LA MUERTE DEL SOCIALISMO CHILENO

(EL ASESINATO DEFINITIVO DE ALLENDE)

LA MUERTE DEL SOCIALISMO CHILENO

La historia avanza y la memoria se vuelve frágil. Los recuerdos del pasado son enterrados por las acciones y horrores del presente. Sólo se mantienen en el presente aquello y aquellas que es en el pasado tuvieron la capacidad de ser ejemplos y traspasar las barreras del tiempo.

Quienes traicionan a los héroes, en el presente, lucran del sacrificio de aquellos que traicionaron y que reivindican de una forma poética, vacía, chabacana enlodando las justas gestas y el heroísmo de los cuales ellos, los presentes, se avergüenzan y reniegan.

Esto ocurrió, y ocurre, con el Partido Socialista de Chile. El mismo que el mundo asocia con el presidente mártir, el presidente del pueblo, Salvador Allende.

Nacido en 1933, el Partido Socialista fue la unión de diferentes expresiones orgánicas que como expresión de la lucha de clases abrazaron el socialismo como forma de sociedad humanista e igualitaria. Concurrieron a la fundación el Partido Socialista Marxista, Nueva Acción Pública, Orden Socialista y Acción Revolucionaria Socialista. El emblema de los socialistas, Latinoamérica con el hacha, fue diseñada por el arquitecto, también militante socialista, Luciano Kulczewski. El 19 de abril, 1933, marca el acta de nacimiento de esta nueva criatura de la clase obrera, de los artesanos y sectores medios.

Si en 1912, Luis Emilio Recabarren había fundado el primer partido de la clase obrera, Partido Obrero Socialista, para transformarse en Partido Comunista de Chile, 1922, afiliándose a la Internacional Comunista, el Partido Socialista nacería desde la independencia internacional y con una clara vocación latinoamericanista y anti imperialista. Ya la clase obrera contaba con dos instrumentos para la lucha que junto al movimiento anarquista vendrían a abrir las compuertas.

La Declaración de Principios del socialismo chileno decía:

1. El Partido Socialista adopta como método de interpretación de la realidad el marxismo, enriquecido y rectificado por todos los aportes científicos del constante devenir social.

2. El régimen de explotación capitalista basado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos de producción, de cambio, de crédito y de transporte, debe necesariamente ser reemplazado por un régimen económico socialista en que dicha propiedad privada se transforme en colectiva. La producción socializada se organiza, según una planificación científica, en beneficio de toda la comunidad y la distribución se realiza conforme a las necesidades colectivas y no con fines de lucro o beneficio particular.

3. Uno Durante el proceso de transformación total del sistema (capitalista), es necesario la acción de un gobierno revolucionario representativo de los trabajadores manuales e intelectuales. El nuevo régimen socialista sólo puede nacer de la iniciativa y de la acción revolucionaria de las masas laboriosas.

4. La doctrina socialista es de carácter internacional y exige una acción solidaria y coordinada con los trabajadores del mundo. Para realizar este postulado el Partido Socialista propugnará la unidad económica y política de los pueblos de Latinoamérica para llegar a la Federación de las Repúblicas Socialistas del Continente, como primer paso hacia la Confederación Mundial

5. El socialismo lucha por conseguir, como primera fase de su acción, el establecimiento de un régimen que trace las líneas generales de una reestructura económica-social tendiente a desarrollar las fuerzas productivas, a superar el atraso social, técnico y cultural, y a eliminar la subordinación económica.

Sin lugar a dudas ese fue un gran aporte para la clase obrera. También hablaron sobre la creación de la República Democrática de los Trabajadores como una contraposición a la dictadura del proletariado planteada por Lenin y por los comunistas.

Desde esa época hasta el golpe de estado de 1973, se conforma un “eje histórico de la izquierda” chilena. La alianza entre el Partido Comunista y el Partido Socialista si bien tuvo una importancia y duración larga no estuvo exenta de alejamientos entre ambos partidos, divisiones del socialismo y nuevamente procesos de unidad entre ambos. Ambos comenzaron a caminar la ruta de conformar frentes populares junto a nuevas expresiones políticas y sociales que la lucha de clases iba creando tanto a nivel nacional como internacional. Cada vez se hizo más importante la lucha electoral, la transformación del Estado Burgués por dentro y el irse despojando de los contenidos revolucionarios iniciales para abrazar el reformismo como su principal herramienta.

Si bien, desde sus inicios, el socialismo chileno se constituyó por diferentes vertientes (marxistas, anarquistas, masones, etc) esa forma de tendencias se mantuvo y a lo largo de historia se han expresado en su interior tanto desde visiones reformistas hasta revolucionarias, aunque estas últimas en las últimas décadas han sido eliminadas al interior del actual Partido Socialista.

El golpe de estado tuvo en el Partido Socialista a uno de sus principales blancos a reprimir. Muchos de sus cuadros dirigentes, intermedios y de base fueron ejecutados, desaparecidos, torturados y exiliados como la igual que el resto de la izquierda y del movimiento obrero. El asesinato de Salvador Allende en La Moneda sin duda fue uno de los golpes más fuertes al interior del PS y también al interior del pueblo.

Si la experiencia de los Frentes Populares y el desenlace de la experiencia de la Unidad Popular suponía analizar los hechos desde una perspectiva revolucionaria que llevara a desechar el reformismo, el etapismo, el electoralismo como mecanismos para transformar la sociedad y avanzar hacia el socialismo, gran parte de la dirigencia del PS hizo su análisis, pero desde la derecha.

Fraccionado el Partido Socialista en casi 25 expresiones orgánicas, hubo un sector que avanzó hacia la renovación de socialismo chileno (revisionista). Las estrellas de los renovados eran Jorge Arrate, Carlos Altamirano, Ricardo Nuñez, Manuel Mandujano, Carlos Briones, Ricardo Lagos. Estos planteaban la renuncia a las bases revolucionarias y su acercamiento y sumisión a la socialdemocracia. Desde el exilio trabajaron en el cambio de la alianza histórica (PC+PS) por una nueva alianza entre el PS y la Democracia Cristiana una de las principales fuerzas políticas del golpe de estado contra la Unidad Popular.

La otra fracción mayoritaria, aquella que lideraba Clodomiro Almeyda, se apegó a las tradiciones del socialismo, al marxismo-leninismo y a su alianza con el Partido Comunista, el MIR y otras expresiones de la izquierda.

Fue en el XXV Congreso, donde Jorge Arrate era su secretario general, que el Partido Socialista aprueba que esta expresión renovada del socialismo se incorpore a la Internacional Socialista.

Es a fines de la dictadura donde se produce la unificación de todas las fracciones socialistas donde las renovadas / revisionistas logran imponer su visión y programa y donde las corrientes de izquierda (Clodomiro Almeyda) sucumben y bajan sus propuestas de la mano del sucesor de Almeyda, Camilo Escalona.

Iniciada el período de la Concertación, transición a la democracia, el socialismo chileno comienza a mostrar su nuevo rostro o su rostro más nefasto que vendría a sepultar definitivamente todo el pasado obrero de un partido que había aportado a la lucha del pueblo.

Si ya el cambio del eje histórico (Partido Comunista + Partido Socialista) cambia hacia la alianza predilecta con la Democracia Cristiana, la elección de Patricio Aylwin, artífice del golpe a Salvador Allende, fue sólo la antesala de una traición mayor.

La transición a la democracia fue pactada con la dictadura donde en la mesa de negociaciones estaban también los socialistas renovados. Asumieron la constitución del 80, y la defensa del conjunto del modelo impuesto a sangre y fuego por la dictadura. Trataron de reducir la exigencia de justicia sobre los crímenes contra la humanidad a “casos emblemáticos” e impusieron que las violaciones a los derechos humanos eran actos individuales y no “institucionales” disculpando a las fuerzas armadas de toda responsabilidad institucional en esos crímenes.

Si el ministerio del Interior estuvo en manos de la Democracia Cristiana, Enrique Krauss, el área de economía estuvo también en manos de la Democracia Cristiana (Hacienda, Alejandro Foxley y Economía, Carlos Ominami). El modelo neoliberal podía descansar en buenas manos. Se continúa con las privatizaciones, con las firmas de tratados comerciales, con la entrega de los recursos a las transnacionales, y con la incorporación de los cuadros del socialismo chileno a instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional.

También ambos partidos estuvieron a cargo de dar forma y realizar las operaciones de los que se conocería como la Oficina de Seguridad Pública, y sus sucesoras, como nuevo organismo de inteligencia a reprimir a los movimientos armados revolucionarios a sabiendas que los servicios de exterminio nacidos en dictadura seguían operando e intactos contra los cuales las cárceles no les esperaba.

Durante este período pasaron por las cárceles 500 presas y presos políticos revolucionarios. Las mujeres combatientes fueron recluidas en cárceles de hombres. Todos ellos sufrieron torturas psicológicas y físicas. Muchos de ellos confesaron bajo la amenaza de torturar a sus familiares o con sus hijos presentes. Otros fueron víctimas de montajes o muertos en falsos enfrentamientos.

Recluyeron a los militares genocidas en cárceles de lujo, Penal Cordillera / Punta Peuco, mientras que para los presos políticos se construyó la Cárcel de Alta Seguridad, CAS. Se permite que el FBI abra una oficina en Chile y se estrechan también los lazos con el Mossad asesorando este al gobierno y/o a la Policía de Investigaciones. Se mantiene el envío de militares a la Escuela de Panamá, la Operación Unitas y otros tratados similares de “cooperación” con los yanquis, gestores principales del golpe de estado.

Desde 1990 hasta 2018 hubo más de 100 muertes en el contexto de protestas sociales o falsos enfrentamientos, gobiernos de la Concertación.

En 1996, y estando el comandante Fidel Castro de visita en Chile, VI Cumbre Iberoamericana, el Partido Socialista invita al comandante a una actividad en el Canelo de Nos, San Bernardo. En esa oportunidad, el Partido Socialista utilizando a Hortensia Bussi (viuda de Allende) y de la mano de Camilo Escalona, ella avanza hacia Fidel y le solicita “elecciones libres” en Cuba. Este hecho humillante, vergonzoso e injerencista se produce sólo 6 años de iniciada la transición, con la constitución del 80 plenamente vigente y con el modelo neoliberal de la dictadura en su apogeo. Esta bofetada sólo fue posible porque a esa altura ya el Partido Socialista se había pasado al bando del enemigo asumiendo la totalidad del discurso e ideología reaccionaria.

Esto sería la antesala de lo que ocurriría cuatro años después.
Detenido en Londres, Pinochet arriesgaba ser llevado ante un tribunal internacional. Eduardo Frei Ruiz-Tagle había enviado al asesino a Londres en una misión de Estado: compra de armas donde el carnicero encabezaba una delegación oficial, encubierta, integrada por algunos ex integrantes de la Central Nacional de Informaciones (CNI, organismo de exterminio).

José Miguel Insulza, socialista ministro de Frei y futuro secretario general de la OEA, es el que hace posible el rescate de Pinochet de la justicia internacional y así evitar su condena. La protección de Pinochet fue sin duda uno de los puntos de esa transición pactada que les gusta denominar “hacia la democracia”.

Las sucesivas reformas a la constitución del 80, y la última que posibilitó que llevara la firma de Ricardo Lagos, hizo que Lagos la calificara en el 2005 como una constitución plenamente democrática que representaba a todos.

Fue Lagos el que a horas de haberse realizado el golpe de estado (Fedecamara) contra el comandante Hugo Chávez, fue el que salió a reconocer a las fuerzas sediciosas sin más. (abril, 2002).

Bajo el gobierno de Bachelet la cosa no fue muy diferente. Se continuó con la profundización del neoliberalismo, se solicitó ayuda al FBI para combatir al Pueblo-Nación Mapuche, se reprimieron las marchas y protestas estudiantiles y ya a esa altura, desde 1990, Chile había firmado casi 25 tratados de libre comercio todo con la asesoría del Partido Socialista encaramado en la traición y en la globalización.

Nos numerosas las declaraciones, hechos y silencios que han llevado a los socialistas chilenos a su condición de traidores. En nada exculpa a aquellos que han abandonado a ese Partido Socialista ya sea a mediados de los 90s o en los años posteriores, y que ahora se vistan de izquierdas por cuanto ellos fueron parte de una transición pactada, fueron parte de la consolidación del modelo y fueron parte de todas las traiciones. Si hubiesen sido fieles a sus principios el abandono de las filas socialistas y su denuncia hubiese sido cuando se negociaba la transición con la dictadura misma. Alejandro Navarro, Jorge Arrate, Germán Correa, Marco Enríquez-Ominami, Gonzalo Martner, y otros son igualmente responsables.

Pero quizás lo que grafica mucho más toda la pudrición de lo que fue el Partido Socialista es la forma de su financiamiento.

Es así como CIPER (11/05/2017)

“La Unidad de Investigación de Ahora Noticias accedió, a través de la Ley de Transparencia, a la contabilidad del PS correspondiente al periodo 1999-2015. Los antecedentes indican que, entre 2000 y 2004, el partido recibió más de $7.200 millones provenientes del Fisco en compensación por los bienes patrimoniales que le fueron arrebatados durante la dictadura. Ese dinero fue invertido en la Bolsa de Valores y en el extranjero, lo que le permitió a la colectividad llegar a acumular un patrimonio de $13.794 millones en 2009”.

“Aunque era un hecho conocido que el Partido Socialista administra su patrimonio mediante inversiones financieras (vea un artículo de El Mercurio de julio de 2015), lo novedoso es la revelación del nombre de las empresas en las que ha puesto su dinero: SQM, investigada por financiamiento ilegal de la política, donde el PS invirtió más de $2 mil millones; las brasileñas Braskem –propiedad de Odebrecht, la gigantesca constructora investigada por corrupción– y Petrobras. También figuran compañías que administran concesiones estatales, como Autopista del Sol y Vespucio Norte, o que son reguladas por el sector público, como AES Gener, CGE, Aguas Andinas y Esval”.

Estas inversiones millonarias (1919-2015) aparte de también jugar con las acciones en la Bolsa de Comercio, también el Partido Socialista recibió financiamiento de Julio Ponce Lerou, ex yerno de Pinochet y adepto de la dictadura, sin ningún escrúpulo ni remordimiento de conciencia, claro la conciencia también la habían transado en el mercado al mejor postor y sobre la sangre derramada.

Hoy, el Partido Socialista se apresta a jugar a la Convención Constituyente, habla a favor de las demandas populares emanadas del estallido social. Levanta la voz contra la injusticia económica sabiendo que fueron ellos parte esencial del fortalecimiento del modelo neoliberal. Quieren nuevamente engañar al pueblo.

Pareciera que el PS aprendió a pie juntilla aquella máxima de Parménides:

“La guerra es el arte de destruir a los hombres, y la política es el arte de engañarlos”.



COMMENTS

Wordpress (0)
Disqus (0 )