CHILE. EL GOLPE MORTAL A LA SOBERANÍA POPULAR

(EL SECUESTRO DE LA CLASE POLÍTICA)

CHILE. EL GOLPE MORTAL A LA SOBERANÍA POPULAR

Las facciones del bloque de poder dominante son inconsecuentes incluso con sus propios principios y concepción de sociedad. Al final de cuenta estos son utilizados única y exclusivamente como elementos de campaña porque cuando se trata de llevarlos a la práctica tal y como sus mismos teóricos y filósofos los han definidos se muestran incapaces y carentes de toda voluntad política dejando al descubierto que esos enunciados eran, y han sido siempre, simples elementos de campaña y de retórica política: flatus vocis. Y esto ha quedado claro mientras la cuenta regresiva avanza con mayor velocidad hacia el plebiscito de salida donde se debe ratificar o rechazar la propuesta de constitución emanada de la Convención Constitucional.

En ese camino el discurso político ha tenido varios cambios según crece una u otra opción, o mientras una u otra opción baja.

Primera etapa.

En la primera etapa los bandos se distinguieron por:

  • Quienes llaman a Aprobar.

Al inicio decían que la propuesta constitucional se debía aprobar porque se necesitaba enterrar la Constitución de Pinochet, la Constitución de 1980.

  • Quienes llaman a Rechazar

Al inicio decían que se debía rechazar la propuesta constitucional porque es un texto revanchista, de venganza.

Segunda etapa

A medida que la opción de Rechazo comenzó a aumentar en las encuestas, manipuladas o no, el discurso cambió.

  • Quienes llaman a Aprobar

Comenzaron a esgrimir que el aumento del Rechazo era consecuencia de la campaña de desinformación.

  • Quienes llaman a Rechazar

Comenzaron a esgrimir que el aumento del Rechazo se debía al mal trabajo realizado de la convención.

Tercera etapa

Cuando el aumento del Rechazo en las encuestas pareciera haberse consolidado, el gobierno de Boric dejó atrás el argumento de la campaña de desinformación / fake news y comenzó a decir que ambas opciones eran completamente legítimas.

  • Quienes llaman a Aprobar

Un sector de ellos comenzó a llamar a reformar la actual constitución de 1980, llamándola la Constitución de Ricardo Lagos por cuanto lleva la firma de ex presidente y no de Pinochet debido a que fue reformado bajo el gobierno de Lagos (2005) donde el mismo Lagos señaló que ahora sí quedaba una constitución plenamente democrática. Apareció el Aprobar para Reformar.

  • Quienes llaman a Rechazar

Este sector se vio ampliado más allá de la derecha fascista-pinochetista ya que se articuló un grupo denominado Amarillos por Chile compuestos por numerosos dirigentes de la ex Concertación, centro-izquierda de fuerte orientación neoliberal. Nace así el llamado a Rechazar para Reformar.

Cuarta etapa

Figuras emblemáticas se pronuncian. Eduardo Frei Ruiz-Tagle ex presidente demócrata cristiano llama a Rechazar el texto propuesto por la convención. Ricardo Lagos a través de una carta pública señala que ninguna de las constituciones cumple con reflejar las aspiraciones de todos, esto es, ni la constitución de 1980 que lleva su firma y que él mismo reformó y la cual señaló que quedaba plenamente democrática con la reforma de 2005 como la propuesta emanada de la convención. Con esto último, la opción del Rechazo se vio mucho más fortalecido y el campo progresista incrementó su división fortaleciendo a aquellos que desde la centro-izquierda llaman a Rechazar. La derecha fascista-pinochetista recibe estos acontecimientos con los brazos abiertos y con una sonrisa de oreja a oreja.

A esta altura las opciones puras-iniciales de Aprobar o Rechazar quedan completamente obsoletas y aquello de Aprobar para enterrar la constitución de Pinochet queda completamente muerta porque el eje del debate se traslada a optar por reformar aprobando o reformar rechazando, es decir, da igual porque en ambos casos lo que sucederá es reformar la propuesta de la convención no respetando lo obrado por la Convención Constituyente, lo que implica no respetar la voluntad y la soberanía popular.

Quinta etapa.

Gabriel Boric da una estocada, un golpe mortal a la soberanía popular.

En una reciente entrevista, Boric reconoce implícitamente la posibilidad cierta, al parecer, que la opción Rechazo triunfe en el plebiscito de salida del 4 de septiembre. Esto porque Boric mismo señala que de ganar el Rechazo se debería llamar a una nueva Convención Constitucional para que redacte una nueva propuesta de constitución. Lo dicho por Boric va en la misma senda que lo señalado por Ricardo Lagos en su carta pública.

Lo expresado por Boric profundizó mucho más la división al interior del progresismo y del bando del Apruebo siendo definido como un verdadero misil a los aprobaistas y un respaldo implícito a la opción Rechazo.

¿Qué esconde este zigzagueo político?

Primero, deja al descubierto que ninguna de las facciones al interior del bloque de poder dominante, a la cual llaman “fuerzas gobiernistas” (Apruebo) y las “fuerzas de oposición” (Rechazo) o si se quiere centro-izquierda o derecha fascista tienen una concepción profunda y genuina de soberanía popular, no la respetan y no consideran que el quehacer político esté radicado en el pueblo y sus delegados sino que el quehacer político se encuentra monopolizado por las instituciones del Estado, por el poder político de este, por los partidos político exclusivamente, por ende no por los movimientos y fuerzas sociales, y concentrada en la siempre nefasta clase política representante fiel de los intereses de la clase dominante.

Segundo, que ya hace bastante tiempo que las diferentes facciones burguesas vienen negociando una salida constitucional-institucional al profundo descontento con las condiciones de vida de gran parte de la población que clama un cambio estructural y que se expresó en el estallido social.

La salida constitucional ha sido siempre, desde la firma del Acuerdo Nacional por la Paz del 15 de noviembre del 2019, el centro de la salida burguesa y que siempre tuvo como objetivo anular el protagonismo popular, la generación de asambleas populares territoriales autónomas de la clase política y evitar un ejercicio real y ascendente de una democracia de los pueblos, de una democracia directa o popular que supere las barreras legalistas desde el Estado.

Tercero, las tratativas de espaldas al pueblo, y más allá de si gana la opción Apruebo o Rechazo, deja también al descubierto que la “democracia” en su concepción más amplia y profunda aparece como un problema real y efectivo ante los amplios y profundos intereses de la clase dominante. La democracia y su ejercicio real ha pasado a ser, junto a la soberanía popular, como un escollo para el objetivo principal de dejar todo tal cual, es decir, de imponer el gatopardismo neoliberal. Y en ello trabajan quienes apoyan la opción Apruebo, quienes apoyan la opción Rechazo y ahora también y en forma franca y directa el gobierno de Gabriel Boric con Boric como su guaripola.

El golpe de Boric a la soberanía popular.

Si bien la propuesta de constitución emanada de la Convención Constitucional no cambia en nada los 11 pilares del neoliberalismo y sólo se limita a un progresismo cultural centrado en la paridad, reconocimiento constitucional de los pueblos originarios y plurinacionalidad, mayores derechos para las disidencias sexuales y una ampliación de derechos, ámbito que los sectores liberales de la derecha fascista puede estar de acuerdo con los progresistas de centro-izquierda si mayores problemas, los cierto es que es propuesta constitucional gatopardista es el fruto de una expresión de soberanía popular emanada de la elección que instaló la convención. Con todo ello, y habiendo hecho el gobierno de Boric de la redacción de la nueva constitución una cuestión de vida o muerte para la realización y ejecución de su programa, ahora es el mismo gobierno que desconoce lo obrado por la convención reconociendo la posibilidad de empezar el proceso desde cero nuevamente.

Este viraje de Boric en 180 grados se debe a que el triunfo de la opción de Rechazo puede tener el mismo efecto que tuvo el estallido social para el gobierno de Piñera, es decir, el estallido social fue el principio del fin para el gobierno de Piñera, lo dejó sin programa de gobierno. El triunfo de la opción del Rechazo puede ser el principio del fin del gobierno de Boric dejándolo también sin programa que realizar y ante esta eventualidad requiere con urgencia comenzar a pavimentar un nuevo proceso convencional para dotar de alguna épica y sentido a la estrategia progresista que ya se muestra fracasada, fraccionada y sin el apoyo popular-emocional que tuvo en los eventos electorales anteriores. Si para ello es necesario asestar un golpe a su propia concepción de soberanía popular, desechar lo obrado por su propia Convención Constitucional, enterrar toda concepción soberanista e imponer la negociación clásica y oscura entre los integrantes de la clase política, si es necesario todo eso para salvar algo del proyecto progresista, entonces, Boric no tiene ningún problema en realizar una segunda traición como lo hizo durante el estallido social impulsando la firma del Acuerdo Nacional por la Paz de noviembre.

Un ejemplo de esta traición ascendente y los golpes constantes a la soberanía popular por parte del gobierno de Boric, es que en el mismo momento que alza la voz a favor de la plurinacionalidad y de distribuir el poder, acto seguido no duda en prolongar el Estado de Excepción en la Araucanía, Wallmapu, militarizar las carreteras, comprar equipamiento militar de mayor velocidad y abrirse a discutir si ampliar o no ese mismo Estado de Excepción no sólo hacia la Araucanía sino también a la región de los Lagos y de los Ríos. Se quiere llamar a votar por el Apruebo con la pistola en la nuca y con presos políticos mapuche y chilenos.

Otro ejemplo de esta negociación de espaldas del pueblo, y de la política gatopardista, es que siendo la exigencia del estallido social de crear un nuevo sistema nacional de salud que supere el proceso neoliberalizador de ese sector, ahora Boric a través del ministerio de salud ha llamado a conformar una Comisión Nacional que elabore una propuesta para crear un Sistema Nacional de Salud. Esta comisión nacional estaría compuesta por dos comisiones:

  1. la primera comisión compuesta por organizaciones de la sociedad civil y
  2. otra comisión integrada por todos los ex ministros de salud de todos los gobiernos anteriores. Es decir, por todos los ministros que en los gobiernos anteriores mercatilizaron la salud, la neoliberalizaron y la transformaron en mercancía. Sin duda el engendro que de ahí saldrá será simplemente más de lo mismo. Eso es también vulnerar gravemente la soberanía popular, la democracia de los pueblos.

La tragedia de la otra izquierda.

Ante este escenario donde las facciones burguesas se aproximan, acuerdan y ya elaboran una nueva salida burguesa a la crisis, sectores de la izquierda no parlamentaria, aunque electoralista, ha abrazado también la opción electoral de llamar a votar por el Apruebo, es decir, han optado por ser parte de este circo donde ellos no tienen ninguna posibilidad de redirigir, o de incidir realmente en los contenidos del Apruebo que corre bajo la conducción burguesa sin embargo estos sectores de izquierda no parlamentaria, reformista, han venido a confundir a las masas, estorbar el nacimiento de una verdadera oposición anti capitalista y han venido a validar un circo electoral donde las negociaciones están en marcha sin que se haya depositado siquiera ni un voto en la urna. Triste espectáculo de esta izquierda reformista que se viste con un ropaje revolucionaroide.

Por otro lado, la izquierda electoral, aquella que se define desde una concepción revolucionaria, salvo algunas excepciones, ha quedado en el ostracismo del planteamiento político público ante un hecho político de proporciones. Son escasas las organizaciones de este sector que han sacado un pronunciamiento público ante el plebiscito de salida y que no sólo vaya en la dirección de desenmascarar el proyecto de revalidación de la propuesta burguesa, sino que llame a iniciar un proceso de construcción de una oposición anti capitalista y de avanzar hacia la construcción de una alternativa popular y revolucionaria. Ahí todo lo que se escucha es un silencio sepulcral. Todo en medio, también, del aumento de la inflación, el encarecimiento de los productos básicos y del anuncio de la recesión para Chile en el contexto de la crisis del capitalismo mundial.

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