PERÚ: EL NUEVO EPICENTRO DE AMÉRICA LATINA
Las elecciones en Perú no han sido para enfermos del corazón. La maquinaria del fraude auspiciada por la mafia nazifujimorista, respaldada por Almagro y la OEA, con el beneplácito del los yanquis y la oligarquía han activado todas sus redes mediáticas con la finalidad de convencer a todos que lo que ha ocurrido en Perú es un empate entre el profesor rural Pedro Castillo de Perú Libre y la corrupta Keiko Fujimori hija del asesino cuando de lo que se trata es de arrebatarle al pueblo peruano su legítimo triunfo y evitar nuevamente que éste ejerce el más pleno derecho a la autodeterminación.
Nos muchos lo intereses en juego por parte de la clase dominante y el imperialismo que, este último, saca sus cuentas desde la perspectiva geopolítica y sabe que un triunfo de Castillo le traerá un serio traspié para sus pretensiones de dominación. Sin duda, con la elección anterior de Luis Arce en Bolivia, con el proceso que está viviendo Chile desde el 2019 y la pérdida catastrófica del duopolio que dominó la política chilena hasta el 2019, el triunfo y asunción de Pedro Castillo le pone el escenario para el Pentágono por lo menos, en el Cono Sur, negro oscuro. Pero eso no es todo.
El proceso popular que en esta etapa se expresa en el campo político-electoral y que tiene al pueblo peruano movilizado para defender su triunfo y denunciar las maquinaciones, ocurre precisamente en un país que también tuvo la lucha armada, la guerra interna como una de las formas que tuvieron los pobres de la ciudad y del campo de emprender la lucha por una vida digna. La historia de Perú tiene a su haber a José Carlos Mariátegui impulsor del socialismo indoamericano, y del análisis justo de la realidad peruana que hasta ahora sirve como fundamento de los más variados movimientos políticos y sociales no sólo desde dentro de Perú sino de toda América Latina. Es también el país que en los últimos años ha derrocado a cinco presidentes, enviado a algunos de ellos a la cárcel, a otro a lo llevó al supuesto suicidio y a otro más a arrancar de la justicia para refugiarse en Estado Unidos.
Es también Perú el que nos habla de las bases militares estadounidense en ese territorio y donde a la vez la pobreza alcanza el 30%. Como lo señala el diario El País (Jacqueline Fowks, 14 de mayo, 2021):
“Casi un tercio de la población en Perú (3.330.000) no puede cubrir sus necesidades básicas. Así lo ha informado el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). La pandemia incrementó en 10 puntos porcentuales la pobreza, empujando a tres millones de nuevos pobres a la precariedad. Los datos confirman algo que se veía desde mayo del año pasado, cuando decenas de miles abandonaron las ciudades donde se ganaban la vida para volver al campo, donde no tendrían que pagar un alquiler. Hoy son 10 millones de pobres en el país andino”.
Y señala más adelante:
“Fueron los Limeños los más afectados por la pandemia. El reporte del INEI precisa que la jurisdicción con más incremento de personas que no pueden cubrir el costo básico de una canasta de consumo ha sido Lima Metropolitana: en 2019 registraba 14% de población en pobreza y pasó a 27,5%. La pobreza en 2020 afectó al 45,7% de la población rural -donde creció 4.9% respecto de 2019- y al 26% de la población urbana -con un incremento de 11%-. En el desagregado, la zona geográfica más golpeada es la sierra rural, donde hoy el 50% vive en pobreza, indica el instituto. La entidad sostiene que el incremento “de la pobreza estaría asociado a la paralización de la mayoría de las actividades económicas, ante el Estado de Emergencia Nacional y el aislamiento social obligatorio” por la covid-19 desde marzo de 2020, “y que fuera ampliado a través de diversos decretos supremos”.
”Con el transcurrir del tiempo ha aumentado el número de ollas comunes en Lima, la mayoría ya tiene un año de fundada y cada vez nos llegan más solicitudes debido a la escasez de víveres”, comenta la trabajadora social Gianina Meléndez, integrante de un colectivo de voluntarias llamado ‘Manos a la olla’, que colabora con 32 ollas comunes en Lima sur. El colectivo calcula que en 30 distritos de Lima hay 2.034 ollas comunes de las que se alimentan 220.000 personas”.
Este es parte del contexto que ha llevado a las sucesivas crisis institucionales, del capitalismo, y que ha llevado también a esta avalancha de votantes por Pedro Castillo como también es el contexto para la ejecución de la Operación Olimpo y el encarcelamiento de más de 70 luchadores sociales de Movadef y de Fudepp.
La democracia burguesa ya no les sirve y quizás nunca les ha servido.
La clase dominante de tiempo en tiempo se encarga, ella misma, de dejarnos en claro que la democracia burguesa que ella proclama es una sistema político con pies de barro. Cada vez que ha sido el pueblo el que, desde y utilizando las reglas que la misma clase dominante impone como camisa de fuerza, ha logrado romper y correr los cercos y alcanzar por la vía institucional-electoral el poder político suficiente para realizar los cambios profundos es precisamente la clase dominante la que irrespeta los resultados mediante las campañas del terror, el montaje de asesinatos y acciones armadas, el fraude y cuando no logra frenar la asunción a la presidencia por algún candidato popular-electo recurre a la guerra económica, al bloqueo y por último al golpe militar todo con la finalidad de conservar sus bastardos intereses de clase intactos. Con estas maquinaciones, son precisamente las clases dominantes las que le cierran el camino institucional a los pueblos dejándoles solamente la lucha armada como último recurso para una vez iniciado ese camino tacharán ese accionar armado como terrorista.
Si Perú Libre y Pedro Castillo, desde el pueblo y los movimientos sociales, logran derrumbar todas estas maquinaciones, y a sus agentes encubiertos, y logra ejercer la primera magistratura, en Perú se desatará otra guerra económica de proporciones contra el gobierno popular y también contra las grandes expectativas de un pueblo que ve en esta elección la posibilidad cierta de conquistar la vida digan tan deseada. Esta reacción de las fuerzas golpistas y fascistas sólo llevará a la radicalización del proceso que quizás en su origen no tuvo como norte realizar cambios radicalmente profundos pero ante la agudización de la lucha de clases el proceso popular desatará todas las fuerzas que han estado reprimidas por décadas. El pueblo ha despertado y se vestirá de vendaval. Sin duda Perú se transformará en un nuevo epicentro del descontento latinoamericano que se hermana con la huelga general en Colombia, con los combates del pueblo haitiano, y con otros procesos que se están gestando en otras latitudes en contra del neoliberalismo pero con claras posibilidades que también sean en contra del capitalismo.
Desde Chile nuestra hermandad.
La relación de Chile con Perú es de larga data.
El imperio Inca estuvo presente en estas tierras desde 1470 hasta 1530 llegando hasta el Maule. Pero no sólo eso la vergonzosa Guerra del Salitre (1879-1883) que llevó a nuestros pueblos a la guerra hizo que Chile anexara (Tarapacá, Tacna y Arica) pero también ha tenido episodios heroicos que hasta nuestros días resuenan con toda majestuosidad.
Fue precisamente en la Matanza de la Escuela de Santa María de Iquique donde obreros peruanos, teniendo la posibilidad de haber salvado sus vidas ante la inminente matanza, decidieron correr las misma suerte que sus hermanos obreros chilenos. Esta actitud de solidaridad entre pueblos hermanos se hizo también presente en los años de la lucha armada en Perú donde combatientes chilenos también empuñaron las armas, y purgaron la cárcel, en las tierras de Tupac Amaru. La lucha de ambos pueblos ha estado siempre hermanad a pesar que las oligarquías hayan tratado siempre de enemistarnos utilizando para ello el patriotismo o nacionalismo burgués.
Si durante el estallido social en Chile, el pueblo peruano desarrolló variadas manifestaciones en su territorio de solidaridad con nuestra lucha, es ahora la hora que desde Chile sea el pueblo y sus organizaciones desarrollen lo propio en defensa de la autodeterminación del pueblo peruano en un momento donde se le pretende arrebatar un triunfo limpio y así mantener a la mayoría en la miseria y pobreza.