CHILE: SALVADOR ALLENDE Y UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

CHILE: SALVADOR ALLENDE Y UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

El movimiento social, a partir del 2011, y más claramente durante el estallido social, 2019, ha dejado bastante claro que la actual sociedad chilena no sirve para satisfacer las necesidades básicas de las mayorías y otorgar una vida digna basada en los derechos humanos no como una letra muerta sino como una realidad.

La mal llamada transición a la democracia pactó con las fuerzas fascistas asegurando la continuidad del modelo económico neoliberal y con ello la constitución fraudulenta.

El ejercicio de los gobierno burgueses pos dictadura no sólo perfeccionó la herencia dictatorial, también la hizo suya, sino que cubrió de legitimidad y legalidad de esa dictadura o mejor dicho de ese gobierno de facto que derrocara a un gobierno constitucional quebrantando para ello la propia legalidad burguesa representada en la Constitución de 1925 que en sus primeros artículos condenaba la sedición y alzamiento armado contra un gobierno constitucional.

La nueva traición del progresismo, en medio del estallido social, aparte de ir al rescate del gobierno asesino de Sebastián Piñera, fue la firma del Acuerdo Nacional en el mes de noviembre, 2019. Este acuerdo, firmado a espaldas del movimiento social, impuso un plebiscito donde una de las principales demandas del pueblo movilizado y combatiente, quedó fuera. La Asamblea Constituyente Libre y Soberana fue censurada por la clase política una forma sutil de denominar a la clase dominante, también conocida como dúopolio.

Ese pacto mal oliente sólo puede hacer presagiar que lo tendrá la constitución que de ahí salga será un par de reformas que en nada terminará con el modelo de explotación, miseria y de concentración de la riqueza y que nada tendrá de nueva. El gatopardismo será el centro de ese proceso.

En este contexto cobra mucha más importancia, también desde el punto de vista constitucional, la propuesta que Salvador Allende redactará (1972)como propuesta de nueva constitución. Claro está que esta constitución, su contenido e inspiración, nacía desde la más profunda convicción que el capitalismo no era de modo alguno el sistema económico que llevaría al pueblo al reino de la felicidad y de la vida digna sino el socialismo. Esta convicción se hizo carne en las masas postergadas por décadas y siglos y esta a la vez fue creciendo a medida que se desarrollaba el gobierno popular.

La decisión tomada, de dar vuelta la página capitalista e iniciar una nueva etapa en la historia denominada Segunda Independencia, partía también por comenzar la construcción de una nueva sociedad, nueva democracia y un nuevo estado de la forma prevista por Salvador Allende, vía chilena al socialismo, que no era más que un proceso revolucionario y popular desde la legalidad burguesa.

Sin duda los progresistas de hoy no tomarán este texto constitucional como un referente. Su compromiso con la defensa del capitalismo es demasiado grande.

La convocatoria a plebiscitar el siguiente texto constitucional se realizaría el 11 de septiembre de 1973. Las fuerzas reaccionarias para evitar dicho anuncio realizaron el golpe de estado imponiendo una dictadura que duraría 17 años. Había que parar el protagonismo popular o como lo señalara el imperialismo “no se aceptarían nuevas cubas” sin importar la vía que esas “nuevas cubas” utilizaran.

En el debate que el pueblo estará sometido, y ante la farsa de constituyente que han impuesto, bien es necesario tener este texto a la vista.

Sorprende los primeros párrafos de esta propuesta donde nada más y nada menos señala el fin de “la explotación del hombre por el hombre” queriendo decir con ello el fin de la propiedad privada sobre los medios de producción social.

La exigencia de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana se mantendrá como bandera de toda validez más allá de la realización del plebiscito pactado del 25 de octubre, 2020. En tal sentido bien se puede convertir este texto constitucional en un material de estudio como también una bandera de lucha teniendo claro que estamos en épocas distintas aunque el imperialismo es el mismo, la oligarquía y la burguesía siguen siendo iguales de reaccionarias y la lucha de clases nos sigue enseñando la validez de la revolución. El mundo ha cambio en su forma pero no en su contenido o esencia.

Este documento histórico cobra mucho mayor relevancia en el contexto actual donde el 4 de julio, 2021, se instalará la Convención Constitucional derivada del acuerdo nacional firmado en noviembre, 2019, en pleno estallido social y que permitió salvar el colapso de casi todo el modelo neoliberal con el gobierno de Piñera incluido. 

Las tratativas de espaldas al pueblo, y las negociaciones que ya aparecen en el horizonte hacen prever que los cambios estructurales estarán lejos de producirse y será más que nada un cambio cosmético. 

La constitución de Salvador Allende cobre más sentido en momentos que se pretende instalar como “nuevo” el maquillaje que viene y donde se realizará sin el movimiento social y sin una visión estratégica popular revolucionaria detrás. 

Les dejamos este texto para que las generaciones pasadas recuerden a un hombre que no transó y a las nuevas generaciones para que piensen en lo que pudo ser y lo que les toca construir hoy y para el futuro

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VAMOS REBELDES CONSTITUCION POLÍTICA SALVADOR ALLENDE

 

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