CHILE Y LA CONDENA A LA VIOLENCIA
REVISTA AMÉRICA REBELDE
El discurso oficial repite como un mantra que “se condena a la violencia venga de donde venga”. Este mantra repetida hasta el cansancio no tiene otro sentido que deslegitimar la protesta social, criminalizarla y dejar caer sobre ella todo el peso de la represión que posee el Estado Opresor. Para ello se invierte en cámaras de vigilancia en las calles céntricas, en equipamiento bélico para las policías, armamento para el ejército para conflictos urbanos junto con el endurecimiento de las leyes penales que persiguen al pueblo movilizado.
Sin embargo, lo que no dice el discurso oficial, lo que no señala porque sería atacarse a sí mismo y desnudar su real esencia criminal, es que la violencia originaria no es otra que la violencia inherente del capitalismo. Una de las características del capitalismo es la concentración cada vez mayor de la riqueza, y por lo tanto, la exclusión de la mayoría (proletariado) de los beneficios que sólo son reservados para una minoría privilegiada (oligarquía). También es justamente esa concentración mayor de la riqueza lo que al final se va traduciendo en una mayor represión hacia los marginados, hacia los esclavos.
¿Cuál es la realidad de la violencia en Chile?
1) La riqueza privada en Chile llegó en 2016 a US$ 393 mil millones.
2) 115 familias manejan el 12,7% la fortuna del país lo que equivale a US$ 50.018 millones
3) 11 mil familias con un patrimonio de más de US$ 1 millón
4) Solamente, el 2013 la suma de los 20 mayores grupos económicos de Chile llegó US$ 145 mil millones lo que equivalía a 52,61% del Producto Geográfico Bruto (PGB). Eso fue hace 7 años atrás ¿Cómo será hoy?
5) El 1% más rico concentra el 30,5% de los ingresos. El 0,1% más rico el 17,6% y el 0,01% más rico concentra el 10%. Dentro de ese 1% más rico equivalente a 1200 individuos (personas), posee un ingreso per capita 1200 veces superior al ingreso per capita del 99% más pobre de la población y 3000 veces mayor que el ingreso promedio del 80% más pobre de los chilenos.
6) US$ 6.045 haciende las imposiciones impagas por parte del empresariado a los trabajadores.
7) $!78 mil millones de pensiones de trabajadores fallecidos que se los queda las administradoras privadas de pensiones (AFP) y que no son entregadas a sus familias o cónyuge.
8) El 2019, las AFPs, en Chile, obtuvieron $401.884.647.000 equivalente a $1.472.104.934 (diarios) solamente en GANANCIAS que van al bolsillo de los dueños de las AFPs y no al trabajador.
Es cuadro no es para nada el reino de la paz sino el infierno de la violencia estructural sobre el cual se sustenta el modelo chileno y que tritura las vidas de los trabajadores y pueblos.
Es esta violencia sistémica la cual es respondida por las masas en las protestas y en el reciente estallido social que se inició el 18 de octubre, 2019 y que seguramente ese estallido tendrá su nueva versión mucho más masiva y mucho más radical.
¿Es posible condenar la violencia venga de donde venga? Claramente que no. Una es la violencia originaria (condenable) y la otra es la defensa de la vida.