determinan y, también, por las autoridades que esta Constitución establece. Le quedará prohibido a la Convención, a cualquiera de sus integrantes o a una fracción de ellos, atribuirse el ejercicio de la soberanía, asumiendo otras atribuciones que las que expresamente le reconoce esta Constitución.

El texto de Nueva Constitución que se someta a plebiscito deberá respetar el carácter de República del Estado de Chile, su régimen democrático, las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.

(esto significa que cuando se hace mención a los tratados internacionales no se limita a los tratados sobre derechos humanos que deben ser respetados y los cuales ya están firmados por Chile sino que incluye también, entre otros, a los tratados de libre comercio los cuales no podrán ser cambiados ni anulados. Esto quiere decir que el modelo económico no se podrá cambiar)

Artículo 137: La Convención deberá redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución en el plazo máximo de nueve meses, contado desde su instalación, el que podrá prorrogarse, por una sola vez, por tres meses.

Desde la publicación de la Ley 21.200 hubo voces que era esta misma ley que violaba la soberanía popular al imponer la relación entre 1/3 como equivalente a 2/3 de la Convención teniendo el 1/3 la capacidad de bloquear las reformas no respetando así a la mayoría.

Los peligros en el horizonte

Los temores y cautela aparecen en base a las experiencias previas y en el caso de Chile el trauma tiene como base la renuncia temprana una vez que la opción NO ganara en el plebiscito de 1988 y en el mismo momento en que asumió Patricio Aylwin. La expectativas de la gente, del pueblo fueron defraudada tempranamente y se impuso la “justicia en la medida de lo posible” que era una forma de decir que lo que se venía una “democracia en la medida de lo posible”.

Si bien, la Democracia Cristiana y el Partido Por la Democracia (DC y PPD), ambos partidos fundamentales en el perfeccionamiento y fortalecimiento del neoliberalismo durante los gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoría obtuvieron 2 y 3 constituyente respectivamente, un total fracaso, y donde el Partido Socialista, el menos afectado por la debacle de la Concertación, obtuvo 15 constituyentes. Esos escaños les son suficiente para desde la convención presionar e imponer ese diálogo que le permita, como partido del orden, de atenuar la intensidad de los cambios que se pudieran impulsar. No olvidemos que si bien es importante la cantidad de escaños también es importante no perder de vista que estos partidos representan, al igual que la derecha fascista, los intereses de los poderes económicos, los intereses de la clase dominante.

En tal sentido no podemos olvidar que en el 80% de los votantes que obtuvo la opción Apruebo en el plebiscito concurrieron votos de izquierda, centro y de derecha donde también muchos de los jerarcas de los grupos económicos también habían abrazado la opción de Apruebo y de la redacción de una nueva constitución. Sin duda, la opción de esos poderes económicos dice relación con la necesidad de revalidar el capitalismo y la democracia burguesa ante las masas, dotarlos de un rostro humano a ese monstruo criminal y hacer más eficiente la explotación para así aumentar sus ganancias millonarias.

Ese apoyo sin duda se hará presente al interior de la convención como desde la presión desde fuera y específicamente desde los gremios empresariales desde los cuales levantarán un discurso democratoide y populista, “empático” hacia lo sucedido cuyo objetivo será preservar los elementos esenciales y estratégicos del modelo.

El primer choque será en la redacción del Reglamento de Funcionamiento de la convención y ya ahí hay dos visiones, una es la que plantea que se debe redactar la nueva constitución en “una hoja en blanco” y la otra que se debe redactar en base “la historia constitucional”.

Esta será la oportunidad precisa para ganar tiempo y usar ese tiempo para el reordenamiento de las fuerzas de la derecha fascista. El secuestro de la convención para ese debate y la prolongación excesivo del mismo sólo aumentará aun más el descontento al no verse el pueblo representado por ese debate de “alta política” y mostrándose ansioso para que los cambios se lleven a efecto.

¿Qué hacer con el 60% restante?

En términos de la participación electoral, 40% del universo electoral, constituye un fracaso por cuanto se está hablando de una nueva constitución y resulta una baja considerable en relación al plebiscito de octubre del 2020.

El 60% de abstención constituye una mayoría socialmente explosiva que si no se realizan los cambios estructurales necesarias, si la convención se dedica en las primeros meses a un debate técnico sobre su funcionamiento, y el tiempo pasa sin entran en el fondo del asunto la explosión social que está ahí latente puede no sólo estallar nuevamente sino también pueda hacer estallar la misma convención. El descontento social que permitió el estallido social de octubre del 2019 se ha visto incrementado por los efectos socioeconómicos derivados de la pandemia-cuarentena, por los escuálidos aportes del gobierno a ese respecto y como consecuencia de uno de los peores gobiernos en la historia. Hay una rabia acumulada en una olla de presión.

Esta rabia acumulada también se debe a que estas mismas fuerzas que hoy se muestran como perros con pulgas, los partidos progresistas, son los responsables de haber salvado a Piñera de haber caído, que han permitido que su gobierno continúe y que pueda eventualmente terminar su mandato al haberle aprobado todas las leyes de represión policial durante el estallido y todas las leyes de represión económica y laboral durante toda la pandemia. Han sido estos partidos los que optaron durante la pandemia por presentar en el retiro del 10% de las AFP como una política de izquierda cuando de lo que se trata que hayan sido los trabajadores los que han pagado y financiado la crisis económica con sus propios recursos donde también tuvieron que echar mano al seguro de cesantía que proviene también de los aportes de los trabajadores. Fueron los partidos progresistas que hoy festejan junto a la derecha fascista los que aprobaron la ley de empleo que permitió el despido masivo de los trabajadores durante la pandemia, las leyes de recontratación de trabajadores que significó el vaciar cuantiosos recursos a los mismos empleadores que habían despedido a los trabajadores y un sinfín etc.

Los partidos progresistas desde la Lista Apruebo hasta Apruebo Dignidad han sido responsables también de los sufrimientos, padecimientos, abusos y miserias que la clase trabajadora ha padecido durante la pandemia y que ellos han cautelado los intereses empresariales por sobre los intereses populares.

Para la izquierda desde fuera del parlamento y desde fuera de la convención, la conformación de sí misma en un referente válido ante las masas se hará cuesta arriba aun más debido a la euforia y entusiasmo que pudiera significar entre las masas la debacle de la derecha fascista. Similar situación ocurrió con el triunfo del NO en 1988, con la elección de Aylwin y el inicio de la transición. Fue el predominio de la alegría, de la ilusión y del discurso progresista que dejó a la izquierda revolucionaria de ese entonces al borde del camino y que calló sobre ella toda la represión del Estado en defensa de la “nueva y frágil democracia”.

Convertirse en referente válido ante el pueblo es continuar con el trabajo terroritorial que muchos colectivos ya llevan a cabo, levantar desde allí un planteamiento popular, clasista y subversivo, plantearse como el sector político cuya función es desbordar este proceso, radicalizar y exigir el derrumbe de los 11 Pilares del Neoliberalismo y avanzar hacia la derrota del capitalismo. También debe denunciar las tratativas ya en marcha en relación de hacer menos profundo los cambios, los frenos de manos que se están ocupando, los amarres de la ley que regula el proceso y llamar al pueblo a continuar la lucha.

Por más que los partidos corruptos hayan vista mermada su participación en la convención, por más que el progresismo haya avanzado, lo esencial es que la contradicción principal es entre burgueses y proletarios, entre trabajadores y patrones, entre ricos y pobres más allá del rótulo político o nombre de fantasía que se presenten. Y es desde la lucha de clases desde donde nos debemos situar y es desde ahí desde donde debemos levantar nuestro propio referente, programa, estrategia, plataforma de lucha y acumular hacia lo principal: la revolución. 

Por otro lado, no se puede olvidar que esta convención se instalará sobre los 48 asesinados durante el estallido social, sobre los 290 denuncias de mujeres abusadas y violadas, los más de 800 personas que fueron víctimas de torturas, sobre los más de 500 personas víctimas de trauma ocular, de los más de 2500 presos y presas políticas, de los más de 35000 judicializados y sobre dos personas que resultaron completamente ciegas derivados del terrorismo policial y de Estado.

La exigencia de juicio y castigo, cárcel es un asunto que no se puede enterrar en ningún momento siendo la libertad inmediata de todos los presos y presas políticas una de las principales demandas.

 

 

 

 

 

 

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