¡CRIMINALES! LA DESAPARICIÓN FORZADA POST-MORTEN DEL DR. ABIMAEL GUZMÁN
El subdesarrollo tiene su origen en la existencia de las naciones imperialistas (o del primer mundo) que mediante el intercambio desigual, la imposición del saqueo constante de las riquezas (extractivismo y neocolonialismo) vienen sometiendo a los pueblos de África, Asia y América Latina a un presente que no se puede desprender de su pasado de ocupación militar inicial por quienes fueron los imperios europeos de antaño. Pero para la mantención de tan brutal política genocida, las fuerzas imperiales e imperialistas tuvieron que contar, y cuentan, con las clases dominantes en cada uno de estos países (oligarquías y burguesías) que se encargan de llevar a cabo las políticas de las grandes metrópolis en este lado del planeta. Son estas oligarquías o clase dominante las responsables directas, e inmediatas, de los altos grados de miseria de la mayoría de la población de los tres continentes, y el imperialismo es en definitiva, junto con el neocolonailismo, el enemigo estratégico.
El cumplimiento de los objetivos estratégicos de las metrópolis a lo largo de la historia, se han logrado desde el etnocidio del ejército de ocupación de las coranas españolas y portuguesas en América Latina, mediante las guerras de exterminio que llevó a la fundación de los Estados burgueses y sometimiento de las primeras naciones, las guerras entre las nuevas naciones latinoamericanas (o entre las burguesías) por alguna disputa limítrofes o por algún recurso natural, la instalación de dictaduras militares-oligárquicas que llevaron a cabo el terrorismo de Estado, los crímenes contra la humanidad y la desaparición forzada de personas como herramienta política para el aplastamiento del movimiento popular y de los partidos revolucionarios.
Si América Latina fue asolada en las décadas recientes por dictaduras militares-oligárquicas que cometieron todo tipo de crímenes contra la población desarmada y donde la desaparición forzada de personas (detenidos desaparecidos) alcanza una cifra de más de 90.000 personas que hasta ahora se desconoce su paradero, muchos pudieron pensar que esas prácticas terroristas de Estado habrían quedado atrás por el sólo hecho de la instauración de gobiernos civiles demoburgueses. Pero los hechos recientes nos muestras lo contrario.
Si George Bush, posterior al atentado a las Torres Gemelas, inauguró aquello de las “guerras preventivas”, vale decir, realizar ataques bélicos de guerra contra otras naciones para “evitar la guerra” (cosa curiosa), ahora la clase dominante peruana tomar ese ejemplo como propio y extiende, hace una innovación, en lo que se había entendido hasta ahora, según el derecho internacional, como “desaparición forzada de personas”.
Hasta hace algunos días atrás, la comunidad internacional y los tratados internacionales de derechos humanos entendían por desaparición forzada de personas como:
Características
La desaparición forzada es un delito complejo, múltiple y acumulativo, ya que atenta contra un conjunto diversos derechos fundamentales:
- derecho a la vida;
- derecho a la libertad y a la seguridad personal;
- derecho a trato humano y respeto a la dignidad;
- derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica;
- derecho a la identidad y a la vida familiar, especialmente en el caso de los niños;
- derecho a reparación, incluso mediante la indemnización;
- derecho a la libertad de opinión, expresión e información;
- derechos laborales y políticos.
En caso de guerra, la desaparición forzada de prisioneros vulnera además9 derechos expresamente establecidos en los cuatro Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949y sus dos Protocolos Adicionales:
- derecho a recibir un trato humano;
- derecho a recibir protección frente a actos de violencia;
- derecho a no ser sometido a tortura física o mental o a otras formas de coacción;
- derecho del prisionero a que sus familiares y la Agencia Central de Prisioneros de Guerra del Comité Internacional de la Cruz Roja sean informados de su captura o traslado a otro campo (artículo 70);
- derecho a mantener correspondencia (artículo 71);
- derecho de ser liberados una vez finalizadas las hostilidades (artículo 118).
También el derecho internacional en función de prevenir estos hechos le establece a los Estados un conjunto de obligaciones como por ejemplo:
- la prohibición de detenciones secretas y el requisito de que las personas sólo sean privadas de su libertad en lugares oficialmente reconocidos y bajo supervisión;
- el establecimiento de un registro detallado de los detenidos;
- la obligación del Estado de asegurar que todos los detenidos dispongan de un recurso judicial para cuestionar la legalidad de su detención (Habeas Corpus);
- el derecho de obtener información sobre los detenidos, entre otros.
Queda claro que esto se relaciona con personas vivas al momento de su detención y su reclusión-tortura en centros clandestinos para dichos efectos los cuales son desconocidos por sus familiares como también su destino final. Pero ahora el Estado peruano, su clase dominante ha introducido en el derecho internacional otra forma de desaparición forzada ya no sobre personas vivas al momento de su detención sino sobre una persona que ha fallecido y que el Estado se arroga el derecho “supremo” de secuestrar el cadáver de un preso político, de un combatiente muerto, incinerarlo sin tomar el parecer de sus familiares negándole a ellos el derecho que les asiste a una sepultura digna y violando así el derecho humano del fallecido a un entierro digno y esparcir las cenizas del cadáver por dónde sepa uno que lo hicieron. Es esto lo que ha ocurrido con los restos mortales del Dr. Abimael Guzmán Reinoso, Presidente Gonzalo.
Lo realizado por el Estado peruano, por la clase política decadente-corrupta, y del parlamento peruano, de las mismas características, abre nuevamente la puerta para que se ponga en marcha una nueva etapa en la desaparición forzada de personas ya no sólo al momento de la detención sino ahora prolongando ese actuar criminal a todo combatiente revolucionario que fallecido estando detenido el ser incinerado. ¿Pensará el Estado peruano y todos sus esbirros que un fallecido ha dejado de ser persona y por lo tanto ya no existen derechos humanos a ser respetados? ¿Pensará el Estado peruano y sus asesinos que un cuerpo sin vida es basura, una cosa sin humanidad sobre el cual el Estado puede hacer lo que le viene en ganas por más leyes que promulguen al respecto? ¿Pensará el Estado peruano que puede pisotear no sólo la dignidad de las familias y de quien ha fallecido sino también del derecho internacional humanitario sin que sea acusado el Estado peruano de cometer un nuevo crimen contra la humanidad?
La clase dirigente peruana sin duda tomó como ejemplo, para lograr la “pacificación de la sociedad peruana” cometiendo un acto despreciable de guerra a la vez, en la desaparición del que fuera objeto el Che Guevara que una vez capturado y asesinado su cuerpo junto a sus hermanos de armas fueron ocultados por décadas para evitar que su cuerpo, y ejemplo, se convirtiera en centro de homenajes y peregrinación.
La escuela de La Higuera donde fue asesinado el Che ha sido objeto del homenaje de miles de latinoamericanos que cada 8 de octubre concurren ahí para rendir homenajes como también muchos lugareños y campesinos lo han convertido en una fuerza supranatural, como San Ernesto de Higuera. El Che desde su muerte se convirtió en símbolo internacional de los desposeídos, de los miserables, del proletariado ejemplo contra el cual el imperialismo no ha podido vencer aun con el paso del tiempo.
Lo mismo ocurrirá con el ejemplo del Dr Abimael Guzmán. Si bien el Estado peruano descarga sobre su cuerpo sin vida todo el odio y la venganza contra quien declaró la guerra popular, y abre una nueva versión de la desaparición forzada de personas, el ejemplo del Presidente Gonzalo no tardará en convertirse en ejemplo y fantasma que asechará a la clase dominante peruana y que no la dejará dormir tranquilamente. Pero más allá de este hecho, esta desaparición forzada del Dr Guzmán sólo deja al descubierto la real esencia tanto de la clase dominante peruana como del progresismo hoy en el gobierno que ha sido incapaz de alzar la voz y defender los derechos fundamentales de una persona ya muerta y que guarda silencio para que este mismo crimen se vuelva a repetir una mil veces cada vez que un combatiente encarcelado fallezca.
Pero, habría que ser ingenuo de esperar algo del progresismo si este fue capaz, bajo el gobierno de Alan García, de cometer las más atroces matanzas contra los presos del Partido Comunista del Perú. Si han sido incapaces de hablar claramente y de reconocer que lo que hubo en Perú fue una guerra interna, y no encarcelar a aquellos que sí lo declaran públicamente, si han sido incapaces de eliminar las condiciones materiales que han justificado tantos años y década de lucha social, política y armada del pueblo peruano, si han sido incapaces de construir una sociedad igualitaria y digna para todos, entonces, cualquier cosa se puede esperar de ellos y este es solamente el comienzo de algo peor que sucederá. Un nuevo genocidio está en marcha y el pueblo peruano ya se ha enterado. Que la furia de los pueblos caiga sobre los genocidas. Dr. Abimael Guzmán primer desaparecido forzado post mortem.
Con ello el Estado peruano pretende deslegitimar el derecho de los pueblos a la rebelión, imponer un castigo ejemplar a quienes se levanten en armas contra el dominio capitalista-oligárquico-imperialista-neocolonial y afianzar así su poder de clase que ha impuesto por siglos. Sembrar el terror.
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