CHILE: MORAL, MORALISMO Y PROGRESISMO. ¡LA BANCARROTA!
Cada cierto tiempo en Chile nacen grupos y corrientes progresistas bajo un discurso moralista, moralizador contra los viejos estandartes del progresismo que se resisten a entregar el poder y perpetuarse en él. Esto no es más que la lucha de poder al interior del progresismo que explota cada cierto tiempo a lo cual en su momento denominaron “los díscolos”.
El primero en asumir un discurso moralizador, moralizante y soberbio fue el ex candidato Marco Enriqués-Ominamo, MEO, que en su candidatura presidencial, 2009, obtuvo un 20%. Fue la primera vez que un sector desde fuera de la Concertación alcanzaba tan alto porcentaje. Esto reflejaba el descontento de la nueva generación de progresistas que veían toponeado su acceso a las esferas del poder y del Estado. El discurso soberbio y de superioridad moral de MEO hizo que atrajera para sí a un sector importantes de la pequeña burguesía, de los sectores medios aspiracionales que años después volcarían sus votos por el Frente Amplio. No pasaría mucho tiempo para que MEO fuera investigado por casos de corrupción y por aportes ilegales en su campaña presidencial impedido hasta hoy de sus derechos políticos.
Fue el 2017, ya formado el Frente Amplio, que Beatriz Sánchez candidata de esta alianza obtiene también el 20% de los votos también desde la soberbia y la crítica de superioridad moral hacia la Concertación sumándo a esto la virtud de la juventud, que al igual que MEO, hacían de ambas cosas sus fortalezas con el anuncio de realizar una nueva política. La lucha de poder al interior del Frente Amplio, su fraccionamiento, la aprobación de espaldas al pueblo del acuerdo nacional con Piñera, como la aprobación de las leyes represivas durante la pandemia entre otros hizo que el FA se desprestigiara en amplios sectores del pueblo y que se lo asocie ahora como parte de la repudiada clase política.
Ahora es el turno de la Lista del Pueblo, lista de independientes de centro e izquierda que obtuviera 27 convencionales al interior de la Convención Constitucional, que se ha visto en una lucha interna donde a pocas horas desconoce la proclamación del sindicalista-homosexual, Cristián Cuevas, desatando en su interior una lucha de poder ácida. Pero a eso se suma la denuncia realizada por CIPER de casos de corrupción en cuanto a que habrían integrantes de estas listas que habrían contratado a parientes durante la campaña y como sus asesores en el proceso convencional
Curiosamente, en los tres casos, todos ellos, ha emergido anunciando una nueva forma de hacer política, el desterrar las malas prácticas, la soberbia contra sus padres y madres políticos, también corruptos y ávidos de poder, y todos ellos, también, definiéndose como los verdaderos y únicos representantes de los intereses populares.
El derrumbe del discurso inicial moralizador de estos progresistas no es más que el derrumbe, nuevamente, de la moral burguesa en su versión progresista. La burguesía es de todas las clases la más corrupta sin importar cómo se presente esta y con esto queda demostrado esa sentencia.
Es por esto, que es necesario tener siempre presente e impulsar al interior del pueblo y sus organizaciones a moral revolucionaria que se encuentra en el polo opuesto a esta moral decadente y se enfrenta a ella en forma antagónica. Así como se requiere construir una nueva sociedad, una nueva democracia y un nuevo Estado se debe levantar desde la moral revolucionaria, desde la construcción del hombre, mujer nueva.
Gastos de campaña de la Lista del Pueblo
