LUCHA DE CLASES, CONSENSO POLÍTICO Y REVOLUCIÓN

("MENTID, MENTID QUE SIEMPRE QUEDA ALGO". JOSEPH GOEBBELS)

LUCHA DE CLASES, CONSENSO POLÍTICO Y REVOLUCIÓN

Si el fantasma que comenzó a recorrer Europa a mediados del siglo XIX terminó recorriendo el mundo entero, todo el aparato ideológico reaccionario partiendo por la encíclica Rerum Novarum de León XIII, pasando por las posiciones socialdemócratas, los reformistas y revisionistas hasta las posiciones más sanguinarias de la ideología capitalista, todo unidos con la finalidad de devolver el velo a la sociedad de clases y ocultar el profundo sentido opresor de ella.

Desde siempre han intentado de convencer a los explotados que la sociedad de clase, y su democracia capitalista, es un espacio para todos donde todos somos iguales desde el momento de nacer y que las desigualdades “naturales” sólo se logran eliminar mediante la máxima jurídica de “la igualdad ante la ley”. La única desigualdad que los capitalistas se disponen a “combatir” nos las desigualdades naturales ni hablar de aquellas derivadas como consecuencia de la lucha de clases o de la concentración asesina de la riqueza.

Avanzan más e imponen que la democracia capitalista se basa en la tolerancia, en el respeto, en el diálogo entre los diferentes u opuestos (diálogo republicano ¿?) y en el los consensos. Imponen también aquello de las “políticas de Estado” como una forma de denominar a las políticas que traspasan los gobiernos mundanos de turno y que pretenden marcar a varias generaciones. Quieren hacernos asumir que no hay vida después del consenso y que el consenso y el diálogo lo es todo.

Pero, ¿de qué se trata el consenso o consenso político?

Si partimos que la sociedad capitalista se construye sobre dos clases sociales antagónicas donde la clase capitalista-burguesa como minoría social concentra y monopoliza el poder en todos sus aspectos y la clase proletaria que se encuentra despojada de todo tipo de poder poseyendo sólo su fuerza de trabajo como medio de subsistencia y sobrevivencia entonces tenemos una relación asimétrica donde quien tiene el poder absoluto tiene todo para ganar e imponerse.

El diálogo “democrático” entre el omni potente, omni presente y omni “sapiente” y aquellos que nada tienen, que no existen y que no “saben” resulta a lo menos ficticio, ilusorio, y hasta metafísico. No puede existir ningún aspecto democrático en diálogo tan desigual. Es imposible básicamente por una relación de fuerza, de poder. En estricto rigor aquí no hay diálogo, ya que esto supone condiciones de igualdad, sino lo que existe es imposición disfrazada.

El consenso aparece como un elemento sacado del sombrero de algún mago, como la panacea. ¿Puede haber diálogo democrático, consenso entre el “señor” esclavista y el esclavo? ¿Puede haber diálogo democrático y consenso entre el gendarme y el preso que ha sido torturado y condenado injustamente? Claramente eso es imposible, pero eso es lo que ocurre a diario en la sociedad capitalista y cobre mayor relevancia y publicidad toda vez que los desposeídos de todo se tomas los espacios y se transforman en terremoto.

Asustados de perder todo o parte de su poder, los poderosos se lanzan a levantar las banderas de los consensos, del diálogo democrático y son secundados por aquellos que desde el interior del pueblo corren presurosamente a recoger el guante y a atrapar las migajas y nuevas libertades políticas que la clase dominante se dispone a despojarse en forma momentánea. Esto es el consenso burgués. Este consenso burgués ordena todos los aspectos del Estado y de la sociedad, de su convivencia, de la lucha de clases que se expresa en la constitución. Lo fundamental para ellos es asociar el consenso político con la gobernabilidad entendiendo esto último la perpetuación del poder existente. Para ello el consenso también actúa en la articulación de una “mayoría amplia” que sustente la sociedad y las ·transformaciones capitalistas-burguesas.

Pero, ¿existe el consenso proletario?

Si la clase proletaria, es la clase socialmente mayoritaria aunque desposeída de todo y que debido a ello se encuentra en condiciones de inferioridad casi absoluta en relación a la clase burguesa, entonces, a la clase proletaria le resulta imposible llegar a un “consenso democrático” con la clase burguesa y debido a ello debe se capaz de generar un consenso desde dentro del mismo proletariado entre las diferentes expresiones que ahí se dan mediante el ejercicio de la lucha ideológica donde la ideología revolucionaria tiene un función primordial y esclarecedora.

A ese consenso proletario bien se puede llamar “creación de la fuerza e instrumento revolucionario” que se basa en la democracia revolucionaria-proletaria, y en la generación de una nueva concepción de sociedad, de economía, de visión de mundo y de Estado. El consenso proletario sólo sirve para alcanzar lo esencial: la revolución.

Ahora ese consenso y acuerdo entre los proletarios debe también tener en cuenta que la lucha de clases también se expresa al interior de las fuerzas vivas del proletariado, que también dentro de ella la burguesía ha logrado no tan sólo introducir a sus propios mercenarios y mercaderes que se visten de luchadores sociales cuando en verdad son operadores de la clase dominante pero también han sido capaces de introducir el contrabando ideológico con vestimenta atractiva de reformismo social de izquierda todos muy parecidos a los encantadores de serpientes.

El terror burgués

Para que ese diálogo proletario no se produzca, para que ese acuerdo entre la mayoría proletaria se frene, la maquinaria de propaganda burguesa desatará todo su fuerza para dar rienda suelta a la campaña del terror, a la guerra psicológica, a la construcción del enemigo interno y también al perfeccionamiento de los planes y programas que desde los niveles iniciales de la educación formal hasta lo más alto de ella, pasando por la formación de los docentes, fortalezca y perpetúe ese terror burgués y esa concepción de sociedad.

La prensa burguesa, la televisión, las fake news, la psicología (de masas), el marketing, la publicidad, y todas esas herramientas destinadas a desarrollar ese “lavado de cerebro” tan propio de este régimen autoritario capitalista coopera también en el desarrollo de ese terrorismo mediático-ideológico. Así, el consenso planteado por la burguesía se hace imposible y queda al descubierto como una ilusión más entre las tantas que esta clase nos impone.

EXPERIMENTO: LO FACIL QUE ES CONVERTIR A NIÑOS EN VERDADEROS NAZI

https://es.gizmodo.com/el-experimento-que-demostro-lo-facil-que-es-convertir-a-1823228499

EL CONTROL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, NOAM CHOMSKY

https://cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.31.pdf

11 PRINCIPIOS DE LA PROPAGANDA NAZI

https://www.altaveu.com/opinio/los-11-principios-de-la-propaganda-nazi-de-joseph-goebbels_1597_102.html

PSICOLOGÍA DE MASAS DEL FASCISMO, WILHEM REICH

https://www.proletarios.org/books/Reich-Psicologia_de_masas_del_fascismo.pdf

 

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