LAS GUERRAS DE LA OLIGARQUÍA CHILENA

(UNA CLASE SIEMPRE EN GUERRA)

LAS GUERRAS DE LA OLIGARQUÍA CHILENA

 

«La guerra es la continuación de la política por otros medios»

Carl von Clausewitz

Uno de los caballitos de Troya del discurso oficial burgués es condenar “la violencia venga de donde venga”. Este le otorga un aura angelical a la clase dominante que desde su aparición no hecho otra cosa que militarizar la sociedad y de paso a la política desde su instrumento predilecto de opresión: el Estado.

La aparición del Estado se dio una vez que las clases se conformaron, cuando una de ellas se hizo de una mayor fuerza (económica y militar) y cuando fue capaz de someter a la otra clase que sólo contaba, y cuenta, con su fuerza de trabajo. En el caso de Chile a todo ello también hay que agregar que el Estado nació también una vez que la resistencia popular mapuche fue sofocada y cuando fue necesario unificar el territorio bajo el mando de la clase dominante e imponer esa nueva identidad “chilena”.

Desde la óptica de la historia oficial-burguesa, el Ejército fue fundamental en la construcción de esta nación impuesta y ficticia. Es como lo único que ha existido siempre han sido los fusiles y no los pueblos. Chile, entonces, emergió desde el fusil, claro, desde el fusil de la clase dominante.

Desde ese entonces la historia de Chile, entregada ha sido una destinada a convencernos de las bondades del patriarcado militar y ocultar así la historia militar de Chile desde la cual queda al descubierto la esencia de esas fuerzas armadas “jamás vencidas” aunque cobardes.

Buscando en internet las “guerras de Chile” encontramos la siguiente información.

Los eventos militares, guerras, en las que participó Chile contra fuerzas militares extranjeras fueron:

1. Guerras Independentistas Hispanoamericanas (1810 -1829)
2. Guerra de Independencia de Chile (1812-1826)
3. Guerra contra la Confederación Perú-boliviana (1836-1839)
4. Guerra hispano-sudamericana contra España (1865-1871)
5. Guerra del Pacífico (1879-1884)

Todas ellas se desarrollaron en el siglo XIX siendo la última guerra contra una fuerza exterior la guerra del salitre contra Perú y Bolivia y auspiciada por el imperialismo británico. De esa guerra han pasado 137 años desde el último cañonazo.

Pero buscando más información al respecto encontramos que se desarrollaron guerras internas:

1. Guerra contra la banda de los Hermanos Pincheira (1827-1832)
2. Guerra Civil del 29 (1829-1830)
3. Sublevación de Quillota (1837)
4. Revolución de 1851
5. Revolución 1859
6. Ocupación y Anexión de la Araucanía (1861-1883)
7. Guerra Civil de 1891
8. Guerra de Chile Chico (1918)
9. Sublevación de la Escuadra de Chile (1931)
10. Conflicto Armado Interno (1973-1990)
11. Conflicto interno Estallido Social (2019 – hasta el presente)

Curiosamente, las guerras y conflictos internos traspasaron desde el siglo XIX hasta el siglo XXI no así con las guerras con fuerzas extranjeras. Esto tiene una explicación.

Las guerras iniciales del siglo XIX entre Chile y otras naciones se puede entender como el conflicto entre las burguesías nacientes que se disputaban los mercados y también por los conflictos limítrofes (que al final son conflictos económicos-mercados) de las nacientes naciones. Una vez que se impuso la fuerza imperial hegemónica esta ordenó a las burguesías “nacionales” detrás de los intereses de la fuerza imperial de turno donde la guerra entre las nuevas naciones no era la vía para aumentar sus ganancias ya siderales.

La razón de por qué los conflictos y guerras internas se han mantenido hasta hoy se debe a que “la lucha de clases es siempre una guerra”, como decía Miguel Enríquez, y esa guerra de clases, donde la clase minoritaria tiene el poder de las armas, tiene como finalidad cimentar el modelo de explotación, de clases y hacerlo más eficiente y poder así, la clase dominante, aumentar la concentración de las riquezas, diversificarlas, y concentrar aun más el poder ya inmenso. Es por esto que aparte de estas guerras internas, la historia de Chile cuenta con 25 matanzas perpetradas por esas fuerzas armadas y policiales “jamás vencidas”.

Pero la guerra no es sólo bélica o económica también tiene un componente ideológico y psicológico.

El plano ideológico se traduce en imponer la idea de unas “fuerzas armadas patriotas y leales al pueblo”, fundadoras de la Patria e íconos de la identidad nacional. Pero también se refleja en el necesario desarme del pueblo no sólo mediante el monopolio de la fuerza y de las armas por parte del Estado Oligárquico sino lograr ese desarme en el pueblo desde el punto de vista ideológico, es decir, que el pueblo no sienta la necesidad de contar con sus propios aparatos armados ni menos con su propio ejército popular revolucionario. Esto último ni pensarlo. Una vez logrado ese desarme ideológico el triunfo de las fuerzas oligárquicas es seguro.

También ese desarme ideológico consiste en denominar a todo aquel que se levante en armas contra el Estado, y por lo tanto, contra la oligarquía y el imperialismo de turno, se denominado como “bandido”, “delincuente”, “desalmado”, “subversivo”, “terrorista”, “humanoide” etc esto como una forma de construir ese “enemigo interno” contra el cual los fusiles oligárquicos se han vuelto desde siempre.

Pero también tiene un componente psicológico porque las guerras psicológicas existen y son efectivas como un instrumento del poder. ¿En qué consisten? ¿Cuál es su objetivo?

Tiene como finalidad “destruir moral, emocional y simbólicamente al adversario”, es decir al pueblo (enemigo interno) en este caso.

La guerra psicológica adquiere también su forma de propaganda y se practica esencialmente en el ámbito de la política, la religión entre otras. Destruir la voluntad del adversario, despojarlo de su voluntad y capacidad de combatir, despojarlo de aliados, de apoyos.

En la vida cotidiana esta guerra psicológica se da desde la propaganda que dice que la pobreza es culpa del mismo pobre, que la mujer violada es la culpable por su forma de vestir, etc. Desde estos “mensajes” el objetivo es anular psicológicamente al oprimido, y así dar forma a esa esclavitud mental-psicológica necesaria para prolongar la sociedad de clases. En este ámbito, los medios de desinformación de masas, en manos de la oligarquía son de gran importancia como también lo es la educación formal donde la ideología de la clase dominante, sus ideas dominantes, son revestidas de “educación pública” cuando es, también, un efectivo medio de dominación.

Pero, la clase dominante no se queda ahí sino que cuenta con los recursos económicos para la compra de armas, para el financiamiento de su brazo armado y cuenta con los acuerdos militares con las fuerzas imperialistas para la compra de material bélico como para el entrenamiento de sus efectivos y su asesoramiento.

Lo triste de esta situación es que es la misma clase explotada, a la cual consideran su enemigo interno, la que mediante su trabajo y producción de plusvalía la que genera los recursos para la compra de armas que luego serán dirigidas contra ella misma. Esta es otra muestra del desarme ideológico efectivo que opera en esta sociedad democrática-capitalista.

En internet aparece la siguiente información relativa al Gasto Público en Defensa (Chile).

“El gasto público en defensa en Chile creció 7,7 millones en 2018, es decir un 4,71%, hasta 4.765,3 millones de euros, con lo que representó el 7,41% del gasto público total. Esta cifra supone que el gasto público en defensa en 2018 alcanzó el 1,89% del PIB, una caída de 0,05 puntos respecto a 2017, cuando el gasto fue el 1,94% del PIB”.

“En 2018 Chile subió del puesto 35 que ocupaba en 2017 al 34 en el ranking de países por importe invertido en defensa al año. Más que la cantidad gastada es importante comparar el porcentaje del PIB que ésta supone y en este caso Chile ha descendido del puesto 57 al62, de los 165 países que lo componen”.

“En cuanto al porcentaje que supone la inversión en defensa respecto al presupuesto gubernamental (gasto público), Chile se encuentra en el puesto 51”.

“En 2018, el gasto público per cápita en defensa en Chile fue de 254 euros por habitante. En 2017 fue de 258 euros, luego cayó un 1,55%, 4 euros por persona. En la actualidad, según su gasto público en defensa per cápita, Chile se encuentra en el puesto 41 de los 165 publicados”.

“La tabla de la parte inferior de la página muestra la evolución del gasto público en defensa. En 2018, Chile dedicó el 7,41% de su gasto público total a defensa, mientras que el año anterior había dedicado el 7,61%, cinco años antes el 8,62% y si nos remontamos diéz años atrás el porcentaje fue del 11,86% del gasto publico, es decir, la proporción destinada a defensa ha caído en los últimos años”.

“En 2018, el gasto público per cápita en defensa en Chile fue de 254 euros por habitante. Se trata del gasto total dividido entre todos sus habitantes, independientemente de que sean estudiantes o no y de la edad que tengan. En la actualidad, según su gasto público en defensa per cápita, Chile se encuentra en el puesto 41 de los 165 publicados”. (Expansión, datosmarcos.com)

Otra información aparecida en el Infodefensa.com (Nicolás Grcía, 06/11/2019, Valaparaíso) se señala que “Chile asignará 2.400 millones de dólares a la seguridad pública en 2020” esto en medio del estallido social.

En medio de la pandemia, en los momentos más álgidos de esta, el gobierno invirtió 15 millones de dólares en material anti protesta, vehículos anti disturbios entre otros. A este respecto el sitio web Interferencia señala lo siguiente:

“Entre el 1 de enero y el 19 de marzo de 2020, como lo dio a conocer INTERFERENCIA, Carabineros de Chile gastó 8 millones de dólares aproximadamente en vehículos destinados al control del orden público, a través de tres compras sucesivas de vehículos antidisturbios y carros lanza aguas, lo que equivale a la compra de 139 ventiladores”.

“Según detalla el medio Infodefensa, 11 carros lanza gases fueron adquiridos este año y corresponden a vehículos de origen israelí, marca Plasan, modelo Sandcat, utilizados en batallas por Israel, por SWAT de Estados Unidos, así como por armadas de México y Colombia en el combate contra el narcotráfico. Estos blindados arribaron a Chile el 1 de marzo y fueron asignados a la prefectura de Control de Orden Público (COP) o ex Fuerzas Especiales. Su estreno fue para el Día de la Mujer como parte del anillo de seguridad dispuesto en el palacio presidencial de La Moneda”.

“Respecto a los carros lanza aguas, 12 de marzo la institución policial confirmó la llegada desde Turquía de dos camiones blindados modelo Edjer (Dragón) Toma 4×4 de la empresa Nurol Makina, los que se incorporaron al COP de la Región Metropolitana. El camión blindado 4×4 posee un chasis militar y se utilizó en la conmemoración del día del Joven Combatiente, que recuerda la muerte de los hermanos Vergara Toledo, un 29 de marzo de 1985 en manos de Carabineros”.

“A estas adquisiciones realizadas este año 2020, se deben sumar las hechas los últimos días de diciembre que contemplaron 2 millones de dólares para la compra de los nuevos carros lanza gases y más de 3 millones de dólares en otros vehículos, y los que se han comprado después de esa fecha, según detalla Diario y Radio Universidad de Chile”.

“Al revisar las cifras y el material adquirido, Miguel Urrutia considera que es “natural y esperable que un gobierno impugnado en tono destituyente por mayorías, aproveche cualquier circunstancia para mejorar su posición”.

“Para el sociólogo, la pandemia ha sido afrontada por el gobierno “en clara clave de autoelogio”, no solo por las medidas sanitarias adoptadas, sino fundamentalmente, por una supuesta guerra que ha debido librar en las dos fases sucesivas “la de la protesta destituyente y de la pandemia”.

“Esta pretensión de continuidad condena al fracaso la política sanitaria, la que se ve exigida como nunca antes, al basarse en criterios de protección pública”.

Reparación de vehículos tácticos

“Además de las compras de vehículos nuevos destinados a control del orden público y la disolución de las protestas ciudadanas, la policía uniformada de Carabineros gastó poco más de 2,3 millones de dólares en mantenimiento y reparación de la flota de vehículos tácticos de la institución. Los gastos están contemplados en el plan de dotar de nuevo equipamiento y recuperar parte de los dañados en las manifestaciones sociales, diseñado por el ex subsecretario del interior Rodrigo Ubilla, pero que se implementan en plena crisis sanitaria”.

“Un contrato celebrado, el 21 de noviembre de 2019, con la empresa autónoma del Estado Fábricas y Maestranza del Ejército de Chile (Famae), y que contemplaba la suma de 1,8 millones de dólares aproximadamente. Diez semanas después, el 3 de febrero de 2020, fue emitida la orden de compra correspondiente a dicho contrato, el que tenía por objetivo reparar y hacer el mantenimiento de vehículos de la institución, entre carros lanza aguas y lanza gases dañados durante el estallido social”.

“Transcurrido solo dos meses, el 6 de abril, en plena crisis sanitaria fue enviada a Famae una nueva orden de compra por parte de la Dirección de Logística de Carabineros y que involucra el pago de otros 540.000 dólares. Esta orden estaba relacionada, como lo detalla Interferencia, con una ampliación del contrato previo (por los 1,8 millones de dólares), y está firmada con fecha del 30 de marzo de este año, por el general Jean Camus Dávila, director de Logística de Carabineros y Eduardo Estrada Romero, director de Famae y general de brigada del Ejército de Chile”.

“La justificación de este monto adicional consta en el anexo de contrato y se refiere a “nuevas posibles fallas que presente el parque vehicular en reparación al ser puesto en operatividad producto de la dinámica relativa a los hechos de violencia que latamente son motivo de la presente justificación”.

“Llama la atención que se usen estos argumentos, ya que la ampliación fue suscrita el 30 de marzo, fecha en la cual ya habían comenzado las medidas de control sanitario y aislamiento social, que no permitían reuniones de más de 50 personas y cuando se habían apaciguado las manifestaciones sociales debido a la pandemia, y donde además las decisiones del Estado perecían apuntar principalmente a enfrentar la emergencia de salud”.

“Ante catástrofes naturales (recurrentes en Chile) la base de la sociedad tiende a suspender sus antagonismos de forma generosa. Pero no ha ocurrido lo mismo con las élites que defienden el modelo neoliberal chileno”, explica Urrutia. Para el sociólogo ha sucedido todo lo contrario, estas élites han aprovechado de la catástrofe para realizar actos como el ornato de la Plaza de la Dignidad, lo que solo puede explicarse según él como “una estrategia de provocación que busca enardecer a la ciudadanía crítica para luego justificar su represión y la dilapidación de recursos millonarios que esta implica. Se juega así con la doble indignación de un pueblo por demás urgentemente necesitado de recursos públicos para afrontar la cuarentena”.

“Para Urrutia, no revocar las órdenes de compra del llamado Plan Ubilla “constituye la prueba fehaciente de que la mezquindad y el oportunismo político, nefastos para afrontar la pandemia, son un sello político del actual gobierno chileno”.

Y agrega, “en este marco también se comprende que cuestiones como el lenguaje belicista continuado por el ministro de Salud, la foto de Piñera en la Plaza de la Dignidad, el nombramiento de una ministra pinochetista y la desconexión de la política sanitaria respecto de la ciudadanía, no son meros deslices, sino provocaciones calculadas cuyas consecuencias el gobierno espera afrontar con el material de guerra anti manifestaciones ciudadanas que no ha parado de comprar”.

También en agosto, 2019, se denuncia los acuerdos militares “al margen de la ley” entre Chile y Estados Unidos. A este respecto, la IzquierdaDiario (Juan Andrés Vega, 19 de agosto, 2019) señala:

“Para nadie le es desconocida la importancia de las maniobras militares conjuntas, las cuales permiten la acción coordinada de distintos ejércitos “con fines comunes”. Sin embargo, al darle una vuelta de tuerca nos encontramos con los fines políticos comunes entre la principal potencia mundial y los países periféricos: el de dar una señal de apoyo mutuo entre la potencia -EEUU reconoce un gobierno que apoya sus intereses- y el satélite -el gobierno local de turno reconoce su sumisión ante los intereses norteamericanos. Una lógica que si es llevada hasta el final, nada tiene de distinto del comportamiento de gángster donde una parte brinda su protección a cambio de beneficios económicos e influencia en la zona”.

“En medio de una guerra comercial entre Estados Unidos y China por la hegemonía económico militar mundial, es que la potencia norteamericana ha profundizado sus lazos con Chile en el terreno militar”.

“Tampoco es sorpresa para nadie las trágicas consecuencias que ha tenido en la historia de nuestro país las alianzas militares con EEUU. No es necesario recordar aquí el entrenamiento estadounidense que recibieron los torturadores durante la dictadura o la enorme influencia que tuvo la CIA en la planificación y ejecución del Golpe de Estado de 1973 que instaló dicha dictadura”.

“Sin embargo, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet -recibió formación militar en EEUU- se firmaron dos acuerdos: el de 2007 sobre intercambio de información de Investigación y Desarrollo, luego el de 2008 sobre el intercambio de Científicos e Ingenieros”.

“¿Cuál sería entonces el paso siguiente? Exacto, la investigación y desarrollo conjunto de armamento. Tratado firmado entre ambos países en 2016 durante el segundo gobierno de Bachelet. Sin embargo, dicho tratado no ha sido ratificado por el Congreso, siendo discutido únicamente en las comisiones de RREE y de Defensa de la Cámara de Diputados”.

“Como consigna la investigación realizada por The Clinic desde agosto del año pasado, el Gobierno viene presionando -aunque sin éxito- por la aprobación del tratado. Lo primero que resalta a la luz es que dicha presión se ha realizado sin facilitar ningún tipo de documento que permita analizar las consecuencias del acuerdo. Por ejemplo ¿Cuánto le costará al Estado chileno el desarrollo de armamento? ¿De dónde saldrá esa parte del presupuesto luego de la derogación de la Ley Reservada del Cobre? o también ¿En qué parte del territorio serán probado dicho armamento en desarrollo? ¿Cuáles sería su impacto ambiental?”

“Lo más crítico es el hecho que se estarían realizando ya en este momento proyectos de desarrollo armamentístico -¡incluso antes de que sea aprobado el tratado!- con el apoyo de universidades y entidades privadas. Como por ejemplo el “mejoramiento” de la dotación de tanques o el desarrollo de drones controlados por voz (que contaría con el apoyo de la Universidad de Chile y el financiamiento del Departamento de Defensa de EEUU)”.

“Estos, y otros ejemplos más, muestran la verdadera cara del gobierno de Sebastián Piñera: un agente del imperialismo norteamericano que para defender sus ganancias y su influencia en la región (basta recordar el papelón veraniego con su viaje a Colombia para visitar a Juan Guaidó, apoyando el intento de Golpe de Estado en Venezuela) está dispuesto a pasar por el lado de las leyes e incluso funcionar por fuera del ya limitado “Estado de Derecho”, actuando bajo un acuerdo no ratificado”.

“Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: “El Poder nace del fusil.” Nuestro principio es: el Partido manda al fusil y jamás permitiremos que el fusil mande al Partido. Pero también es cierto que, teniendo fusiles, podemos crear organizaciones del Partido, …. podemos formar cuadros, crear escuelas, desarrollar la cultura y organizar movimientos de masas”. Mao Tse Dung

Esta sentencia, como otras similares de otros revolucionarios, son fundamentales por cuanto es el punto de partida para que los explotados comprendan que su liberación, si bien nace desde la organización político-social debe tener un componente militar armado y que la construcción de su propia fuerza liberadora es estratégicamente obligatoria.

Este paso inicial es el rompimiento de esa esclavitud mental, de esa dominación ideológica y de ese desarme de las masas que ha operado efectivamente desde hace siglos. El derecho a la rebelión también dice relación al derecho a la defensa utilizando para ello todas las formas de luchas que las circunstancias y desarrollo histórico imponga. Si todos los partidos burgueses poseen sus propias estrategias militares que las plasman en la construcción del enemigo interno, en el desarrollo de las guerras psicológicas y desde las fuerzas armadas y policiales, ambas terroristas, entonces es razonable que el proletariado se dote de su propia estrategia e instrumento. Es parte del crecimiento, del aprendizaje de los pueblos y consecuencia de la lucha de clases.

El estallido social tuvo a una masa rebelde que ejerció como nunca la violencia contra todo lo que representara el ordenamiento oligárquico, al poder y al Estado. Las masas hicieron su propio aprendizaje y desarrollaron sus propias formas de lucha y ejercieron la violencia como expresión de años de opresión y humillación.

Ante ese avance de aprendizajes, de lucha callejera, la clase dominante readecúa las estrategias de la guerra, del conflicto interno, y vuelve al desarme urgente de las masas ahora en su versión de Convención Constitucional y en mostrar las bondades de su viejo modelo de sociedad que han construido mediante la violencia de clase desde el Estado que quiere, nuevamente, la masa que reconozca como propio. El circo electoral tiene esa finalidad. Atenuar la lucha de clases, recuperar el terreno perdido por parte de la clase dominante, despojar a la masa de su voluntad de lucha y evitar que sea la masa la que se de cuenta de la efectividad del uso de la violencia en relación a la conquista de sus demandas y evitar que nazca de ella la necesidad de crear su propia fuerza material.

La paz social efectiva y real, deseada por todos, sólo se puede lograr mediante el desarme de la oligarquía, del Estado Burgués, mediante la eliminación de todas las formas de opresión, explotación y atentados contra todas las formas de vidas. Si la última guerra del ejército de Chile fue hace 137 años,  la mantención de las fuerzas armadas no tiene otro objetivo que desarrollar la guerra interna.  

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