CHILE: ¿QUÉ HACER DESPUÉS DE LAS ELECCIONES EN ADELANTE?
¡A TOMAR POR DERECHO LO QUE NOS CORRESPONDE, LO QUE NOS PERTENECE!

Después de tanto circo electoral, de ofertones de campaña, de negociaciones a espaldas del pueblo dentro de cada alianza electoral y de negociaciones entre todos los componentes de la clase política (negociación inter burguesa), después de toda esa farándula, se diluye el paraíso y tierra prometida, la promesa del nuevo Chile, de un nuevo pacto social y salta a la vista, en toda su dimensión, la porfiada lucha de clases, la extrema riqueza, la extrema pobreza, la concentración de la riqueza y del poder, y la desconcentración y fragmentación de los populares.
La realidad recupera su espacio y cada uno comienza a asumir su realidad individual miserable. Después de la ilusión que “todos somos iguales” y que nuestros votos valen los mismo, nos damos cuenta que nuestros votos pesan menos que el algodón, tienen menos relevancia que un sueño nocturno y que cambian tanto como un ser mitológico al cual se le prenden velas.
Nos damos cuenta que las filas de votantes fue solamente una puesta en escena donde todos los electores creen genuinamente que podrán cambiar los destinos de la “patria” y una vez depositado el papel marcado y conocidos los resultados se dan cuenta que nada cambiará, y que las negociaciones de un “nuevo programa” al cual nunca conocieron y que nunca los invitaron a elaborar y deliberar, se dan cuenta que todos ellos votaron y serán otros, nuevamente, los que decidirán no el destino de la patria sino los nuevos grados de explotación a los cuales serán sometidos mientras los de siempre engordan sus cuentas bancarias y donde el rico se hace más rico y el pobre más pobre.
Se arrepentirán de votar al recordarse que eso mismo ocurrió hace 4, 8, 12, 16 ….años atrás y que en la medida que la historia avanza hacia adelante los que nada tenemos, salvo nuestra fuerza de trabajo, nos encontramos más encadenados y aun no hemos despertado lo suficiente para entender que no tenemos nada que perder salvo nuestras cadenas. Nace la desesperación, la tristeza, la frustración, la pena, la indignación, la incertidumbre, los miedos.
Nace también la duda ¿qué hacer después de las elecciones en adelante?
Primero, comprender que los trabajadores y pueblos sólo pueden confiar en los trabajadores y pueblos mismos.
Segundo, que un sistema, régimen y modelo dictatorial, como la dictadura capitalista, no se puede reformar a sí mismo. No se puede reformar ni menos humanizar. La bestia es demasiado bestial para que entienda con buenas palabras, con el sentido común, con el diálogo, con la conciliación, con la democracia de los acuerdos y menos con la justicia en la medida de lo posible.
Tercero, que nada pueden conseguir los trabajadores y pueblos desde dentro y que como decía José Martí: “Viví en el monstruo, y le conozco sus entrañas y mi honda es la de David”.
Cuarto, también los pueblos y trabajadores deben comprender que los pueblos y los trabajadores que se someten, también perecen, mueren.
Quinto, que el monstruo tiene una gama amplia de defensores y representantes. Unos se presentan en su versión de lobo y otros bajo la piel de oveja. Ambos hacen todo por seducirlos, los primeros desde sus discursos de odio y los segundos con sus discursos rosado, con un puño y una rosa. Ambos persiguen perpetuar la larga vida de la bestia y ambos constituyen la clase de los opresores.
Sexto, para abrir caminos los miserables y derrotados se deben hacer una sola respuesta: ¿quién son los enemigos de los trabajadores y de los pueblos? Algunos se confundirán al percibir a los enemigos como adversarios creyendo que se pueden encontrar dentro de la clase explotadora gente sensible, y solidaria con nuestras luchas. Algunos creerán que al igual que el virus, algunos se pueden convertir en buenas personas. ¡Imposible!
Séptimo, una vez identificados el / los enemigos de los pueblos y de los trabajadores se debe hacer la segunda pregunta urgente y necesaria: ¿qué hacer? La respuesta que emane nos dirá cuál debe ser nuestra estrategia, nuestra táctica y nuestro programa. Estos tres elementos nos señalarán el tipo de organización que se debe construir y las luchas que debe dar.
Octavo, por último, en la actual coyuntura electoral, en las entrañas del “nuevo ciclo” nace también la interrogante de ¿qué hacer después de tanto circo? La única respuesta posible, es que, si sólo podemos confiar en nosotros mismos, si tenemos claro cuáles son nuestros enemigos, si sabemos cuales son los elementos estratégicos-tácticos como programáticos, si sabemos cuáles son nuestras demandas inmediatas, entonces, no hay más que avanzar y tomar los que por derecho nos corresponde, lo que nos pertenece y como también decía José Martí: “Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”.