CHILE: CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL: SU MORAL Y LA NUESTRA
La ilusión sobre la Convención Constitucional duró tanto como una pompa de jabón y el mismo progresismo que se encuentra ahí representado se ha encargado de justificar esas rupturas.
Si no bastaba con el alto desprestigio de la clase política, de la casta gobernante representada tanto en el parlamento, en los sucesivos gobiernos y de todo el aparato del Estado como en las alianzas políticas mayoritarias, o duopolio, se suma el triste espectáculo de la Lista del Pueblo, hoy Pueblo Constituyente.
No sólo la forma de elegir al candidato presidencial fue un completo fracaso en la Lista del Pueblo, sino que ese fracaso derivó tanto en el fraccionamiento de la Lista como en el inicio de un proceso judicial que investigará las más de 23.000 patrocinios presentado en forma fraudulenta llevando todas ellas la firma de un notario muerto. Posteriormente, se sumó el escándalo que, entre los convencionales, y en forma transversal, muchos de los que fueron candidatos y que fueron electos incluyeron a familiares en sus comandos de campañas recibiendo pago por ello (nepotismo). Si eso ya era suficiente, el espectáculo de Rodrigo Rojas Vade que se dedicó a montar toda una estrategia de defraudación, mucho antes de ser electo, con la finalidad de conseguir recursos económicos de la base popular fingiendo tener un cáncer terminal la tormenta entonces ha sido perfecta y todo indica que aun no terminará.
Lo anterior solamente, un botón de muestra, lo que sucede en el plano ético-moral porque si consideramos la negativa de no eliminar el quorum de los 2/3 entonces la cosa es mucho peor por cuanto este es un asunto político-estratégico que bien puede frenar los cambios profundos y radicales que se requieren.
Pero volvamos al último caso de estafa realizado por el señor Rodrigo Rojas Vade.
La débil respuesta inicial por parte de la mesa de la convención constitucional, y el silencio prolongado de la ex Lista del Pueblo, en torno a lo ocurrido con Rojas Vade no sólo sorprende, sino que indigna más aun si encontramos a constituyentes que justifican ese actuar fraudulento de Rojas Vade y que posteriormente lanzan una defensa corporativa y una campaña de victimización las cuales no corresponden y no tienen sustento alguno.
Si bien la prensa reaccionaria y el gobierno asesino de Piñera ha hecho todo lo posible por torpedear la convención, la verdad sea dicha, la ex Lista del Pueblo ha entregado bastante material que ha facilitado enormemente la campaña difamatoria donde la ex Lista se ha ido superando a sí misma en cada paso que ha venido dando. Pero aquí hay una cuestión de fondo.
Arrogarse la representación exclusiva del pueblo no es una cosa liviana. Arrogarse esa representatividad desde un pedestal, o desde el olimpo, obliga a que la conducta, la ética y la moral sean diametralmente diferentes y opuestas a las conductas, ética y moral que asumen nuestros enemigos de clase. Cuando los “representantes” del pueblo hacen suyo las conductas, la ética y la moral decadente y corrompida de la clase dominante, entonces, esos “representantes del pueblo” dejaron de interpretar los intereses populares, proletarios, y solamente se encuentran en un puesto de poder en representación de sus intereses personales y privados que no son los del pueblo. Más aún si en el caso de Rojas Vade, más allá que haya renunciado a su vice presidencia de la convención, seguirá recibiendo una dieta, o sueldo, de nada menos $2.800.000 ya que la ley no considera la posibilidad que un convencional haga renuncia de su cargo. Cabe recordar que el sueldo promedio de un trabajador es de $450.000.
No es cosa de ser electo por el pueblo, para el pueblo pero sin el pueblo, quienes ocupan un cargo pública deben estar dispuesto a ser el foco de las investigaciones periodísticas y por lo tanto deberán tener una conducta intachable más aun si es que en el caso de la convención esta fue consecuencia de un estallido social que arrojó 48 personas asesinadas, más de 600 personas con trauma ocular, 800 denuncias por abusos sexuales, más de 2500 personas privadas de libertad, 8000 casos de torturas, 2 personas completamente ciegas y un largo etc que hasta ahora no ha sido cuantificado ni denunciado. Entonces la estafa y defensa corporativa realizada es del todo improcedentes, inmoral, y de una falta de ética y autocrítica que indigna.
Estas conductas más otras que se han dado al interior de la convención sólo nos puede llevar a pensar que esta convención es solamente otra expresión de la tan repudiada clase política a la cual el pueblo sólo desea que se vaya y que se vayan todos, todos sus parientes y amigos que la componen.
Queda pendiente cumplir con aquello de QUE EL PUEBLO MANDE, pero que sea el pueblo organizado, imbuido de una ideología, estrategia, táctica y programa. Que no sea el pueblo en su versión de manada sin conducción pero por sobretodo que sea ese pueblo organizado el que encarne una ética y moral diferente que rompa con la ideología dominante y sus prácticas y que realmente sea algo digno a ser reivindicado y no algo de lo cual uno tenga que sentir vergüenza ajena.
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