CHILE: GABRIEL BORIC, AVANZANDO EN LA UNIDAD NACIONAL (DE LA PATRONAL)
La segunda voltereta presidencial ha sido lo más parecido a abrir una caja de pandora.
La estrecha votación entre el candidato fascista José Antonio Kast y la del candidato de la derecha progresista-liberal Gabriel Boic en la primera voltereta presidencial, y ante la posibilidad que Kast gane (incertidumbre) no sólo le ha movido el piso a ese “progresismo” sino al conjunto del mercado, a la bolsa de comercio, a los capitales transnacionales, a todo el modelo pero claro todo estos movimiento telúricos suaves dentro de los marcos propios de una campaña electoral y un “cambio de ciclo” también incierto.
Este escenario pos primera voltereta ha sido la excusa perfecta para que ambos candidatos redacten un nuevo programa (de espaldas al pueblo, sin su participación, sin que este pueda deliberar, entre cuatro paredes y sin que el pueblo conozca de primera mano cuáles son las negociaciones para redactarlo ni tampoco su contenido) donde ambos giran hacia “el centro”, asumen la “moderación” (negociación) y donde la segunda voltereta es prácticamente una nueva elección con un nuevo programa y una nueva alianza política en cada caso. Estas son todas expresiones de cómo la elite, la clase dominante o el bloque de poder dominante, sus facciones, se enfrentan entre sí desde sus intereses de clase para determinar qué proyecto se transformará en el hegemónico para este nuevo período de desarrollo del capitalismo.
Si Kast ha avanzado en la incorporación de los planteamientos de los partidos de la derecha que levantaron a Sebastián Sichel (ex demócrata cristiano, ex concertación y ex nueva mayoría) y se lanzan a incorporar las propuestas del otro candidato de derecha, Franco Parisi y su Partido de la Gente, es lo esperable ya que todos estos movimientos de palacio se dan dentro del mismo sector e ideología . Nada nuevo. Nada sorprendente.
Lo que ocurre desde el “progresismo” de Gabriel Boric es otra teleserie totalmente diferente.
Si Boric pos segunda voltereta avanzó en incorporar las propuestas de resto del progresismo neoliberal de la ex Concertación (Yasna Provoste demócrata cristiana y del pacto Nuevo Pacto Social. Marco Enriquez-Ominami del Partido Progresista) también avanzó en incorporar las propuestas del derechista Franco Parisi (Gaspar Rivas diputado electo por el Partido de la Gente es apoyado por movimientos neonazis) lo que ya era demasiado, ahora la vocera de Gabriel Boric, Izkia Siche, ex presidenta del Colegio Médico, invita al ex candidato de la derecha fascista, Sebastián Sichel, a incorporarse a la campaña y comando de Gabriel Boric. (¡¡¡¡!!!!)
Pero eso no es todo. En la reunión con el mayor gremio empresarial, la reaccionaria (fascista-oligárquica) Confederación de la Producción y el Comercio, CPC, Boric señala que,” tenemos intereses en común” claramente son intereses de clase. Pero también señala que “cuando se derrumban las caricaturas sale lo mejor de los chilenos y chilenas”.
¿Cuáles caricaturas? Que el programa de Boric es un programa de “ultraizquierda” como lo señala el empresariado, CPC, cuando es un programa menos que socialdemócrata. O la caricatura que el empresariado y su gremio son reaccionarios y fascistas que ante la nueva mirada de Boric son demócratas y casi monjas de claustro.
Este viraje de proporciones, que es redefinir al enemigo como un simple adversario con el cual se puede negociar, llegar a acuerdos no es más que avanzar (desde Apruebo Dignidad alianza integrada por el Frente Amplio y el Partido Comunista donde se ha sumado al comando Nuevo Pacto Social, el Partido Progresista, el Partido Humanista y otros) hacia una “diálogo nacional”, a la “democracia de los acuerdos”, a la elaboración de un “nuevo pacto social interburgués”, bajo la lógica de la “unidad nacional”. Todos estos conceptos, tácticas y estrategias son ampliamente conocidas porque eso es lo que ha ocurrido al interior de la clase dominante a lo largo de la historia cuando se trata de defender los intereses del bloque dominante ante el avance popular y el peligro de perder el poder por parte de la patronal. Priman los intereses de clase encubierto con aquello de “los intereses de Chile”, “los intereses de la patria”, “los intereses de la nación”, “los intereses de todos los chilenos”. Esto fue lo que ocurrió también en la transacción hacia la democracia desde 1988 hasta hoy.
Si Boric pretende incorporar también las propuestas de los ex candidatos presidenciales de la derecha fascista y de la derecha progresista-liberal como del empresariado, eso no le bastará para conquistar e imponer aquello de la “unidad nacional” sino que una vez en el gobierno, en el caso de ganar, negociará con la alianza de la derecha fascista de José Antonio Kast al cual dice combatir ya que representa el fascismo mismo. Esta negociación se dará sin problemas bajo la excusa que el “progresismo” no tiene mayoría en la cámara de diputados como tampoco en el senado.
En todas estas tratativas los intereses populares quedan en el último lugar, no existen, no están presentes solamente los intereses oligárquicos, empresariales, patronales, burgueses, capitalistas, transnacionales.
Los pueblos y los trabajadores se aprestan a presenciar un nuevo gran engaño ante sus más sentidas y profundas demandas históricas. Se aprestan a presenciar el desarrollo del nuevo pacto social burgués que perfeccionará el capitalismo, que podrá mantener muchos de los elementos del neoliberalismo, sino todos, que hará todo lo posible porque la nueva constitución burguesa-capitalista sea lo menos ofensiva hacia los intereses oligárquicos y que sea una versión amigable de la constitución actual.
Las redes, las conexiones, los intereses del progresismo de la ex Concertación, madre del Frente Amplio y de Boric, con el gran empresariado, sus compromisos políticos estratégicos con ellos, son tan profundos y sólidos que ninguna componenda política o urgencia electoral podrá romper esos lazos ni tampoco los profundos lazos e intereses con los partidos representados y detrás de Kast en esta segunda voltereta presidencial.
Lo único que puede romper definitivamente esos lazos, redes, intereses y compromisos del conjunto de la clase política, de la clase dominante y sus diferentes facciones, es el protagonismo directo de las masas, de los pueblos, de los trabajadores, una nueva rebelión popular, una nueva revuelta o levantamiento, un nuevo estallido. Pero ese protagonismo popular para que logre romper ese “equilibrio interburgués”, para que logre agudizar las contradicciones al interior del bloque de poder dominante debe avanzar en construir su propia alternativa, su propio programa, su propia estrategia y táctica, su propio referente desde la independencia de clase, desde fuera del Estado burgués y desde fuera y contra la clase política en su conjunto como contra de la clase dominante.
Quien triunfe en la segunda voltereta presidencial será quién logre engañar mejor al conjunto del pueblo, quien habrá desarrollado más efectivamente su “campaña del terror” y quien haya logrado demonizar de mejor forma al otro candidato con la finalidad de lograr un chantaje emocional de las masas. Quien triunfe en las elecciones de diciembre se transformará en la fuerza hegemónica para este nuevo período y en el nuevo administrador del sistema de explotación. Pero el nuevo triunfador, al igual que lo hiciera la Concertación en su reinado, tendrá cooptar a los movimientos sociales, transformarlos en burocracia sociales, en un apéndice del Estado, del gobierno, transformarlo en leones sin dientes, en meros elementos burocratizados y decorativos.
¡La lucha de clases continúa! Es tiempo que los trabajadores y pueblos la ganemos.
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