El dilema de Macri, del berrinche a la actuación

Incertidumbre es la palabra que define hoy a Argentina. En los días posteriores al fracaso electoral del Gobierno.

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Incertidumbre es la palabra que define hoy a Argentina. En los días posteriores al fracaso electoral del Gobierno, el precio del dólar aumentó alrededor del 30 % y no tiene techo. Para contener la devaluación del peso, el Banco Central tuvo que salir a vender 100 millones de dólares de las reservas. El riesgo país llegó a un nivel histórico de 1800 puntos y ya es el segundo más alto del mundo después de Venezuela, lo que evidencia la desconfianza en la capacidad de pago de la deuda. Las acciones argentinas en Wall Street se desplomaron un 57 % el lunes, y el martes apenas si se recuperaban hasta un 11 %. La crisis se dispersó de inmediato en las calles. Cada alza del dólar reduce automáticamente el poder adquisitivo de los trabajadores y aumenta precios de bienes y servicios. Los supermercados no reciben mercancías porque los proveedores preparan alzas mínimas del 10 % en todo tipo de productos. La expectativa de inflación era del 30,% pero ahora se puede disparar todavía más. La mayoría de los sectores de la economía están afectados y, en algunos casos, paralizados. Con un dólar tan volátil y a la alza, no hay modo de cotizar presupuestos. Programar cobros a una semana, uno, dos o tres meses es garantía de pérdidas, salvo que se acuerden aumentos de antemano. Se prevén más despidos y más cierres de empresas. Honda, por ejemplo, anunció este martes que dejará de producir autos en Argentina. Pero el presidente no asumió responsabilidades. No esperaba la derrota que sufrió el domingo ante Alberto Fernández, el candidato del peronista Frente de Todos que, de la mano de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner como aspirante a la vicepresidencia, ganó las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) con 47,65 % de los votos, ante el 32,08 % que registró el macrista Juntos por el Cambio.
Conferencia de prensa de Manuricio Macri en Buenos Aires, Argentina, el 12 agosto de 2019. / Mario De Fina / www.globallookpress.com
La reacción del presidente fue errática desde el principio. El domingo por la noche salió a reconocer que había perdido la elección, a pesar de que no había datos oficiales que el propio gobierno tenía la obligación de difundir. "Ahora a dormir", convocó Macri, mientras aumentaba la indignación de candidatos opositores, de la prensa y de ciudadanos en general, que no podían creer que el presidente los mandara a la cama sin saber todavía las cifras de la elección. El lunes, convocó a una conferencia de prensa que sólo empeoró el clima. Gran parte de la población reclamaba su presencia desde temprano para calmar a "los mercados", es decir, a los especuladores de siempre que hacían trizas al peso y a los bonos argentinos. En lugar de dar un mensaje tranquilizador, de hacer un llamado a la serenidad y de apelar a la madurez democrática, apareció un Macri irritado, descontrolado como nunca antes.

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