ELECCIONES GENERALES Y EL DOMINIO DE LOS VENDEPATRIAS EN EL PERÚ
Elecciones generales peruanas,entre el miedo y la apatía
Fuente: ollantayitzamna
9 ABRIL 2021

¿Cómo llegó Perú a esta situación?
Este domingo 11 de abril, más de 25 millones de peruanos están habilitados para elegir en las urnas al nuevo Presidente/a de la República y dos vicepresidentes del país, 130 congresistas y 5 representantes supranacionales. Compiten 18 candidatos/as a la presidencia.
Este bicentenario país, al momento se encuentra gobernado por un frágil gobierno transitorio, después de un inesperado cierre del Congreso de la República y la conformación de uno nuevo para un período de año y medio.
Además, el Perú sobrevive a la racha del estreno de tres presidentes en sólo días, luego de la caída del entonces Presidente Pedro Pablo Kuczynski envuelto en actos de corrupción pública que carcome a todo la estructura estatal.
Desde la instauración del sistema neoliberal en este país suramericano (1992), todos sus ex gobernantes o fueron o están siendo procesados o encarcelados por actos de corrupción, con la excepción de uno que se suicidó para no ser detenido, y otro que falleció.
A esta dantesca realidad política que desanima hasta a la ciudadanía más convencida, se suma la pandemia del COVID19 que dejó al desnudo las bicentenarias desgracias del aparente Estado peruano y condena a la incertidumbre existencial a la “criollada” peruana que siempre se creyó estar por encina de Cuba, Venezuela o Bolivia. En los hechos, el país está muy mal herido a nivel material y emocional.
En estas condiciones, la ciudadanía está obligada a ir a las urnas a votar bajo pena de multa del equivalente al promedio de 20 dólares. Y lo que se constata, a sólo horas de las elecciones generales, es que ninguno de los candidatos/as presidenciales consigue superar el 10% de las preferencias electorales.
Esto indica que el 6 de junio, en la segunda vuelta, se definirá quién será el siguiente gobernante que asumirá el poder, sin mayor respaldo popular. Al parecer, las elecciones sólo alargarán la situación de la inestabilidad sociopolítica del país.
¿Cómo llegó Perú a esta situación?

A inicios de la década de los 90 del pasado siglo, se implantó en el Perú el sistema económico neoliberal como la cultura hegemónica. Al grado que no sólo se privatizó los bienes comunes y empresas públicas sin mayor resistencia social, sino que se neoliberalizó el sentido común peruano. En los colegios se anularon las asignaturas de filosofía o todo lo que estimule al pensamiento crítico y les hicieron creer a los niños que “de mayores todos/as llegarían a ser empresarios exitosos del libre mercado”.
Mientras instalaban este falso horizonte utópico en el sentido común peruano, la oligarquía nacional (mediante sus centros de investigación cualificados, sus espectaculares medios corporativos de desinformación, sus iglesias y sus universidades) afianzó en el peruano promedio el odio a todo lo que suene o represente “izquierda social o izquierda política”. Al grado que las mismas izquierdas peruanas se neoliberalizaron y, ahora, tienen miedo de plantear abiertamente la nacionalización de los bienes y servicios privatizados, o el fortalecimiento del Estado mediante empresas públicas.

El experimento neoliberal peruano es prácticamente un panóptico donde la implacable gendarmería neoliberal tiene bajo control los miedos y deseos individuales y colectivos de la gente para evitar cualquier posibilidad de pensar o impulsar procesos de cambios trascendentales.
Por eso, la “izquierda política” que, en este caos, tiene grandes posibilidades de llegar al poder, confiesa públicamente y por anticipado ser contrario al gobierno dictatorial de la hermana República Bolivariana de Venezuela. Promete continuar con las inmorales políticas económicas neoliberales. Salvar empresas privadas con fondos públicos.
La reforma constitucional que prometen, es prácticamente un eslogan electoral para ganar votos. Triste y dura realidad en un país empobrecido y saqueado pero ilusionado en convertir a sus 32 millones de habitantes en 32 millones de exitosos empresarios privados.
Fenómeno Pedro Castillo

Pero en este país laboratorio para posteriores estudios psicosociales, aparece un fenómeno electoral que la oligarquía criolla peruana y sus medios de desinformación peruana no pueden ocultar. Es el fenómeno Pedro Castillo
Castillo, un campesino, dirigente magisterial, profesor rural de primaria, desde las profundidades de Los Andes, desafía a la ética y estética neoliberal del Perú con su sola presencia campesina en un Perú espectacular y farandulera.
Con el sombrero puesto y lápiz en mano recorre el país, incluso derrotando al COVID19, llenando de multitudes plazas y calles con las y los sobrevivientes “indeseados” del sistema neoliberal, proclamando el eslogan de: “No más pobres en un país rico”.
Pedro Castillo, con su acento y lógica andina, propone nacionalizar los bienes privatizados, fortalecer el Estado mediante empresas públicas, concertar una nueva Constitución Política para reorganizar las instituciones estatales, emprender una educación universal para el pensamiento crítico…
No sabemos exactamente cuántos peruanos/as se sentirán identificadas/interpeladas con la “actitud de Pedro Castillo”. Lo que sí es cierto es que su sola presencia disruptiva en la apática coyuntura electoral peruana es ya un gran logro para la esperanza de cambios estructurales en el país.
Nadie asegura que las propuestas planteadas por Castillo sean factibles en su totalidad. Lo único cierto es que el Perú, producto de los 30 años de neoliberalismo continuo, es un mendigo iluso que hasta perdió “el banco de oro” en el estaba sentado esperando convertirse un día en el semillero empresarial.
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Tensiones y un futuro incierto entre las izquierdas de Juntos por el Perú
No todos están contentos con el liderazgo de Verónika Mendoza al interior de esta alianza de izquierdas. Un nuevo comunicado firmado por una facción ‘rebelde’ oficializará en las próximas horas su apoyo al candidato Pedro Castillo. Nadie está seguro de que la unidad que se prometieron sobreviva luego del 11 de abril.
Por Giovani Alarcon
La llaman “afiliada de última hora”, la acusan de haber “copado las listas congresales” con sus amigos y dicen, además, que Nuevo Perú -el movimiento que la lideresa no ha podido inscribir hasta ahora- ha impuesto el plan de gobierno sin la aprobación del Comité Ejecutivo del partido que la aloja. En la recta final de la carrera electoral, una facción de Juntos por el Perú (JP) ha hecho públicos sus desencuentros con Verónika Mendoza y en un nuevo comunicado, que será publicado en las próximas horas, hacen oficial su apoyo a la candidatura de Pedro Castillo.
Los calificativos provienen de antiguos militantes del Partido Humanista, la organización política que el año 2017 -y luego de haber entablado una alianza con Patria Roja, el Partido Comunista y el Movimiento por el Socialismo- cambió de nombre a Juntos por el Perú. Ese año, se había realizado un congreso entre estos movimientos donde se apostaba por “la unidad de las izquierdas”. Luego se sumaría el Nuevo Perú. Algunos militantes han empezado a romper con ese pacto.
El punto de quiebre fue el “alejamiento” del partido de Yehude Simon, uno de los fundadores del Partido Humanista el 2001. Simon fue relegado a fines de 2019 por las acusaciones en su contra por el caso Odebrecht. Según Roberto Sánchez, presidente del partido, Simon está suspendido. “Yehude Simon solicitó la suspensión de sus derechos de militante y cargos porque eso correspondía. En nuestra acta fundacional dice que ninguno de nosotros debe estar en curso en un proceso de corrupción. Desde octubre de 2019, él no forma parte de ninguna decisión de JP hacia adelante”, explica Sánchez a Sudaca.
Actualmente, se han sumado a la coalición alrededor de 25 organizaciones políticas, principalmente movimientos regionales. La lógica dicta que es el peor momento para peleas. JP está cerca de conseguir una representación congresal e incluso pelean por llegar a segunda vuelta. Según un reciente simulacro de votación con cédula de CPI, el partido obtendría 12 curules. Según el mismo estudio, Verónika Mendoza ocupa el cuarto lugar con 7.3% de votos, detrás de Yonhy Lescano (11.1%), Hernando De Soto (7.9%) y Keiko Fujimori (7.9%).