CHILE: CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL: SE NOS PERDIÓ LA SOBERANÍA Y LA DELIBERACIÓN
Después de dos meses de trabajo, la Convención Constitucional aprobará en estos días un sinfín de reglamentos para su funcionamiento sobre ética, pueblos originarios, funcionamiento y aprobación de propuestas entre otros. Todo esto en medio de una semana en la cual han aparecido fuertes cuestionamientos por los casos de estafa, Rodrigo Rojas Vade, divisiones, firmas falsas del candidato presidencial de la Lista del Pueblo (Diego Ancalao) y defensas corporativas entre otras.
Pero lo de la aprobación reglamentaria no deja de ser curiosa.
Si el estallido social, el pueblo movilizado, reclamó precisamente ser los protagonistas de la historia y ser quienes ejerzan la deliberación, desde el pueblo, para dotarse a sí mismo, al pueblo, de un nuevo texto constitucional eso no ha ocurrido.
Los reglamentos que ahora se discutirán para su aprobación ha sido precisamente sin la participación de las organizaciones sociales y sin la deliberación de ellas sobre los asuntos que tratan cada uno de los reglamentos que serán, también, aprobados entre cuatro paredes.
No se vio intento alguno por hacer partícipe a la base social en las cuestiones esenciales que tienen que ver con el funcionamiento de la convención y más aun para establecer el quorum mediante el cual se aprobarán los artículos que se incluirán en la nueva constitución. Curiosamente, la Convención se ha arrogado la capacidad y facultad para determinar cuando son las organizaciones y el pueblo las que deben participar y cuando no en una forma curiosa y “novedosa” de entender la soberanía y la capacidad del “soberano”, el pueblo, para deliberar.
Pero eso no es todo.
Si antes de ser electos los actuales constituyentes del progresismo, todos estaban en contra del quorum de 2/3 (104 constituyentes de 155) para aprobar el articulado, ahora, una vez electos, y ante la realidad que ninguno de los bloques alcanza el 1/3 para bloquear la aprobación del articulado, el progresismo ve los 2/3 como algo positivo que “obliga” a llegar a acuerdos.
Los convencionales del Partido Comunista han rechazado los 2/3 junto a algunos independientes sin embargo la mayoría desde la ultraderecha hasta el resto del progresismo abrazan los 2/3 como algo positivo. Lo curioso de esta situación es que ahora es el conjunto de los convencionales los que aprobaron el quorum de mayoría simple, y no la de los 2/3, para aprobar los cuatro reglamentos incluyendo el de funcionamiento.
Quórum de 2/3 para aprobar normas constitucionales en la CC deberá ser votado por mayoría simple
¿Y qué sucede en el parlamento?
Los mismos partidos progresistas que se encuentra en la Convención se encuentran también representados en el parlamento, sin embargo en todos los años que han sido parte del parlamento no han hecho esfuerzo alguno por incorporar al pueblo a una real deliberación en torno a las leyes fundamentales que afectan a los trabajadores y pueblos reservando, nuevamente, a los preclaros diputados la facultad, la inteligencia y poder, que el pueblo no tendría, para deliberar y dar con las leyes que beneficien a las grandes mayorías. El pueblo ha estado ausente también de los “debates” parlamentarios.
Con el pueblo, para el pueblo y sin el pueblo.
La ausencia del pueblo en la deliberación y ejercicio soberanía se debe a dos factores esenciales.
Primero, por la falta de organización y conciencia soberanista de la base social, de los territorios, de las fuerzas vivas.
Segundo, a la fuerza con que ha calado en el pueblo, de mano del reformismo, el colaboracionismo de clases que inhibe la aparición de una organización y poder paralelo, poder popular, porque nuevamente aparece ese “diálogo ciudadano-republicano” y con ello todo el peso del electoralismo y las instituciones del Estado que son acompañadas por las maquinarias de los partidos pro sistémicos.
Tercero, porque los partidos de la izquierda reformista (parlamentarista y colaboracionista) no tienen en su adn al pueblo como el protagonista de la historia y de los cambios porque no tienen tampoco en su adn concepto alguno de poder popular ni siquiera han intentado por rescatar de nuestra historia los cabildos y la organización territorial genuina y soberana. Para ellos los municipios son sólo instituciones reproductoras de las políticas centrales donde las organizaciones sociales no existen y no pesan en las decisiones.
Esta concepción autoritaria, verticalista, centralista y anti soberanista se traslada fuertemente en el parlamentarismo y ahora en la Convención donde la elaboración de los reglamentos el pueblo nada pudo decir ni menos en la aprobación de los 2/3. Después de la aprobación del quorum de los 2/3, el progresismo querrá montar algunos “diálogos ciudadanos” truchos para legitimar su escuálida convención con pinceladas o con un barniz de constituyente. Pero ¿de qué servirán esos diálogos si ya aprobaron el quorum de los 2/3 que actuará como un verdadero candado para los cambios estructurales sean de fondo y no cosméticos?
Todo indica que la deliberación y la soberanía se perdieron en algún lugar del camino y que la convención estará dominada por la “democracia de los acuerdos” que dominó gran parte de la transición a la democracia y que impuso el neoliberalismo porque como dicen también los progresistas “no queremos que la nueva constitución sea una constitución de venganza. Queremos que sea fruto del consenso y que dure 30 años”, es decir, serán otros 30 años con otros 30 pesos.
Ahora bien, ¿quién asume la tarea soberanista y deliberativa desde, con y para el pueblo? ¿Quién asume la necesidad que sea el pueblo el que elabore sus propias leyes, su propio derecho o derechos de los pueblos?