BAILE DE MÁSCARAS. DOS ARTÍCULOS SOBRE CHILE

BAILE DE MÁSCARAS. DOS ARTÍCULOS SOBRE CHILE
CHILE: ORGÍA CONSTITUYENTE Y AMNESIA CRIMINAL
 
La Convención Constitucional ya tiene listos a sus integrantes será en junio o julio cuando se produzca su instalación y comenzará la teleserie de la redacción de la nueva constitución burguesa que tendrá como objetivo revitalizar el capitalismo y la democracia burguesa.
 
La instalación de ese nuevo órgano transitorio está marcado por el festejo de todos los sectores participantes en el itinerario emanado del Acuerdo Nacional del 15 de noviembre del 2019 denominándolo como una nueva fiesta de la democracia. Sin embargo, esa orgía democratoide y republicana está manchada con sangre y de vergüenza.
 
Debajo de los cimientos de esa convención estarán las 48 personas asesinadas durante el estallido. Estarán también las 300 mujeres que fueron víctimas de abusos sexuales y las 600 personas con trauma ocular ambos víctimas de las fuerzas represivas. Estarán las 8000 personas que sufrieron torturas, los casi 5000 personas privadas de libertad, las 35.000 personas judicializadas y aquellas dos personas que perdieron completamente su visión: Gustavo Gatica y Fabiola Campillay. Para todos ellos la orgía constituyente pondrá la lápida del olvido y nacerá nuevamente aquella “razón del estado” para dar vuelta la página, asegurar la impunidad de la clase política, honrar los compromisos de gobernabilidad para esta nueva era al igual que se hiciera en los inicios de la transición a la democracia que comenzó también con la firma de otro Acuerdo Nacional en 1985 bajo el lema de la Reconciliación Nacional.
 
Así han sido estos procesos constitucionales, más allá de cómo se hayan originado o cómo ha participado el pueblo en cada una de las muchas constituciones que han marcado el destino de Chile en sus diferentes épocas: las constituciones se han escrito con sangre no con el derecho sino con el fusil.
 
Ante esta realidad no hay nada que festejar sino mucho por qué luchar y mucho por repudiar. Quienes se sienteN en la Convención más allá de cómo se definan y más allá de los discursos e ideologías que abracen habrán valido la traición de noviembre del 2019, habrán consolidado la salida pactada y burguesa a la crisis del capitalismo y se habrán instalado sobre la sangre del pueblo, sobre la tortura y sobre la prisión política.
 
CHILE: YA NO ES SOLAMENTE LA CONSTITUYENTE AHORA ES TAMBIÉN EL PARLAMENTO Y LA PRESIDENCIA.
 
Resulta increíble como algunos sectores que desde el estallido social se levantaron con un discurso radical de denuncia contra el Estado Opresor y Asesino, que denunciaron a la clase política, que llamaron a que se fueran todos y que enarbolaban banderas rupturistas y revolucionarias a poco andar terminaron abrazando el electoralismo para ser aceptados dentro del mismo Estado Opresor y Asesino, y por la misma clase burguesa en la convención y que producto de los resultados electorales obtenidos ahora quieren también ser parte del parlamento con diputados y senadores como llevar también candidato presidencial. Esto hizo crecer los colmillos y aumentar el apetito.
 
Todo indica que lo que pudo comenzar como una expresión táctica, participar en las elecciones, se irá transformando en una expresión estratégica representada por la vieja tesis reformista de producir los cambios desde adentro del Estado Burgués y desde arriba del mismo.
 
Chile conoce cuál es el desenlace de aquella fábula. El golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 sigue estando allí, inalterable mostrando toda su tragedia humana, social, económica, política y cultural.
 
El electoralismo, el reformismo, el etapistamo por más discurso “revolucionario” que lo pretenda sustentar jamás ha sido el camino efectivo para las masas, para el proletariado, para los pueblos. Nunca la negociación con la clase explotadora ha sido el camino y nunca desde dentro del monstruo se ha conquistado algo sustancial y este no será la ocasión. Los cambios profundos y estructurales sólo se pueden producir en revolución. NO HAY CAMBIO SIN REVOLUCIÓN.

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