¡CHILE ESTA EN GUERRA! ¿CONTRA QUIÉN?
La instalación de la Convención Constitucional ha ayudado poderosamente para que la agenda de lo inclusivo se tome el escenario como si eso fuera lo central. A la vez se señala de vez en cuando, por algunos de sus integrantes, que se deben realizar los cambios profundos que el pueblo viene demandando sin explicitar cuáles ni como y que harán esas fuerzas progresistas cuando la clase dominante recurra a su brazo armado de siempre para que la ayude a defender sus bastardos intereses.
Sobre el rol de las fuerzas armadas se repite como un mantra aquello que “debe estar subordinado al poder político” como si eso asegurara la imposibilidad que estas perpetren una nueva matanza contra el pueblo. Nada han dicho estas mismas fuerzas progresistas el rol que ha seguido teniendo la Doctrina de Seguridad Nacional, y sus derivados, en los institutos armados como tampoco la inserción de las fuerzas armadas chilenas en las alianzas militares al mando de Estados Unidos como la Operación UNITA, el envío a oficiales a la Escuela de las Américas, hoy bajo otra denominación, etc.
Hasta aquí estas fuerzas “transformadoras” sólo son capaces en llegar hasta la reforma de ese brazo asesino sin ir más allá en su cuestionamiento tanto porque su ideología así no se los permite como por el miedo a herir la epidermis de estas bandas.
Lo concreto es que Chile ha estado siempre en guerra. Sus fuerzas armadas son equipadas con armamento de punta y la inversión en ellas, como en la defensa interna a manos de las policías, son cuantiosas. Esta inversión sitúa a Chile en los primeros puestos de los países que en América Latina más invierten en el rubro militarista. Este hecho no cuadra porque la última guerra que tuvo Chile fue precisamente la Guerra Interburguesa del Pacífico o del Salitre 1879 – 1884. Hace más de 137 que Chile no dispara una bala contra un ejército extranjero, ¡y en buena hora! Pero si ese hecho es cierto, ¿qué sentido tiene mantener a estas fuerzas armadas?
¡Ninguna! No tiene sentido, que un país subdesarrollado y con miles de problemas sociales derivados de la igualdad generada por el capitalismo y de la concentración de la riqueza, despilfarre cuantiosos recursos contra un enemigo externo imaginario cuando los altos mandos saben que una guerra contra los vecinos inmediatos es imposible básicamente porque pondría en riesgo los objetivos estratégicos-geolpolíticos del imperialismo en la región.
Si no tiene sentido alguno, para los intereses populares, entonces, estas bandas asesinas deben ser abolidas y en la nueva constitución deberían dejar de existir ya que, si los constituyentes parten de la premisa que las políticas inclusivas son lo central, entonces, esa inclusividad no se puede lograr con una sociedad militarizada, con un Estado siempre en la carrera armamentistas y con un gasto militar sideral. Pero para que esa desmilitarización de la sociedad, entendiendo por ello la abolición de las fuerzas armadas se logre, se debe romper con todos los tratados, pactos y alianzas militares con las potencias extranjeras, con la compra de armamentos, con la realización de eventos militares internacionales donde esos espacios se prestan para el tráfico internacional de armas como puede ser la FISA, es decir, ejercer soberanía sobre cómo construir una nueva relación. Pero eso sería pedir demasiado para estos “progres-rebeldes”
¿CONTRA QUIÉN ESTÁ EN GUERRA?
Queda claro que, si Chile ha tenido una sola guerra contra una potencia extranjera en su historia y 25 matanzas en Chile mismo, y contra sus pueblos, entonces es bastante evidente que las fuerzas armadas se entrenan, se forman, se armas y dirigen sus fusiles contra el pueblo mismo y esa ahí su importancia ante los ojos de la clase dominante y su esfuerzo por mantener a esos monstruos. Cuando ellos dicen que las “fuerzas armadas defienden la patria”, lo que están queriendo decir en verdad es que “las fuerzas armadas defienden nuestros intereses”, ¿de quiénes?, los intereses de la clase dominante.
Lo anterior queda también de manifiesto en la brutalidad de la represión durante el estallido social y donde para las fuerzas represoras, el enemigo interno por fin tuvo rostro y cuerpo, pero para mal no fueron algunos rostros y cuerpos sino miles, millones que se lanzaron a las calles a protestas por casi cinco meses, entonces, el pánico cundió y había que reprimir en masas, cayera quien cayera y mutilara a quien mutilara.
¿CUÁNTO GASTAN?
CHILE destina 2.354 millones de dólares para el presupuesto de la Defensa 2021
CHILE aumenta su presupuesto en Defensa
https://www.defensa.com/chile/chile-aumenta-presupuesto-defensa-sudamerica-baja-gasto-militar
La inversión anti protesta en Chile superan los 15 millones de dólares