CHILE: LA DESESPERACIÓN DEMOCRÁTICA
Comentario Previo IPNEWS
Es importante que quienes se ubican desde fuera de la institucionalidad y del aparataje del Estado saquen la voz ante los diferentes eventos del proceso político, que pongan a disposición sus puntos de vista para aportar al debate y a la construcción de una visión en común sobre la realidad. Esto sin duda requiere un grado importante de valentía y transparencia toda vez que las opiniones son sometidas al comentario y crítica pública. Sin ideas ni debate los procesos no avanzan. La lucha político-ideológica es tan importante como la lucha frontal que a la vez van de la mano y son inseparables. Siempre de cara al pueblo. Bien compañer@s.
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La desesperación democrática
Hace unas semanas atrás planteábamos, en una columna de opinión, la creación por parte de la democracia de una burbuja democrática, cuyo principal propósito buscado era tapar la evidente derrota descomunal e histórica de las elecciones del 15 y 16 de mayo. Tenemos que reconocer que pensábamos que aquella “imagen” utilizada iba a durar poco tiempo, principalmente por lo peligroso de crear procesos con pies de barros, que tarde o temprano terminar por desmoronarse estrepitosamente. Pues, la democracia ha decidido correr el riesgo de seguir con esa fara maña y pensándolo bien tiene sentido esta medida que esboza desesperación por donde se le mire, no les queda de otra que arriesgarse para tratar de maniobrar dentro de la derrota, la que el día de ayer se profundizó de forma bestial con ese 19,6% de concurrencia a las urnas a nivel nacional pero que en ciertas partes del país fue de 12 y/o 13%, Santiago con su 25% de concurrencia altera el promedio.
El problema fundamental que tiene la democracia en su conjunto es que no cuenta con la validez ética del sentido común, lo que profundiza aún más su severa crisis de legitimidad y hegemónica, la democracia sigue en jaque, en ese que no ha podido salir desde octubre del 2019. Hay desesperación y la burbuja democrática ha generado que se hayan llevado adelante ciertos procesos para forzar situaciones a favor de la democracia, que al no obtener los resultados esperados en sus apuestas de tramos anteriores, se ve obligada – para mantenerse- intentar la instalación de un sentido común paralelo y falso. Al menos reconocemos los siguientes procesos forzados:
– Se ha querido instalar la disputa en el escenario de lo institucional a través del invento de vencedores y perdedores como si fuese un asunto de incumbencia popular. Que ha perdido la vieja y ha ganado la nueva política, la que supuestamente es representativa de los anhelos y búsquedas del Pueblo de Chile. Hay una sobre reacción y sobredimensión evidente, de situar en las alternativas electorales las diferencias para los destinos del país, cuando en la realidad la disputa está entre la institucionalidad democrática – toda- y lo propio popular. Evidentemente que esto procura proteger a la democracia a la vez de dotarla de sentido forzado.
Por otro lado, aquello que se embiste como nuevo no es tal, responde a una estructura totalmente correlativa de los procesos democráticos, es decir, si bien presenta matices de diferencias su esencia es la misma, la de realizar maquillajes dentro de una institucionalidad. Hemos sido reiterativos en plantear que el capitalismo mundial y criollo está mutando, el neoliberalismo dejó de existir hace más de una década empezando desde aquel momento un tránsito hacia la búsqueda y que en el contexto actual ya entra de frentón a su materialización.
– Luego de las elecciones del 15 y 16 de mayo, ante la evidente derrota descomunal e histórica de la democracia, ésta optó por emprender una campaña comunicacional gigantesca y feroz para tratar de encauzar la rebeldía hacia el plano de lo institucional. Lo que no pudieron hacer en las urnas, lo pretenden realizar a través del marketing político carente de entramado, dándole cabida a un bombardeo grotesco y cotidiano para tratar de incidir en el sentido común. Esta ofensiva de consternación procuraba dos cosas que simplemente no les ha resultado para nada.
La primera fue fijar la mirada en el balotaje de las elecciones de gobernadores, un puestito de menor rango pero que con un excesivo centralismo y sobredimensionada disputa procuró instalarse como la madre de todas las batallas. Comunicacionalmente se venió la disputa de Oliva y Orrego como si fuese una verdadera campaña presidencial y/o definitoria para los destinos del país. Las grandes mayorías no estuvimos ni ahí con aquello, los resultados están a la vista y fue una elección de la superestructura, ajena por completo para los(a) populares y en correlato absoluto con la derrota del 15 y 16 de mayo. Lo gracioso de las elecciones de ayer, es que “revive” los sectores que la grandilocuencia había dado por muerto hace un mes, volatilidad política absoluta.
La segunda es la intención de contrarrestar a más no poder la impronta insolente del Gigante Popular y del Pueblo Mapuche, de hacer creer que se acabó y/o meter bajo la alfombra de la democracia. Al no tener el fetiche de Plaza Dignidad (lo digo en el sentido de lo que se ha transformado para la posición ciudadana y no por esas voluntades populares que han combatido en aquel espacio), siguen pretendiendo de decretar muerta la Revuelta, procurando de despojarla de sus propios procesos e intensidades. Pues, a esa pretensión de generar el vacío de consternación le ha salido el tiro por la culata, la realidad es totalmente otra, el pueblo mapuche y el Gigante Popular siguen en su andar insolente y sobre todo de nuevas búsquedas, los hechos están a la mano y vista de todos(a).
– No sé a qué mente grandilocuente se le ocurrió suponer que las movilizaciones populares tienen que tener un decante y/o correlato con procesos eleccionarios. Una burda búsqueda de institucionalizar la rebeldía y que cuando no les funciona viene la lluvia de improperios denostando una y otra vez al Pueblo de Chile. Señores y Señoras, se equivocan rotundamente, sus posturas ciudadanistas valen callampa, lo propio popular está tiqui taca, no les compra sus ofertones y venta de humos…nos vamos a la playa el día de votación (Antofagasta) y peleamos en las calles no por redes sociales ni menos hacemos de la lucha popular un fetiche.
Las movilizaciones populares tienen un decante y correlato desde y para lo popular y contra esta democracia yera, todos sus dichos culpándonos de su debacle métanselo por el culo.
– Las ONGs al poder: La crisis democrática de legitimidad y hegemónica, es indistinta al color o matiz de sus participantes e independiente del signo partidario de las posturas, es decir, recorre a toda la institucionalidad incluida a la que se embiste de representación popular y se instala como alternativa. El 15 y 16 de mayo fue lapidario para moros y cristianos, todos sin distingo alguno necesitan y buscan espaldas para tratar de darle sentido en algo a sus procesos truncos y de alcance limitado, la Convención constituyente y lo alternativo ciudadano no escapa de aquella realidad.
Hace unos días atrás se lanzó una ofensiva mediática por convencionales independientes, quienes se arrogan una representatividad popular y que pretende realizar un gallito institucional para posesionarse y abrirse paso hacia noviembre (todos miran noviembre). Con bombos y platillo se ha vendido una posición del todo dislocada con la realidad popular y que en demasía derrocha símbolos, afirmaciones y certezas ciudadanas, de esas que buscan hacer cambios limitados dentro del mismo marco jurisprudencial y con los mismos actores que por treinta años han llevado al país al despeñadero. La pretensión es focalizar la mirada en la Constituyente, de llevar para ya la disputa cubriendo y protegiendo la institucionalidad democrática. Lisa y llanamente una venta de humo, que al revisar el listado de organizaciones que respaldan esa vocería lo más llamativo es la cantidad de ONGs presente y la casi nula participación de organizaciones Populares y Mapuche que han estado al pie del cañón todo este tiempo. Lo propio popular no tiene nada que hacer en sus llamados a respaldar la convención, eso pídanselo al porcentaje que sacaron de ese 41% de concurrencia y no al 60% que no estamos ni ahí con su convención eunuca, la insolencia no tiene nada que ver con esos procesos truncos y del todo institucionalizados.
Es necesario dar un debate claro y sin tapujos al respecto, es del todo probable que este sector ciudadanista pretenderá meter la puntita en las Asambleas Populares, de instalar asuntos de la democracia en nuestras cotidianidades. El portazo tiene que ser contundente, no hay cabida, las Asambleas Populares deben preocuparse de lo propio popular, de levantar la alternativa revolucionaria. La historia nos deja grandes enseñanzas al respecto, las pretensiones de esta vocería representativa auto designada, es muy similar – guardando las proporciones- a lo hecho por la naciente Concertación a finales de los ochenta…usar lo ajeno de la insolencia popular desbordante para sentarse en su institucionalidad a dibujar los destinos de la democracia migajera.
Fernando
Secretario General
Lautaro
Movimiento Juvenil Lautaro
14 de junio de 2021